Hugo Chávez.- ¿Quién habla?
Fidel Castro.- Óigame.
Hugo Chávez.- Te oigo.
Fidel Castro.- Ilustre y querido amigo, ¿cómo
está usted?
Hugo Chávez.- ¡Caramba, si es Fidel!
(Aplausos y
exclamaciones de: "¡Fidel, Fidel, Fidel!")
Fidel Castro.- Oye, te estoy escuchando aquí en
el Aló, Presidente, y todos los datos que has manejado en unos minutos
ahí. Me parece muy buena la argumentación sobre el crecimiento, el PIB,
sobre el decrecimiento del desempleo, muchas cosas muy interesantes.
Hugo Chávez.- How are you, Fidel?
Fidel Castro.- Very well
(Risas).
Hugo Chávez.- Oye, tú no sabes qué alegría nos
da oír tu voz y saber que estás bien.
Fidel Castro.- Muchas gracias.
Hugo Chávez.- Un abrazo, estamos muy
sorprendidos, gratamente sorprendidos, y estábamos, como casi siempre,
hablando de ti hace un rato.
Fidel Castro.- Yo sabía que terminaba en un Aló,
Presidente.
Hugo Chávez.- Ahora es todos los días.
Fidel Castro.- No, no, no me pongas a hacer eso,
que tengo trabajo duro aquí
(Risas), estudiando mucho, sobre todo;
pero veo que tú no sueltas los libros. ¿A qué hora tú duermes?
Hugo Chávez.- Bueno, en la madrugada duermo un
rato.
Fidel Castro.- Un rato.
Hugo Chávez.- Duermo un rato, estoy estudiando
mucho, es una de las tareas de todo revolucionario, y seguimos tu
ejemplo.
Fidel Castro.- Sí, y llevas mucho tiempo leyendo
y tienes un talento privilegiado para retenerlo todo, recordarlo todo.
A ti lo que a veces se te olvida son los números
(Risas).
Hugo Chávez.- Bueno, se me olvidan, no tanto
tampoco.
Fidel Castro.- Pero lo tienes ahí todo marcado
que no se pierde uno, ya llevarte la cuenta es difícil.
Hugo Chávez.- ¿Tú sabes cuántas hectáreas de
maíz hacen falta para producir un millón de barriles de etanol?
Fidel Castro.- De etanol, creo que hablaste el
otro día de 20 millones de hectáreas, algo de eso
(Risas), pero recuérdamelo.
Hugo Chávez.- Veinte millones. No, tú eres el
que tiene la mente privilegiada.
Fidel Castro.- Ah, 20 millones.
Bueno, y, desde luego, la idea de poner los
alimentos a producir combustible es trágica, es dramática. Nadie tiene
seguridad de a dónde van a llegar los precios de los alimentos, cuando
la soya se esté convirtiendo en combustible, con la falta que hace en
el mundo para producir huevo, para producir leche, para producir
carne, y es una tragedia más de las muchas que hay en este momento.
Yo me alegro mucho de que tú hayas levantado
la bandera de salvar la especie, porque es duro lo que hay que luchar
para salvar la especie, porque hay problemas nuevos, muy difíciles y
tú estás como un predicador; realmente, un gran predicador, convertido
en defensor de la causa, o defensor de la vida de la especie, por esa
razón te felicito.
Te veo luchando con el Programa moral y luces,
para educar a la gente, para que comprenda. Y sobre esto hay un montón
de detalles que yo todos los días leo y reviso, y estoy muy al tanto:
peligros de guerra, peligros climáticos, peligros alimentarios, porque
—como tú has recordado —, hay miles de millones de personas pasando
hambre y son realidades.
Por primera vez en la historia los gobiernos
se han puesto a pensar en eso, gobiernos que tienen facultades, que
tienen autoridad moral para hacerlo, y tú eres uno de esos raros
ejemplos.
Leí hace poco que Australia se proclamaba el
primer país del mundo en hacer una revolución energética, y resulta
que se trata de un proyecto a realizar en dos o tres años; dan ganas
de reír, porque ustedes en dos meses han colocado ya 34 millones de
bombillos y en cuatro meses habrán cumplido la primera meta de llevar
ese bombillo, que tantas ventajas tiene, a todos los hogares. Así que
ya hay otro por ahí; pero ya algunos están discutiéndole a Australia
ese primer lugar.
No hay un solo país, en Europa o en cualquier
otra parte, que no esté preocupado hoy por ese problema.
Perdóname que haya sido extenso y te haya
robado la mitad de tu programa.
Hugo Chávez.- No, qué extenso ni qué nada, son
las 7:49 minutos de este día de hoy.
Te estábamos recordando, porque tú sabes que
hoy es 27 de febrero, y aquí nos decían, hace 18 años, que una de las
causas del Caracazo es que tú, cuando viniste aquella vez, dejaste
aquí 200 agitadores que habrían incendiado la pradera, como se dice. Y
estábamos haciendo un análisis hoy de las causas de todo el tema de la
deuda externa, el tema del viernes negro, el saqueo del país, la fuga
de capitales, las privatizaciones, la inflación acompañada de una
recesión terrible, el desempleo, el desmoronamiento hasta de la clase
media.
