Arthur Gonzalez http://heraldocubano.wordpress.com
Negli ultimi anni si fa un gran parlare del razzismo a Cuba, la presunta disparità di risorse, di abitazioni e di molteplici opportunità, un qualcosa che è stato generato nel cuore dell’Impero dagli stessi che hanno sostenuto il sistema dell’apartheid sudafricano, coloro che solo accordavano l’ultimo posto nei bus e collocavano davanti alla porta degli stabilimenti un cartello che diceva: “Non si accettano latini né cani né negri” e nella Cuba del 1958 non assumevano neri nelle loro banche, aziende, centri commerciali, cabaret, casinò e ristoranti.
L’impiego del termine “afrocubano” si diffuse dalla fine degli anni ’80 quando la “Smithsonian Foundation” degli Stati Uniti, promosse ricerche su questo argomento nei centri accademici cubani, trasferendo questo concetto utilizzato negli Stati Uniti, dove i neri non si considerano pienamente nordamericani e gli si ricorda costantemente che provengono dall’Africa, qualcosa di molto diverso al trattamento dato loro a Cuba, dove tutti sono cubani, poiché con le parole di José Martí, “cubano è più che bianco, più che nero e più che mulatto”.
Tuttavia la corrente è cresciuta e amplificata in molte occasioni, non sempre con buone intenzioni.
Diverse sono le misure attuate dagli yankee per ottenere una reazione avversa alla Rivoluzione da parte di neri e mulatti, ma nessuna ha fatto progressi. Il governo dell’isola ha riconosciuto che ancora esistono pregiudizi vecchi di 500 anni e si lavoro per sradicarli con diversi eventi e misure statali.
Come un ritorno al passato vergognoso che visse la popolazione cubana razzialmente mista, alcuni attuali piccoli imprenditori annunciano che desiderano una Cuba senza il socialismo, come la sognano dagli Stati Uniti, mostrandosi con vero e proprio razzismo.
Recentemente un sito di ristoranti privati a Cuba, denominato AlaMesa.com ha pubblicato un annuncio di lavoro che dice: “cercasi cameriere dalla pelle; i candidati devono avere tra i 20 e 30 anni di età, essere di pelle bianca, buon corpo e figura, bell’aspetto ed educazione”.
Prima del trionfo Rivoluzionario nel campo della gastronomia non erano permessi lavoratori di razza nera, il superamento di ciò si è ottenuto solo nel socialismo. I ballerini nei cabaret erano tutti bianchi. I negri/e erano destinati alla servitù, ciò che sembrano non ricordare coloro che oggi criticano ed accusano lo Stato rivoluzionario.
I salariati di Miami e Washington, che si fanno chiamare “dissidenti” come Juan Madrazo, strettamente correlati con i nordamericani, si lamentano che i neri sono “poco” rappresentati nei settori dell’economia statale dove si lavora per il turismo, ciò che è totalmente falso e che segue le orientazioni dei loro sponsor, che dimenticandosi quello che hanno fatto in passato, ora gli inviano denaro per ingiustificati reclami.
Ciò di cui può essere sicuro questo diplo-dissidente è che in una Cuba senza socialismo, né lui né i suoi compagni al servizio degli yankee, sarebbero rappresentati come oggi desiderano.
Torneranno ad essere completamente discriminati, non potranno frequentare le scuole dei bianchi né mangiare in ristoranti né andare in alberghi o vivere in edifici in cui il consiglio dei residenti sia bianco né sposare donne bianche e tanto meno fare sport nei selezionati ed esclusivi club come era sull’isola prima del 1959.
Quelli nati dopo il 1959 e che non conoscono questo passato sapranno, quindi, perché si fece una Rivoluzione a Cuba e confrontare le regressioni che avrebbero, al soffrire realmente la vera discriminazione razziale, perché, come recita un adagio popolare:” Nessuno sa quello che ha fino a quando lo perde”.
Lo que puede deparar el futuro en Cuba
Arthur González
En los últimos años se habla mucho del racismo en Cuba, la supuesta desigualdad de recursos, de viviendas y múltiples oportunidades, algo que se ha generado en el corazón del Imperio, por los mismos que apoyaron el sistema del apartheid surafricano, los que solo le brindaban el último asiento en los buses y colocaban a la puerta de los establecimiento un letrero que decía: “no se aceptan latinos ni perros ni negros” y en la Cuba de 1958 no contrataban a negros en sus bancos, compañías, centros comerciales, cabarets, casinos y restaurantes.
El empleo del término de “afrocubano” se generalizó a partir de los finales de los años 80, cuando la “Smithsonian Foundation” de Estados Unidos, promovió investigaciones sobre ese tópico en los centros académicos cubanos, trasladando ese concepto al empleado en Estados Unidos, donde los negros no se consideran norteamericanos plenos y se les recuerda constantemente que proceden de África, algo muy diferente al tratamiento que se les brinda en Cuba, donde todos son cubanos, pues al decir de José Martí, “cubano es más que blanco, más que negro y más que mulato”.
No obstante la corriente ha crecido y es amplificada en muchas ocasiones, no siempre con buenas intensiones.
Variadas son las medidas ejecutadas por los yanquis para lograr una reacción adversa a la Revolución por parte de negros y mulatos, pero ninguna ha tenido avances. El gobierno de la Isla ha reconocido que aún subsisten prejuicios de 500 años de existencia y se trabaja para erradicarlos, mediante disímiles eventos y medidas estatales.
Como un retorno al pasado oprobioso que vivió la población cubana racialmente mixta, algunos pequeños empresarios privados actuales, anuncian lo que desean para una Cuba sin socialismo, tal y como la sueñan desde Estados Unidos, mostrándose con verdadero racismo.
Recientemente una Web de restaurantes privados en Cuba, nombrada AlaMesa.com, publicó un anuncio laboral que dice: “se buscan camareras de piel blanca; las candidatas deben tener entre 20 y 30 años de edad, ser de piel blanca, buen cuerpo y figura, buena apariencia y educación”.
Antes del triunfo Revolucionario, en el sector de la gastronomía no se permitían trabajadores de raza negra, eso solo se logró en el socialismo. Las bailarinas en los cabarets todas eran blancas. Los negros y negras estaban destinados a la servidumbre, algo que parece no recordar los que hoy critican y acusan al Estado revolucionario.
Los asalariados de Miami y Washington, autotitulados “disidentes” como Juan Madrazo, estrechamente relacionado con los norteamericanos, se quejan de que los negros están “poco” representados en los sectores de la economía estatal donde se trabaja para el turismo, algo totalmente falso y que sigue las orientaciones de sus patrocinadores, los que olvidándose de lo que hicieron en el pasado, ahora le envían dinero para reclamos injustificados.
De lo que puede estar seguro este diplo-disidente es que en una Cuba sin socialismo, ni él ni sus compinches al servicio de los yanquis, van a estar representados como hoy desea.
Volverán a ser discriminados totalmente, no podrán asistir a escuelas de blancos ni comer en restaurantes ni asistir a hoteles ni residir en edificios donde la junta de residentes sea de blancos ni casarse con mujeres blancas y mucho menos practicar deportes en selectos y exclusivos clubes como era en la isla antes de 1959.
Los que nacieron después de 1959 y no conocieron ese pasado, sabrán entonces por qué se hizo una Revolución en Cuba y comparar los retrocesos que tendrán, al sufrir realmente la verdadera discriminación racial, pues como reza el proverbio popular, “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.