L'Avana,
2 gennaio. Una chiave per la soluzione della controversia tra Cuba e
gli Stati Uniti sta in uno scenario futuro in cui una coalizione di
latino-americani e dei Caraibi sostituisca, in Florida, le
generazioni di politici che sono rimaste congelate in una chiusa
opposizione a qualsiasi accordo con l'isola, spiega Alvaro Fernandez,
giornalista e ricercatore che segue da vicino la questione.
Queste nuove tendenze elettorali vanno a sostenere governatori e
legislatori con una nuova mentalità, che includerà un atteggiamento
favorevole a normali relazioni con Cuba, considera l'analista in
un'intervista a La Jornada.
Statunitense di origine cubana, Fernandez partecipa al Miami
Progressive Project, un'organizzazione senza scopo di lucro che
promuove la registrazione degli elettori latino e studia le loro
tendenze; inoltre è anche direttore della rivista online bilingue
Progreso Semanal, con sede in quella città.
Fernandez ha parlato ad un recente forum dell' l'Istituto Superiore
di Relazioni Internazionali - l'accademia diplomatica cubana - sul
futuro del conflitto tra L'Avana e Washington nel secondo periodo di
Barack Obama, che inizia questo mese.
Il voto latino non-cubano cresce in Florida con una tendenza
inarrestabile e sarà decisivo nelle elezioni presidenziali negli
Stati Uniti nel 2016, in gran parte per l'afflusso di portoricani.
"Io lo chiamo 'il gigante che ruggì' alle elezioni di due mesi fa",
ha detto Fernandez. Si tratta di un gigante che crescerà nel
prossimo futuro.
I cubani che sono giunti negli USA negli ultimi 30 anni tendono a
registrarsi come elettori e a votare per i propri interessi, tra cui
la necessità di visitare e aiutare le loro famiglie sull'isola,
mentre le generazioni più anziane stanno scomparendo per via
naturale, dice lo specialista.
Inoltre, il voto cubano sta anche rivolgendosi al Partito
Democratico, gradualmente a partire dal 1988, ha detto Fernandez.
Ricorda che a Miami ora vivono 860000 cubani, di cui più di 300000
arrivarono dopo il 1994 e in gran parte non sono ancora cittadini
degli Stati Uniti, mentre dei nazionalizzati solo il 35% sono
iscritti come votanti.
Secondo un sondaggio condotto dalla Bendixen, il 48% dei
cubano-americani hanno votato per Obama lo scorso novembre. Ma
ancora più importante rispetto ai numeri, dice Fernandez, è la
proiezione di ciò che é avvenuto dal 1988: un aumento del voto
latino ai democratici, in particolare in Florida, dove anche cresce
l'immigrazione dominicana, messicana e haitiana.
Il ricercatore spiega che in Florida ci sono circa 840000
portoricani, alcuni dei quali si sono trasferiti da New York, la
maggior parte si trovano nella zona centrale dello stato, su un asse
che collega le città di Orlando e Tampa. Entro tre anni saranno più
che i cubani registrati per votare nello Stato.
I messicani sono il terzo gruppo più importante a New York, in
Florida aumentano, attratti dai lavori agricoli.
Dove ci porta tutto questo? prevede Fernandez: a che il cubano come
me, della Florida, che crede che si devono stabilire relazioni con
Cuba, deve cercare alleanze con nuovi gruppi latino-americani nello
stato.
Con molti
numeri in memoria, che combina con altri ben posizionati in una
cartella, Fernández illustra la mappa elettorale della Florida, con
risultati in cui democratici di origine messicana, colombiana o
venezuelana hanno sconfitto repubblicani di origine cubana.
Silenziosamente, queste cose stanno cambiando il panorama elettorale
nello stato, considera. Si tratta di una palla di neve che va
crescendo.
Ritiene che un caso emblematico è quello di Joe Garcia, democratico
di origine
cubana, ex direttore della anti-castrista
Fondazione Nazionale
Cubano Americana e un tempo
molto vicino al creatore di tale organizzazione, Jorge Mas Canosa.
Garcia
ha sconfitto, lo scorso novembre, l'ultraconservatore
David Rivera, per arrivare
alla Camera dei Rappresentanti federale. Ha fatto una campagna
basata sulle questioni urbane di Miami, ma con una posizione
favorevole al contatto tra le famiglie cubane su entrambi i lati
dello stretto della Florida.