Bueno, como dice Einstein, que estábamos
leyendo hace un minuto, no sé si tú oíste, cuando él reflexiona por
qué el socialismo, y Einstein concluye en que el capitalismo lo que
genera es un caos.
Así que con el Caracazo, Fidel, te
recordábamos, y yo recordaba que en aquellos días te vi desde lejos
por aquí, queriendo acercarme a saludarte, aun cuando no pude; pero ya
andábamos aquí en el movimiento revolucionario. Y decirle al mundo por
aquí, por Aló, Presidente, ahora oyéndote a ti y dialogando contigo,
qué honor tan grande, que aquel día se levantó un pueblo contra el
neoliberalismo.
El Caracazo fue, Fidel, tú lo sabes, la
primera respuesta a nivel mundial, con una contundencia enorme, al
plan neoliberal, cuando caía ya la Unión Soviética, el muro de Berlín
y empezaba a decirse que llegó la era del fin de la historia y el
pensamiento único.
Y del Caracazo vino el 4 de febrero. Tú sabes
que esos acontecimientos, uno sin el otro, no se entenderían; y luego
todo este camino, esta revolución nuestra, en la cual Cuba siempre
está, ha estado y estará presente, y Cuba contigo al frente. Tantas
cosas que agradecer, esa revolución energética sin Cuba hubiera sido
imposible.
Ahora continuaremos contigo. Hoy está
trabajando la VII Reunión de la Comisión Mixta de alto nivel allá en
La Habana, como tú sabes, y las conclusiones que hasta ahora me han
llegado son extraordinarias, del avance del ALBA y la relación
bilateral.
Debo informarte, ya tú debes estar informado,
pero comentarte, para que todos sepan, que ayer aprobé a Rafael
Ramírez, el ministro, el establecimiento de una empresa mixta con Viet
Nam, y pedí que lo planteara hoy allá en La Habana; porque pudiéramos
hacer, Cuba-Viet Nam-Venezuela, una empresa para instalar aquí en
Venezuela, o en Cuba, o en ambas repúblicas, una fábrica de bombillos
para continuar expandiendo la revolución; bombillos ahorradores y
otros elementos más que hacen falta para profundizar la revolución
energética, los paneles solares, el sistema para la energía eólica.
Quiero que montemos aquí todas esas fábricas, Fidel; traemos las
tecnologías.
¿Qué opinas tú de eso?
Fidel Castro.- Me parece maravilloso todo eso.
Hace como tres días inauguramos un parque
eólico en Isla de la Juventud, todavía pequeño, aerogeneradores de 275
kilowatts; pero sirven para la prueba que vamos a hacer allí; y hay
una zona muy importante en la parte oriental del país, donde estamos
realizando todas las mediciones para instalar otros parques eólicos
que producirán electricidad con un menor costo de inversión.
Ustedes tienen una ventaja, que son una
tierra libre de ciclones, y a nosotros nos visitan constantemente los
ciclones; hay que tomar medidas para protegerlas, que son de diversos
tipos, a veces usando grúas, a veces quitándoles las aspas y, en fin,
buscando soluciones. Está la energía solar, que ustedes han instalado
allí en Caracas una tecnología que vale la pena, que ha sido una buena
utilización, aunque resulta costosa la inversión, después, si se
fabrica en el país, va a resultar mucho más económica.
Ustedes van a hacer una fábrica de acero
inoxidable utilizando la energía barata que tienen hoy disponible y,
sobre todo, la energía que pueden ahorrar ustedes.
Venezuela cuenta con un territorio de casi un
millón de kilómetros cuadrados, nosotros somos una cáscara de nuez, a
la que la corriente del golfo llevó muy cerca de tus amigos del Norte.
Hugo Chávez.- Our friends.
Fidel Castro.- Tú dices que yo supe inglés, pero
lo supe en un tiempo.
Hugo Chávez.- ¿Se te olvidó?
Fidel Castro.- El trauma que me dejaron después
me ha hecho olvidar, y por eso no tengo la memoria privilegiada que tú
tienes, la capacidad de síntesis, tu oído musical, tu capacidad de
recordar cualquier canción; porque yo no puedo creer que tú hayas
fiestado tanto como para que te recuerdes de todas las canciones que
entonas en el Aló, Presidente. Así que te envidio eso.
Hugo Chávez.- No, yo no fiesté tanto como tú;
nunca fui tanto como tú a fiestas, ni canté tanto como tú.
Fidel Castro.- ¡No, hombre, no! Yo me acuerdo
más o menos de la esencia de las ideas, pero tú tienes la palabra
exacta, que te observo que la buscas, la repites, buscas la palabra
exacta.
Al fin y al cabo, tú vas a pasar entre los
grandes escritores de este hemisferio. Y no te lamentes, porque los
escritores tienen cada vez un poder mayor.
Hugo Chávez.- Te iba a preguntar algo.
¿Qué opinas de esta noticia de última hora
que llega por aquí? El 67% de los estadounidenses desaprueba la
política de Bush en Iraq. Tú sabes que nos estamos preparando para
darle la bienvenida a Bush en Suramérica.
Fidel Castro.- ¡Ah!, le van a dar una bienvenida.
Sí, he oído decir algo, que creo que va a
haber organizaciones de masas, todo dentro de un espíritu muy pacífico
y muy respetuoso.
