Legge Helms-Burton o come schiavizzare un popolo in quattro passi

La Legge Helms-Burton s’incarica di dettagliare ciò che deve essere fatto o meno da un governo di transizione e da quello che loro considerano un governo democratico a Cuba. Inoltre, è progettata per far pressione sulle entità internazionali affinché abbandonino i loro investimenti a Cuba e dissuadere altre dall’investire nell’Isola.

Raúl Antonio Capote www.granma.cu

Il 12 marzo 1996, gli USA approvarono una legislazione senza precedenti per ampliare notevolmente la portata extraterritoriale delle misure economiche applicate contro Cuba: la Legge per la Libertà e la Solidarietà Democratiche Cubane (Legge Libertà).

La ragione dell’adozione della Legge Helms-Burton non è altra che provocare il cambio politico ed economico a Cuba. La stessa Legge s’incarica di dettagliare ciò che deve essere fatto o meno da un governo di transizione e da quello che loro considerano un governo democratico a Cuba. Insieme a questi obiettivi di natura politica, la Helms-Burton cerca di dare una soluzione unilaterale, al di fuori delle disposizioni del diritto internazionale, con il pretesto delle rivendicazioni avanzate da cittadini o entità USA a seguito delle nazionalizzazioni realizzate dal Governo di Cuba dopo il 1959. La Legge Helms-Burton, inoltre, è progettata per far pressione sulle entità internazionali affinché abbandonino i loro investimenti a Cuba e dissuadere altre dall’investire nell’Isola.

PRIMO PASSO

Il titolo I di questa legge mira al rafforzamento delle sanzioni internazionali contro il Governo Rivoluzionario e codifica il blocco economico, commerciale e finanziario contro Cuba. Tutte le restrizioni incluse nel Cubanacan Assets Control Regulations entrano in vigore, senza necessità di ordini esecutivi da parte del Presidente, dal 1 marzo 1996

SECONDO PASSO

Il titolo II: Assistenza ad una Cuba Libera ed Indipendente stabilisce qual è la politica USA rispetto aj governo di transizione ed al governo democraticamente eletto a Cuba, e stabilisce una serie di requisiti per considerare ciò che è, secondo il governo USA, un governo di transizione e ciò che è un governo democraticamente eletto.

La maggior parte delle decisioni del presidente USA in politica estera nei confronti di Cuba sono regolate dall’esistenza dei governi di transizione o governi democraticamente eletti, con i requisiti e le condizioni stabiliti dalla stessa Legge Helms-Burton, ciò che costituisce un’ingerenza negli affari interni di un paese sovrano, vietata dal diritto internazionale.

La Legge obbliga il presidente ad informare il Congresso, ogni sei mesi, sui progressi compiuti dal “governo di transizione” al fine di stabilire un “governo democraticamente eletto”.

Il presidente USA deve presentare ai Comitati della Camera dei Rappresentanti e del Senato elementi che dimostrino che un governo democraticamente eletto è al potere, che quel governo ha fatto progressi dimostrabili nella restituzione o compensazione, ai cittadini USA, delle proprietà che furono nazionalizzate dal Governo cubano dal 1 gennaio 1959, solo allora, dopo le opportune consultazioni con il Congresso USA, il presidente può autorizzare la sospensione del blocco.

TERZO PASSO

Il terzo III, Protezione dei Diritti di Proprietà di cittadini USA, conferisce ai cittadini USA, compresi quelli che hanno acquisito la cittadinanza USA posteriormente alle misure nazionalizzatrici o espropriatrici attuate dal Governo cubano dopo il 1959, la possibilità di presentare cause davanti ai tribunali federali USA contro coloro che “trafficano” con quelle “proprietà confiscate”. La stessa Legge Helms-Burton stabilisce ciò che debba intendersi per “traffico” e per “proprietà”.

QUARTO PASSO

Il titolo IV, il cui titolo è Esclusione di alcuni stranieri, si occupa dell’ “esclusione” da parte USA di stranieri che hanno confiscato proprietà di cittadini USA o che trafficano con tali proprietà, nel senso che la stessa Legge stabilisce come deve interpretarsi “confisca” e “traffico”.