Creciente voto latino en Florida solucionará conflicto
Cuba-EU
Por Gerardo Arreola/ La Jornada
La Habana, 2 de enero. Una clave de la solución al
diferendo entre Cuba y Estados Unidos está en un
escenario futuro, en el que una coalición de
latinoamericanos y caribeños desplace en Florida a las
generaciones de políticos que se quedaron congelados en
una cerrada oposición a cualquier trato con la isla,
explica Álvaro Fernández, periodista e investigador que
sigue el tema muy de cerca.
Esas nuevas corrientes electorales van a impulsar a
gobernantes y legisladores con una nueva mentalidad, que
incluirá una actitud favorable a la relación normal con
Cuba, considera el analista, en una entrevista con La
Jornada.
Estadunidense de origen cubano, Fernández participa en
el Miami Progressive Project, una organización no
lucrativa que promueve la inscripción de votantes
latinos y estudia sus tendencias; además, es editor de
la revista electrónica bilingüe Progreso Semanal, con
sede en esa ciudad.
Fernández intervino aquí en un reciente foro del
Instituto Superior de Relaciones Internacionales –la
academia diplomática cubana–, sobre el futuro del
conflicto entre La Habana y Washington en el segundo
periodo de Barack Obama, que inicia este mes.
El voto latino no cubano crece en Florida con una
tendencia imparable y será decisivo en las elecciones
presidenciales de Estados Unidos en 2016, en gran medida
por la afluencia de puertorriqueños. “Yo lo llamo ‘el
gigante que rugió’ en las elecciones” de hace dos meses”,
apunta Fernández. Es un gigante que crecerá en el futuro
inmediato.
Los cubanos que han llegado a Estados Unidos en los
últimos 30 años tienden a inscribirse como electores y a
votar a favor de sus propios intereses, entre ellos la
necesidad de visitar y ayudar a sus familias en la isla,
mientras las viejas generaciones van desapareciendo por
vía natural, apunta el especialista.
Además, el voto cubano también está girando hacia el
Partido Demócrata de manera progresiva desde 1988, dice
Fernández. Recuerda que en Miami viven ahora 860 mil
cubanos, de los cuales más de 300 mil llegaron después
de 1994 y en su mayor parte aún no son ciudadanos
estadunidenses, mientras que de los nacionalizados sólo
35 por ciento está inscrito como votante.
Según una encuesta de Bendixen, 48 por ciento de los
cubano-estadunidenses votaron por Obama en noviembre
pasado. Pero más importante que las cifras, sostiene
Fernández, es la proyección de lo que ocurre desde 1988:
un aumento del voto latino hacia los demócratas, en
particular en Florida, donde también crecen la
inmigración dominicana, mexicana y haitiana.
El investigador explica que en Florida ya hay unos 840
mil puertorriqueños, parte de los cuales se han
desplazado desde Nueva York, en su mayoría se ubican en
la zona central del estado, en un eje que conecta las
ciudades de Orlando y Tampa. Dentro de tres años serán
más que los cubanos inscritos para votar en la entidad.
Los mexicanos son el tercer grupo más importante en
Nueva York, en Florida aumentan, atraídos por el trabajo
agrícola.
¿A dónde nos lleva todo esto?, plantea Fernández: A que
el cubano como yo, de Florida, que lo que cree es que
hay que establecer relaciones con Cuba, tiene que buscar
alianzas con los nuevos grupos latinoamericanos en el
estado.
Con muchos números en la memoria, que combina con otros
datos bien localizados en una carpeta, Fernández ilustra
el mapa electoral de Florida con resultados en los que
demó- cratas de origen mexicano, colombiano o venezolano,
han derrotado a republicanos de ascendencia cubana.
Calladamente, estas cosas van cambiando el panorama
electoral en el estado, considera. Es una bola de nieve
que va creciendo.
Opina que un caso emblemático es el de Joe García,
demócrata de origen cubano, ex director de la
anticastrista Fundación Nacional Cubano-Americana y en
su momento muy cercano al creador de esa organización,
Jorge Mas Canosa.
García derrotó en noviembre pasado al ultraconservador
David Rivera, para llegar a la Cámara de Representantes
federal. Hizo una campaña basada en los asuntos urbanos
de Miami, pero con una posición favorable al contacto
entre las familias cubanas en ambos lados del estrecho
de Florida.