Pero apuesto a que tú no sabes dos noticias
nuevas de hoy.
Hugo Chávez.- Dime, a ver, dame un tubazo ahí a
Aló, Presidente.
Fidel Castro.- Por ejemplo, la bolsa de Shanghai
cayó un 9% hoy, y la bolsa de Nueva York, que es la reina, cayó un 4%
hoy. Es una de las más grandes caídas que ha tenido en los últimos
años, y eso realmente no viene sino a comprobar lo que estamos
pensando.
Hugo Chávez.- Bueno, esas noticias yo no...
Fidel Castro.- Hoy perdieron allí 800 000
millones de dólares, y esa es la reina de las bolsas, y cayó más que
cuando se produjo la crisis por allá por el sudeste asiático.
Así que no sé qué va a agitar más a los
dirigentes de Estados Unidos —bueno, a quien dirige Estados Unidos de
muto propio—, si la noticia de lo que ocurrió por allá o su
recorrido por Suramérica. ¿Qué tú piensas?
Hugo Chávez.- No, te digo que no tenía esas
noticias, esas caídas de la bolsa de Shanghai y la bolsa de Nueva
York.
Tú debes saber ya, porque tú todo lo sabes,
que el Fondo Monetario está en crisis, y yo decía ayer, y hoy, que a
lo mejor le van a tener que pedir un préstamo al Banco del Sur. El
Fondo Monetario no tiene para pagar sueldos, están vendiendo las
barras de oro.
Fidel Castro.- Sí, está vendiendo oro, que es lo
único que vale ahora; lo que debe vender son papeles, los papeles con
que paga Estados Unidos. Vender oro ahora es cosa de locos; pero,
bueno, el Banco del Sur es un banco serio, aspira a ser un banco
serio.
Hugo Chávez.- Será un banco serio.
Fidel Castro.- El Fondo Monetario Internacional
nunca lo fue, pero prueba la crisis, prueba la crisis. Fíjate que esto
se produce dos o tres días antes de la caída esta de las bolsas.
Hugo Chávez.- Es la misma crisis — como tú bien
sabes —, la crisis de la economía mundial, pero de la alternativa. A
nivel nacional cada quien, bueno, su propio modelo: nosotros el
socialismo, allá en Cuba, aquí en Venezuela, con sus particularidades,
y, a nivel internacional, el ALBA, que estamos acelerando, Fidel, como
tú bien sabes, acelerando.
Todo el mundo pregunta por ti. Pasamos por
Martinica, estuvimos en Dominica y en San Vicente, te mandaron muchos
saludos los primeros ministros, Roosevelt Skerrit, amigo nuestro, y el
Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas; estuvimos viendo la
obra de la extensión del aeropuerto. Allá me conseguí con los
trabajadores cubanos y los venezolanos, el cuerpo de ingenieros del
ejército venezolano. Inauguramos el primer depósito de combustible en
Dominica y la planta de llenado de gas en San Vicente, con Ralph
Gonsalves.
Todos me preguntan por ti y yo les digo lo
que sé, de tu recuperación, de tu nueva Sierra Maestra, esa gran
batalla que has dado y que sigues dando y en la cual te acompañamos
todos los días, pidiéndole a Dios, que como tú dijiste: "Ayuda a
Chávez y a sus amigos", que siga ayudándote en tu plena recuperación.
Todos, somos millones, tú lo sabes, Fidel, en el mundo, que queremos
verte pronto de nuevo plenamente recuperado, como estoy seguro será.
Bueno, vino Daniel Ortega hace tres días,
hablamos varias horas; tenemos la semana que viene la reunión allá en
Managua de la Comisión Mixta.
Vino Kirchner, como tú sabes, a la faja del
Orinoco, y, bueno, Kirchner me ha invitado. Aprovecho para hacerlo
público, dada tu llamada; no lo habíamos hecho público. Vamos a hacer
una reunión en Buenos Aires la próxima semana, vamos a seguir
avanzando en la relación bilateral Argentina-Caracas, y luego otra
reunión en Bolivia — vamos a visitar a Evo esta próxima semana —, de la
alianza estratégica, el eje Caracas-Buenos Aires, pasando por
Brasilia, el eje con La Paz, ahora con Correa.
En Quito llegó el primer barco, ya tú debes
saberlo, solo que aprovecho tu llamada para refrescar todas estas
cosas de cómo vamos avanzando y seguiremos avanzando.
Y tú, ejemplo de resistencia y ahora de
ofensiva, Fidel. No quiero dejar pasar la oportunidad de tu llamada
sorpresiva, que nos motiva tanto, nos alegra tanto, para seguir
recordándoles a nuestros pueblos el valor de Cuba revolucionaria y tu
valor; tu valor, tu conciencia.
Recordábamos que tú estuviste aquí en 1959,
cuando comenzaba la experiencia llamada democrática, que fracasó
rotundamente, y ese fracaso condujo al caracazo, y del caracazo al 4
de febrero, y del 4 de febrero al día de hoy, a lo que está ocurriendo
aquí; pero tú, Cuba y su ejemplo de dignidad, de batalla, de coraje y
su solidaridad infinita siempre han estado y estarán con nosotros como
ejemplo, Fidel.