Ley Helms-Burton o cómo esclavizar a un pueblo en cuatro pasos

La Ley Helms-Burton se encarga de detallar lo que debe hacerse o no por un gobierno de transición y por lo que ellos consideran un gobierno democrático en Cuba. Además, está diseñada para ­presionar a las entidades internacionales a abandonar sus inversiones en Cuba y a disuadir a otras de no invertir en la Isla

Autor: Raúl Antonio Capote

El 12 de marzo de 1996, Estados Unidos aprobó una legislación sin precedentes para ampliar mucho más el alcance extraterritorial de las medidas económicas aplicadas contra Cuba: la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democráticas Cubanas (Ley Libertad).

La razón de la adopción de la Ley Helms-Burton no es otra que provocar el cambio político y económico en Cuba. La propia Ley se encarga de detallar lo que debe hacerse o no por un gobierno de transición y por lo que ellos consideran un gobierno democrático en Cuba. Junto con estos objetivos de carácter político, la Helms-Burton busca dar una solución unilateral, fuera de lo establecido por el Derecho Internacional, bajo el pretexto de las reclamaciones expuestas por ciudadanos o entidades de Estados Unidos como consecuencia de las nacionalizaciones realizadas por el Gobierno de Cuba después de 1959. La Ley Helms-Burton, además, está diseñada para ­presionar a las entidades internacionales a abandonar sus inversiones en Cuba y a disuadir a otras de no invertir en la Isla.

PRIMER PASO

El título primero de esta ley busca el fortalecimiento de las sanciones internacionales contra el Gobierno Revolucionario, y codifica el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba. Todas las restricciones incluidas en las Cubanacan Assets Control Regulations entran en vigor, sin necesidad de órdenes ejecutivas del Presidente, desde el 1ro. de marzo de 1996.

SEGUNDO PASO

El título segundo: Asistencia a una Cuba Libre e Independiente, establece cuál es la política de Estados Unidos respecto al gobierno de transición y al gobierno democráticamente elegido en Cuba, y establece una serie de requisitos para considerar lo que es, según el gobierno estadounidense, un Gobierno de Transición y lo que es un gobierno democráticamente elegido.

La mayor parte de las decisiones del presidente de Estados Unidos en política exterior hacia Cuba quedan reguladas por la existencia de los gobiernos de transición o gobiernos democráticamente elegidos, con los requisitos y condiciones que establece la propia Ley Helms-Burton, lo que constituye una injerencia en los asuntos internos de un país soberano, prohibida por el Derecho Internacional.

La Ley obliga al presidente a informar al Congreso cada seis meses sobre los progresos hechos por el «gobierno de transición» para establecer un «gobierno democráticamente elegido».

El presidente de Estados Unidos tiene que someter a los Comités de la Cámara de Representantes y del Senado elementos que demuestren que un gobierno democráticamente elegido está en el poder, que ese gobierno ha llevado a cabo progresos demostrables en la devolución o compensación, a los ciudadanos de Estados Unidos, de las propiedades que fueron nacionalizadas por el gobierno cubano a partir del 1ro. de ­enero de 1959, solo entonces, tras las oportunas consultas con el Congreso estadounidense, puede el presidente autorizar la suspensión del bloqueo.

TERCER PASO

El título tercero, Protección de los Derechos de Propiedad de nacionales de Estados Unidos, confiere a los nacionales de Estados Unidos, inclusive a aquellos que adquirieron la ciudadanía estadounidense con posterioridad a las medidas nacionalizadoras o expropiatorias llevadas a cabo por el Gobierno cubano después de 1959, la posibilidad de plantear demandas ante los tribunales federales de Estados Unidos contra quienes «trafiquen» con esas «propiedades confiscadas». La propia Ley Helms-Burton establece lo que deba entenderse por «tráfico» y por «propiedad».

CUARTO PASO

El título cuarto, cuya rúbrica es Exclusión de determinados extranjeros, trata de «la exclusión» de Estados Unidos de extranjeros que han confiscado propiedades de nacionales de Estados Unidos o que trafican con esas propiedades, en el entendido de que la propia Ley establece cómo debe interpretarse «confiscación» y «tráfico».

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