Cubainformación TV – testo di E. Ubieta Gomez – “La isla desconocida”
Un medico cubano, con diverse missioni di cooperazione già compiute in Guatemala, Venezuela e Haiti, riceve una persona nella sua casa in Avana. E gli domanda: si recherebbe domani in Liberia, Guinea Conakry o Sierra Leone, per combattere l’ebola?
Il medico appena ci pensa: accetta. In tre ore ha fatto la valigia e saluta la sua famiglia. In quegli stessi giorni, altre migliaia vanno alle Direzioni di Salute Municipali a offrirsi come volontari.
Uno di questi medici cubani, Ivan Rodriguez, ha spiegato cosa sente un medico in quel momento: “I tuoi figli stanno male, ma si sentono orgogliosi. La tua compagna è triste perché tu vai, (…), ma anche si sente orgogliosa”. Quando ci chiedono se siamo disposti a curare i pazienti con Ebola in Africa – spiega – a nessuno viene in mente di chiedere quanto verrà pagato.
Una giornalista cubana ha chiesto ad un altro medico cubano in Liberia, Ronald Hernandez Torres, se il suo esempio solidario li rende persone straordinarie. La sua risposta è stata tanto naturale quanto esplicita: “Siamo persone comuni ed ordinarie, ma educate secondo i principi dell’umanesimo, altruismo ed internazionalismo. E’ questo quello che ci è toccato” per essere nati a Cuba.
E’ che queste persone sono la prova che, a Cuba, con tutte le sue complessità, c’è un’enorme riserva di solidarietà. Una riserva morale che oggi già appartiene a tutta l’Umanità. Anche se non è notizia internazionale.
Médicos de Cuba en África: una reserva moral para la Humanidad… sin que sea noticia
Cubainformación TV – Basado en un texto de Enrique Ubieta Gómez – Blog “La isla desconocida” (Cuba).-
Un médico cubano, con varias misiones de cooperación solidaria ya cumplidas en Guatemala, Venezuela y Haití, recibe a una persona en su casa de La Habana. Y le pregunta: ¿viajarías mañana a Liberia, Guinea Conakry o Sierra Leona, a combatir el ébola?
El médico apenas lo piensa: acepta. En tres horas tiene su maleta hecha y se despide de su familia. En esos mismos días, varios miles más acuden a las Direcciones de Salud Municipales a ofrecerse también como voluntarios.
Uno de esos doctores cubanos, Iván Rodríguez, explicaba qué siente un médico en ese momento: “Tus hijos están dolidos, pero se sienten orgullosos. Tu compañera está triste porque te vas, (…) pero también se siente orgullosa”. Cuando nos preguntan si estamos dispuestos a atender a pacientes con ébola en África –explica- a nadie se le ocurre preguntar cuánto le van a pagar.
Una periodista cubana preguntaba a otro médico cubano en Liberia, a Ronald Hernández Torres, si su ejemplo solidario les convierte en personas extraordinarias. Su respuesta era tan natural como explícita: “Somos personas comunes y corrientes, pero educadas bajo los principios de humanismo, altruismo e internacionalismo. Es eso lo que nos tocó” por haber nacido en Cuba.
Y es que estas personas son la prueba de que, en Cuba, con todas sus complejidades, existe una enorme reserva de solidaridad. Una reserva moral que hoy ya pertenece a la Humanidad entera. Aunque no sea noticia internacional.