Fidel Castro.- Oye, Hugo, quería decirte que yo
estaba reunido precisamente con el jefe de tu delegación, estábamos
hablando cuando llegaron noticias de allí, así que estoy muy contento.
Veré si converso — estoy personalmente con él — con algunas de las
personalidades un poco más adelante.
Aquí están trabajando muchísimo, con gran
entusiasmo, aprovechando el escaso tiempo que nos queda. El factor
tiempo no puede olvidarse, y, a mi juicio, nos queda escaso tiempo, y
ellos están, aparentemente, más conscientes de eso.
Yo te agradezco mucho todos tus saludos, tu
recuerdo, y, sobre todo, me acordé de devolverte los micrófonos,
porque si no me embullo igual que tú. Competir no podría, pero emular
un poco sí.
También quiero agradecer los saludos de los
venezolanos, de ese pueblo tan heroico, tan querido, que te ha llevado
a las responsabilidades que tienes hoy. Se ha vuelto a reescribir la
historia; pero hace 200 años todo era muy distinto. El mundo ha
cambiado tremendamente y sobre todo en los últimos 60 años, y ese es
el tiempo que hay que aprovechar y sobre el cual hay que meditar mucho.
Yo le dedico tiempo a eso, y me siento bien porque creo que no hay
nada más importante. Y estoy contento también de ver cómo trabaja tu
gente —ya te dije algo de eso—, con entusiasmo, con seriedad. Y a
todos les agradezco la prueba de cariño y el aliento que me dan, ahora
que estoy dedicado a esta tarea.
No te puedo prometer ir pronto por allá a
acompañarte en uno de esos viajes, pero sí voy ganando terreno, me
siento con más energía, más fuerza y más tiempo para estudiar. He
vuelto a ser un estudiante, en dos palabras.
Hugo Chávez.- Moral y luces.
Fidel Castro.- ¡Moral y luces! Eso no se me
quita de la cabeza ahora, porque es la primera vez que veo a alguien
tratando de ganar esa batalla moral a base de conquistar el interior,
el corazón y la mente de la gente.
Yo no sé si te queda mucho espacio por ahí,
pero se supone que tú ibas a hablar con Ramírez. Me dices qué hago.
Hugo Chávez.- No, mañana puedo hablar con
Ramírez, te estamos oyendo muy felices; muy felices de oírte y saber
de tu recuperación. Sigue recuperándote, no te olvides del "tsunami".
Fidel Castro.- No.
Hugo Chávez.- Sigue recuperándote.
Fidel Castro.- Y una cosa que se me olvidaba,
que aquí todo el mundo te agradece tener noticias de mí, porque yo
hablo, y hago silencio, mutismo total, porque no puedo estar hablando
todos los días, no puedo crear el hábito, el vicio de tener noticias
diariamente. A todo el mundo le pido paciencia y calma, y estoy
contento, porque veo a todo el mundo tranquilo; y el país marcha, que
es lo importante. Y pido también tranquilidad para mí, para poder
cumplir mis nuevas tareas hasta este momento.
Hugo Chávez.- Sí, Fidel, yo me he convertido...
bueno, tú me has convertido en una especie de emisario, o de fuente.
El que quiere saber cómo está Fidel, pues viene aquí, me llama,
conversa conmigo, y yo siempre le digo la verdad, lo que está
ocurriendo: tu recuperación, tu ejemplo, tu constancia.
Tú has dicho que no podrás acompañarme pronto
por aquí en un viaje; pero no hace falta, tú siempre estarás con
nosotros, y yo espero pronto volver de nuevo a La Habana para que
sigamos conversando, trabajando y ganándole tiempo al tiempo, porque
tú lo has dicho, y es buena reflexión para todos nosotros.
Aquí te manda saludos el Vicepresidente, la
Comisión del Poder Popular, del Poder Comunal, que vamos a reunirnos
ahora mismo al terminar el programa; todos los muchachos, Teresita,
Elena, el equipo de Venezolana de Televisión, de Radio Nacional de
Venezuela, y, bueno, todos los millones y millones que nos están
oyendo.
¿Sabes cuál es la audiencia de la primera
hora del programa? ¡Cuarenta por ciento!, lo cual es, como tú sabes,
estratosférica, la audiencia de Aló, Presidente.
Ganemos tiempo, Fidel, y ganaremos la batalla
por la vida.
Fidel Castro.- Muy bien.
Hugo Chávez.- Gracias por tu llamada histórica.
Fidel Castro.- Un millón de gracias para todos.
Hugo Chávez.- Vamos a darle un aplauso a Fidel
(Aplausos).
Un buen aplauso, hermano; un abrazo, camarada, compañero, y tú sabes
que yo para eso no tengo complejos, ¡padre te llamo delante del mundo!
¡Hasta la victoria siempre!
Fidel Castro.- ¡Hasta la victoria siempre!
Hugo Chávez.- ¡Venceremos!
Fidel Castro.- ¡Venceremos!
Hugo Chávez.- ¡Bravo!
(Aplausos y exclamaciones
de: "¡Bravo!")
27 de febrero de 2007 |
Hugo Chávez. –
Chi parla?
Fidel Castro. –
Pronto.
Hugo Chávez. – Ti
ascolto.
Fidel Castro. –
Illustre e caro amico, come sta?
Hugo Chávez. –
Caramba, si è Fidel!
