La Legge sul Commercio con il Nemico è il fondamento di quella politica assassina contro il popolo cubano.
Non è una novità che il Governo USA abbia esteso, per un altro anno, la validità della legge che stabilisce la base del blocco economico, commerciale e finanziario contro Cuba. La vera novità sarebbe se non lo facesse, poiché ciò fa parte dell’agenda del presidente eletto, indipendentemente dal Partito vincitore. Contro la Maggiore delle Antille esiste una sola base politica: quella imperiale.
La scorsa settimana è toccato a Joe Biden recitare lo stesso copione dei suoi predecessori, in una scena ridicola e arcaica, nel pieno del XXI secolo, mantenendo in vita la Legge sul Commercio con il Nemico, approvata dal Congresso Federale il 6 ottobre 1917. Questa legge conferisce al Capo della Casa Bianca il potere di limitare il commercio con paesi «ostili» agli USA e la possibilità di applicare sanzioni economiche in tempo di guerra o in qualsiasi altro periodo di emergenza nazionale, e vieta il commercio con il nemico o con gli alleati del nemico durante i conflitti bellici.
È all’ombra di questo testo legislativo, per di più il più antico del suo genere, che sono state attuate le regolamentazioni per il Controllo degli Attivi Cubani nel 1963, dopo che il blocco contro Cuba fu imposto, nel 1962, dall’allora presidente John F. Kennedy. Egli agì sotto l’ombrello di quella norma.
La Legge sul Commercio con il Nemico è il fondamento di quella politica assassina contro il popolo cubano, che mira a uccidere attraverso la fame, l’angoscia e il caos. Si suppone che tale regolamento venga applicato quando Washington consideri una nazione un problema per la sicurezza nazionale, ma finora non ha emesso alcun documento contro Cuba in tal senso, o quando ci si trova in un conflitto bellico, che non esiste, poiché le bombe vengono lanciate lontano, in Medio Oriente, ma mai vicino ai suoi confini.
Tuttavia, è l’isola caraibica l’unico paese al quale il Governo USA applica questa vecchia legge. In passato, anche la Cina, la Repubblica Popolare Democratica di Corea e il Vietnam ne sono stati oggetto.
Questo testo fa parte dell’apparato legale del blocco, che include altre leggi, come la Legge per l’Assistenza Estera (1961), la Legge per l’Amministrazione delle Esportazioni (1979), la Legge Torricelli (1992), la Legge Helms-Burton (1996) e le Regolamentazioni per l’Amministrazione delle Esportazioni (1979).
Questo mostro giuridico ha causato a Cuba, tra il 1° marzo 2023 e il 29 febbraio 2024, secondo il rapporto presentato dal Ministero degli Esteri cubano, danni e perdite materiali stimati nell’ordine di 5056,8 milioni di $, il che rappresenta un impatto di circa 575683 $ per ogni ora di blocco.
I governi USA si sono riempiti di leggi contro un piccolo paese che ha causato loro l’umiliazione mondiale di non inginocchiarsi ai loro piedi. Così ha affermato, sulla rete sociale X, il membro del Burò Politico e ministro degli Esteri, Bruno Rodríguez Parrilla, che ha espresso che, «nonostante i gravi danni causati, continuano a fallire nell’obiettivo di distruggere la Rivoluzione».
Nueva extensión por gobierno EEUU de aplicación a #Cuba de Ley de Comercio con el Enemigo persigue mantener las bases de su criminal bloqueo contra el pueblo cubano.
A pesar de serios daños ocasionados, continúan fracasando en objetivo de destruir la Revolución.#TumbaElBloqueo pic.twitter.com/9pAcwjqFQA
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) September 19, 2024
El bloqueo es un bochorno mundial para Estados Unidos
La Ley de Comercio con el Enemigo es el colchón de esa asesina política contra el pueblo de Cuba
No es noticia que el Gobierno de Estados Unidos haya extendido, por un año más, la vigencia de la ley que establece la base del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Novedad sería que no lo hiciera, porque eso viene ya en la agenda del mandatario electo, cualquiera que sea el Partido ganador. Contra la Mayor de las Antillas hay una sola base política: la imperial.
A Joe Biden le tocó la pasada semana hacer el mismo papel que sus predecesores, en una escena ridícula y arcaica, en pleno siglo xxi, al mantener con vida la Ley de Comercio con el Enemigo, aprobada por el Congreso Federal el 6 de octubre de 1917. Esta le otorga al Jefe de la Casa Blanca la facultad para restringir el comercio con países «hostiles» a Estados Unidos, y la posibilidad de aplicar sanciones económicas en tiempo de guerra o en cualquier otro periodo de emergencia nacional, y prohíbe el comercio con el enemigo o aliados del enemigo durante conflictos bélicos.
Es al amparo de ese texto legislativo, por demás el más antiguo de su tipo, que se pusieron en práctica las regulaciones para el Control de Activos Cubanos en 1963, después de que fuera impuesto el bloqueo contra Cuba, en 1962, por el entonces presidente John F. Kennedy. Él actuó bajo la sombrilla de esa norma.
La Ley de Comercio con el Enemigo es el colchón de esa asesina política contra el pueblo de Cuba, que persigue matar por hambre, desasosiego y caos. Se supone que esa regulación se aplique, cuando Washington considera a una nación un problema de seguridad nacional, y hasta ahora no ha emitido documento alguno contra Cuba al respecto, o cuando se está en un conflicto bélico, que no existe, porque las bombas las lanza lejos, en Medio Oriente, pero nunca cerca de sus bardas.
Sin embargo, es la Isla caribeña el único país al que el Gobierno estadounidense le aplica la vetusta legislación. Antes, China, la República Popular Democrática de Corea y Vietnam también fueron objeto de ella.
Ese texto forma parte del entramado legal del bloqueo, que abarca otros, como la Ley para la Asistencia Exterior (1961), la Ley para la Administración de las Exportaciones (1979), la Ley Torricelli (1992), la Ley Helms-Burton (1996) y las Regulaciones para la Administración de las Exportaciones (1979).
Tal engendro le causó a Cuba, entre el 1ro. de marzo de 2023 y el 29 de febrero de 2024, según el informe presentado por la Cancillería cubana, daños y perjuicios materiales estimados en el orden de los 5 056,8 millones de dólares, lo que representa una afectación aproximada de más de 575 683 dólares por cada hora de bloqueo.
Los gobiernos de Estados Unidos se han llenado de leyes contra un pequeño país que le ha hecho pasar el bochorno mundial de no rendirse a sus pies. Así lo afirmó, en la red social x, el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, quien expresó que, «a pesar de los serios daños ocasionados, continúan fracasando en el objetivo de destruir la Revolución».