(Applausi ed
esclamazioni di: "Fidel, Fidel, Fidel!")
Fidel Castro. –
Ti sto seguendo in ‘Aló, Presidente’ e ho ascoltato tutti i dati
che hai maneggiato lì. Mi sembra molto buona l’argomentazione
sulla crescita, sul PIL, sulla diminuzione della disoccupazione.
Tutte cose molto interessanti.
Hugo Chávez. –
How are you, Fidel?
Fidel Castro. – Very
well
(Risate).
Hugo Chávez. – Tu
non sai quanto siamo contenti di sentire la tua voce e di sapere
che stai bene.
Fidel Castro. –
Molte grazie.
Hugo Chávez. – Un
abbraccio, siamo molto sorpresi, piacevolmente sorpresi e stavamo,
come quasi sempre, parlando di te poco fa.
Fidel Castro. –
Lo sapevo che finiva in un ‘Aló, Presidente’.
Hugo Chávez. –
Adesso è tutti i giorni.
Fidel Castro. –
No, no, non mi fare questo, che ho lavoro duro da fare qui
(Risate).
Soprattutto devo studiare molto; ma vedo che anche tu non lasci
mai i libri. A che ora dormi?
Hugo Chávez. –
Dormo un poco la mattina presto.
Fidel Castro. –
Un poco.
Hugo Chávez. –
Dormo un poco, sto studiando molto, è uno dei compiti di ogni
rivoluzionario e seguiamo il tuo esempio.
Fidel Castro. –
Si. È da molto che stai leggendo e possiedi un gran talento per
assimilare tutto, anche se a volte ti scordi i numeri
(Risate).
Hugo Chávez. – Me
li dimentico, ma nemmeno tanto.
Fidel Castro. –
Però li tieni lì tutti scritti e non ne perdi uno. È già difficile
che ti sbagli.
Hugo Chávez. –
Sai di quanti ettari di mais c’è bisogno per produrre un milione
di barili di etanolo?
Fidel Castro. –
Di etanolo. Mi pare che l’altro giorno hai parlato di 20 milioni
di ettari, qualcosa del genere
(Risate),
ma rinfrescami la memoria.
Hugo Chávez. –
Venti milioni. Sei tu quello che ha la mente privilegiata.
Fidel Castro. –
Ah, 20 milioni. L’idea di usare alimenti per produrre combustibile
è tragica, drammatica. Nessuno è sicuro su fino a che punto
aumenteranno i prezzi degli alimenti con la soia trasformata in
combustibile, invece di utilizzarla per produrre uova, latte,
carne. È una delle tante tragedie che ci sono in questo momento.
Io mi rallegro
molto del fatto che tu abbia innalzato la bandiera della salvezza
della specie, perchè la lotta a questo scopo è dura, perchè ci
sono problemi nuovi, molto difficili e tu sei come un predicatore;
davvero un grande predicatore, un difensore della causa, o
difensore della vita della specie. Perciò mi congratulo con te.
Vedo che stai
lottando con il programma Morale e luci, per educare la gente,
perchè comprenda. E su questo ci sono una pila di dettagli che io
leggo e rivedo tutti i giorni, mantenendomi molto al corrente:
pericoli di guerra, pericoli climatici, pericoli alimentari,
perchè – come hai ricordato –, miliardi di persone stanno
soffrendo la fame. Tutto ciò è la realtà.
I governi hanno
cominciato a pensare a questo per la prima volta nella storia,
governi che hanno la facoltà e l’autorità morale per farlo e tu
sei uno di questi rari esempi.
Ho letto poco
tempo fa che l’Australia si è proclamata il primo paese al mondo
che ha intrapreso una rivoluzione energetica. Risulta che si
tratta di un progetto da realizzarsi in due o tre anni. Viene da
ridere, perchè voi in due mesi avete collocato già 34 milioni di
lampadine ed in quattro mesi avrete raggiunto la prima meta di
portare questa vantaggiosa lampadina in tutte le case. C’è già
qualcuno che sta mettendo in discussione questo primo posto
dell’Australia.
Non esiste un
solo paese, in Europa o da qualsiasi altra parte, che non sia
preoccupato oggi da questo problema.
Perdonami se ho
parlato troppo a lungo e ti ho rubato la metà del tuo programma.
Hugo Chávez. –
No, non hai parlato troppo a lungo, sono le 7 e 49 minuti.
Ti stavamo
ricordando, perchè tu sai che oggi è il 27 febbraio, che 18 anni
fa ci dicevano che una delle cause del ‘Caracazo’ fu che tu,
quando venisti quella volta, lasciasti qui 200 agitatori che
avrebbero incendiato la prateria, come si suol dire. Oggi stavamo
facendo un’analisi delle cause di tutto il tema del debito estero,
il tema del venerdì nero, il saccheggio del paese, la fuga dei
capitali, le privatizzazioni, l’inflazione accompagnata da una
terribile recessione, la disoccupazione, la caduta in rovina dello
stesso ceto medio.
Bene. Fino ad un
minuto fa stavamo leggendo Einstein, non so se hai sentito, che
riflette sul perchè del socialismo. Einstein arriva alla
conclusione che il capitalismo genera il caos.
Ti stavamo
ricordando e io ricordavo, Fidel, che nei giorni del ‘Caracazo’ ti
vidi da lontano mentre eri qui e cercai di avvicinarmi per
salutarti ma non ci riuscii; ma qui già eravamo parte del
movimento rivoluzionario. E voglio dire al mondo da qui, da ‘Aló,
Presidente’, adesso che ti sto ascoltando e sto parlando con te,
che è un onore grandissimo che quel giorno il popolo si sia
sollevato contro il neoliberismo.
Il ‘Caracazo’ fu,
tu lo sai Fidel, la prima risposta a livello mondiale al piano
neoliberale ed ebbe enormi ripercussioni. In quel periodo stava
già crollando l’Unione Sovietica, il muro di Berlino e si stava
cominciando a dire che era arrivata l’ora della fine della storia,
l’ora del pensiero unico.
Il ‘Caracazo’
venne il 4 febbraio. Tu sai che questi avvenimenti non si
potrebbero comprendere l’uno senza l’altro e nemmeno questa nostra
rivoluzione, in cui Cuba sempre è, è stata e sarà presente. Cuba
con te alla sua guida. Sono tante le cose di cui siamo grati.
Questa rivoluzione energetica senza Cuba sarebbe stata
impossibile.
Adesso
continueremo con te. Oggi sta lavorando la VII Riunione della
Commissione Mista di alto livello a L’Avana, come sai e le
conclusioni di cui sono venuto finora al corrente sono
straordinarie, sia per quanto riguarda i progressi dell’ALBA che i
rapporti bilaterali.
Devo informarti,
anche se lo saprai già, ma comunque commentarti affinché tutti lo
sappiano, che ieri ho dato via libera al ministro Rafael Ramírez
per la costituzione di un’impresa mista con il Vietnam ed ho
chiesto che proponga la cosa oggi a L’Avana; perchè potremmo fare,
Cuba-Vietnam-Venezuela, un’impresa per installare qui in
Venezuela, o a Cuba, o nelle due repubbliche, una fabbrica di
lampadine per continuare ad espandere la rivoluzione; lampade a
basso consumo ed altri oggetti necessari ad approfondire la
rivoluzione energetica, come i pannelli solari, il sistema per
l’energia eolica. Voglio che installiamo qui tutte queste
fabbriche. Fidel, importiamo le tecnologie.
Che ne pensi?
Fidel Castro. –
Mi sembra una cosa meravigliosa. Circa tre giorni fa abbiamo
inaugurato un parco eolico nell’Isola della Gioventù. È ancora
piccolo, con aero-generatori da 275 kilowatt, ma questi servono
per la prova che faremo lì. Inoltre c’è una zona molto importante
nella parte orientale del paese, dove stiamo realizzando tutte le
misurazioni per installare altri parchi eolici, che produrranno
elettricità con un minor costo in investimenti.
Voi avete il
vantaggio di essere una terra non investita da cicloni, mentre a
noi i cicloni ci fanno visita costantemente. Occorre adottare
misure per proteggere le torri, che sono di diversi tipi: a volte
usando gru, a volte togliendo le pale delle eliche o se no
cercando altre soluzioni. C’è l’energia solare, che voi avete
usato a Caracas. È una tecnologia che vale la pena utilizzare in
quanto, anche se l’investimento è costoso, quando l’impianto viene
fabbricato nel paese risulta molto più economico.
Voi realizzerete
una fabbrica di acciaio inossidabile utilizzando l’energia a basso
costo che avete a disposizione e soprattutto l’energia che potete
risparmiare.
Il Venezuela ha
un’estensione territoriale di quasi un milione di kmq, mentre noi
siamo un guscio di noce che la corrente del Golfo ha portato molto
vicino ai tuoi amici del Nord.
Hugo Chávez. –
Our friends.
Fidel Castro. –
Tu dici che io ho saputo l’inglese, ma l’ho saputo solo per un
periodo.
Hugo Chávez. – Lo
hai dimenticato?
Fidel Castro. –
Il trauma che mi hanno lasciato dopo me lo ha fatto dimenticare ed
io non ho la tua memoria privilegiata, la tua capacità di sintesi,
il tuo orecchio musicale, la tua capacità di ricordare qualsiasi
canzone; perchè io non posso credere che tu abbia partecipato a
così tante feste da poterti ricordare tutte le canzoni che intoni
in ‘Aló, Presidente’. Io ti invidio per questo.
Hugo Chávez. –
No, io non ho festeggiato così tanto come te; non ho partecipato a
tante feste come te, nè ho cantato tanto come te.
Fidel Castro. –
No, no. Io mi ricordo più o meno l’essenza delle idee, ma tu hai
in serbo la parola esatta e ti osservo mentre la cerchi, la
ripeti, cerchi la parola esatta.
Tu sarai uno dei
grandi scrittori di questo emisfero e non lamentarti, perchè gli
scrittori hanno sempre più potere.
Hugo Chávez. –
Vorrei chiederti una cosa.
Qual è la tua
opinione su questa notizia dell’ultima ora arrivata qui? Il 67%
degli statunitensi disapprova la politica di Bush in Iraq. Tu sai
che ci stiamo preparando per dare il benvenuto a Bush in
Sudamerica.
Fidel Castro. –
Ah!, gli darete un benvenuto!
Si, qualcosa ho
sentito dire. Credo che ci saranno organizzazioni di massa, tutto
in uno spirito molto pacifico e molto rispettoso.
Ma scommetto che
non sei al corrente di due notizie nuove di oggi.
Hugo Chávez. –
Dimmi, vediamo, dammi le novità qui in ‘Aló, Presidente’.
Fidel Castro. –
Ad esempio, la borsa di Shanghai è crollata oggi del 9% e la borsa
di New York, che è la regina, del 4%. È una dei più grandi crolli
che ha subito negli ultimi anni e questo, certamente, è una
dimostrazione della verità di ciò che stiamo pensando.
Hugo Chávez. –
Beh, queste notizie io non...
Fidel Castro. –
Oggi hanno perso lì 800 miliardi di dollari e quella è la regina
delle borse. Ha subito un crollo maggiore di quello della crisi
del sud-est asiatico.
Cosicché non so
cosa inquieterà di più i dirigenti degli Stati Uniti – intendo
dire colui che dirige gli Stati Uniti di muto propio –, se la
notizia di quanto avvenuto là o il suo giro in Sudamerica. Cosa ne
pensi?
Hugo Chávez. –
No, ti dico che non disponevo di queste notizie sui crolli della
borsa di Shanghai e di New York.
Sarai al
corrente, perchè lo sei su tutto, del fatto che il Fondo Monetario
è in crisi. Stavo dicendo ieri, e oggi, che forse dovranno
chiedere un prestito alla Banca del Sud. Il Fondo Monetario non ha
fondi per pagare gli stipendi, sta vendendo i lingotti d’oro.
Fidel Castro. –
Si, sta vendendo oro, che è l’unica cosa che adesso vale. Ciò che
deve vendere sono fogli, i fogli con con cui paga gli Stati Uniti.
Vendere oro adesso è roba da pazzi. Ma la Banca del Sud è una
banca seria, aspira ad essere una banca seria.
Hugo Chávez.-
Sarà una banca seria.
Fidel Castro. –
Il Fondo Monetario Internazionale non lo è mai stato, ma prova la
crisi. Renditi conto che questo succede due o tre giorni prima
della caduta delle borse.
Hugo Chávez. – E’
la stessa crisi – come sai benissimo –, la crisi dell’economia
mondiale, ma dell’alternativa. A livello nazionale ognuno, beh, lo
stesso modello: noi il socialismo, là a Cuba e qui con le nostre
peculiarità, e a livello internazionale l’ALBA che stiamo
accelerando, Fidel, come sai bene, accelerando.
Tutti mi chiedono
di te. Siamo passati dalla Martinica, siamo stati a Dominica, St.
Vincent, ti inviano tanti saluti i primi ministri Roosevelt
Skerrit, amico nostro e il primo ministro di St. Vincent e
Grenadine. Abbiamo visto il lavoro di ampliamento dell’aeroporto.
Lì mi sono riunito con i lavoratori cubani e venezuelani, con il
corpo dei genieri dell’esercito venezuelano. Abbiamo inaugurato il
primo deposito di combustibile a Dominica e l’impianto per fornire
gas a St Vincent, con Ralph Gonsalves.
Tutti mi chiedono
di te e io dico loro quello che so, del tuo recupero, della tua
nuova Sierra Maestra, questa grande battaglia che hai ingaggiato e
che continui a portare avanti e nella quale ti accompagniamo tutti
i giorni, chiedendo a Dio che, come hai detto: "Aiuti Chávez e i
suoi amici", che continui ad aiutarti nella tua totale guarigione.
Tutti, siamo milioni, lo sai Fidel, che vogliamo vederti presto
totalmente guarito come sono sicuro che avverrà.
Beh, Daniel
Ortega è venuto tre giorni fa. Abbiamo parlato varie ore. La
settimana prossima abbiamo la riunione della Commissione Mista a
Managua.
È venuto Kirchner,
come sai, nella striscia dell’Orinoco e, beh, Kirchner mi ha
invitato. Approfitto per renderlo noto, visto che hai telefonato;
non lo avevamo reso noto. Faremo una riunione a Buenos Aires la
settimana prossima, continueremo ad avanzare nel rapporto
bilaterale Argentina-Caracas e poi un’altra riunione in Bolivia –
faremo visita ad Evo la settimana prossima –, dell’alleanza
strategica, l’asse Caracas-Buenos Aires, passando per Brasilia,
l’asse con La Paz, adesso con Correa.
A Quito è
arrivata la prima nave, già lo saprai. Approfitto della tua
telefonata per ricordare come stiamo avanzando e continueremo ad
avanzare.
E tu, esempio di
resistenza e adesso di offensiva, Fidel. Non voglio sprecare
l’occasione della tua telefonata inattesa, che ci motiva così
tanto, ci rallegra tanto, per continuare a ricordare ai nostri
popoli il valore della Cuba rivoluzionaria e il tuo valore; il tuo
valore, la tua coscienza.
Abbiamo ricordato
che sei stato qui nel 1959, quando stava cominciando la cosiddetta
esperienza democratica, che è fallita categoricamente. E quel
fallimento ha portato al ‘Caracazo’, e dal ‘Caracazo’ al 4
febbraio, e dal 4 febbraio ad oggi, a quello che sta accadendo
qui. Ma tu, Cuba e il suo esempio di dignità, di battaglia, di
coraggio e la sua solidarietà infinita, sempre sono stati e
saranno con noi come esempio, Fidel.
Fidel Castro. –
Senti Hugo, volevo dirti che mi stavo riunendo proprio con il capo
della tua delegazione, che è qui con me, stavamo parlando quando
sono arrivate notizie da lì, quindi sono molto contento. Vedrò di
conversare con alcune delle personalità un po’ più in là.
Qui stanno
lavorando tantissimo, con molto entusiasmo, approfittando dello
scarso tempo che resta a disposizione. Il fattore tempo non si può
dimenticare e secondo me il tempo che ci resta a disposizione è
poco e loro sembra che ne siano più consapevoli.
Ti ringrazio
molto per i tuoi saluti, le tue attenzioni e soprattutto ho
ricordato di restituirti i microfoni, altrimenti mi entusiasmo
come te. Non potrei rivaleggiare, ma emulare un po’ si.
Voglio anche
esprimere il mio ringraziamento per il saluto dei venezuelani, di
questo popolo così eroico, così amato che ti ha affidato le
responsabilità che hai oggi. La storia è stata riscritta
nuovamente. 200 anni fa tutto era molto differente. Il mondo è
profondamente cambiato, soprattutto negli ultimi 60 anni. Dobbiamo
approfittare di questo tempo e meditare molto su di esso. Io
dedico tempo a questo e mi sento bene perchè credo che non ci sia
niente di più importante. Sono anche contento di vedere come
lavora la tua gente – già ti avevo detto qualcosa in proposito –,
con entusiasmo e serietà. Ringrazio tutti per la prova di affetto
e incoraggiamento che mi date adesso che mi sono dedicato a questo
compito.
Non ti posso
promettere di venire in Venezuela di qui a poco e di accompagnarti
in uno di questi viaggi. Ma sto guadagnando terreno, mi sento con
più energia, più forza e più tempo per studiare. Sono nuovamente
uno studente, in due parole.
Hugo Chávez. –
Morale e luci.
Fidel Castro. –
Morale e luci. Questo non se ne va dalla mia testa adesso perchè è
la prima volta che vedo qualcuno tentando di vincere questa
battaglia morale sulla base di conquistare l’interno, il cuore e
la mente della gente.
Non so se c’è
molto spazio, ma si supponeva che avresti parlato con Ramírez.
Dimmi cosa faccio.
Hugo Chávez. –
No, domani posso parlare con Ramírez. Ti stiamo ascoltando molto
felici, molto felici di ascoltarti e di venire a sapere della tua
guarigione. Continua a ristabilirti, non dimenticare lo "tsunami".
Fidel Castro. –
No.
Hugo Chávez. –
Continua a recuperati.
Fidel Castro. – E
una cosa che dimenticavo. Tutti ti ringraziano perchè dai notizie
su di me, perchè io a volte parlo, a volte taccio, mutismo totale
perchè non posso parlare tutti i giorni, non posso creare
l’abitudine, il vizio di avere notizie ogni giorno. A tutti chiedo
pazienza e calma. Sono contento perchè vedo tutti tranquilli; e il
paese va avanti e progredisce, che è la cosa più importante. Io
chiedo anche tranquillità per me, per poter svolgere i miei
compiti attuali.
Hugo Chávez. –
Sì, Fidel, sono diventato... cioè tu hai fatto di me una specie di
emissario o di fonte. Chi vuole sapere come sta Fidel viene da me,
mi telefona, parla con me e io gli dico sempre la verità, quel che
sta accadendo: la tua guarigione, il tuo esempio, la tua costanza.
Hai detto che non
potrai accompagnarmi di qui a poco in un viaggio, ma non è
necessario. Sei sempre con noi e spero presto di tornare all’Avana
perchè possiamo continuare a conversare, a lavorare e a prendere
tempo al tempo, perchè tu lo hai detto ed è una buona riflessione
per tutti noi.
Ti invia saluti
il Vicepresidente, la Commissione del Potere Popolare, del Potere
Comunale. Ci riuniremo proprio adesso alla fine del programma;
tutti i ragazzi, Teresita, Elena, il gruppo di Venezolana de
Televisión, della Radio Nazionale del Venezuela e tutti i milioni
e milioni di persone che ci stanno ascoltando.
Sai qual è
l’audience della prima ora del programma? 40%, perchè come sai è
stratosferica l’audience di ‘Aló, Presidente’.
Guadagniamo
tempo, Fidel, e vinciremo la battaglia per la vita.
Fidel Castro –
Molto bene.
Hugo Chávez –
Grazie per la tua storica telefonata.
Fidel Castro – Un
milione di grazie a tutti.
Hugo Chávez –
Facciamo un applauso a Fidel
(Applausi).
Un forte applauso, fratello; un abbraccio, compagno, e sai che io
non ho complessi: ti chiamo padre di fronte al mondo!
Fino alla
vittoria sempre!
Fidel Castro. –
Fino alla vittoria sempre!
Hugo Chávez. –
Vinceremo!
Fidel Castro. –
Vinceremo!
Hugo Chávez. –
Bravo!
(Applausi ed esclamazioni di: "Bravo")
27 febbraio 2007
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