Tres propuestas de Raúl
Intervención del compañero Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la Sesión Constitutiva de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada en el Palacio de las Convenciones, el 24 de febrero de 2008, "Año 50 de la Revolución".
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Compañeras y compañeros diputados:
El pequeño incidente de la página perdida me convino para poder terminar de escribir estas breves notas —eso es en ayuda de María Esther (Risas y aplausos)— que, como es natural, no han sido improvisadas en este momento y han sido profundamente meditadas y colegiadas en los lugares correspondientes.
Después de lo expresado por el presidente de la Asamblea, compañero Alarcón, en referencia al Artículo 75 de la Constitución, inciso ll), sobre la responsabilidad de la Asamblea en sus atribuciones, de designar, a propuesta del Presidente del Consejo de Estado al primer vicepresidente, a los vicepresidentes y demás miembros del Consejo de Ministros, haciendo uso, por lo tanto, del Artículo 93 sobre las atribuciones del Presidente del Consejo de Estado y Jefe de Gobierno, entre las que se encuentran el inciso d), leo: "Proponer a la Asamblea Nacional del Poder Popular, una vez elegidos por esta, los miembros del Consejo de Ministros." Sobre este aspecto haré tres proposiciones, que previamente fueron colegiadas con el Buró Político y el Secretariado del Comité Central, incluyendo la opinión del compañero Fidel.
La primera de estas proposiciones, que es muy importante, es en cuanto a lo expresado en el artículo que acabo de leer, respecto a la presentación del gobierno ante esta Asamblea Nacional del Poder Popular.
Los compañeros anteriormente mencionados y yo, consideramos que este paso no debe constituir un simple acto formal de nombramiento o ratificación de uno u otro compañero en estos precisos momentos. Pensamos que lo más importante es disponer de más tiempo para estudiar, con profundidad, no solo los compañeros que compongan el gobierno, su trabajo, sus resultados, etcétera, sino lo más importante: que podamos disponer de tiempo para estudiar con profundidad la actual estructura y funciones de los organismos de la Administración Central del Estado y, una vez concluidos, hacer la propuesta o presentación del nuevo gobierno y los demás cambios que se decidan sobre estructuras y funcionamiento, etcétera, en otra sesión de la Asamblea en el transcurso del presente año. Ni siquiera en julio, pedimos el año completo para estudiar con profundidad estos aspectos, y en una asamblea ordinaria, cabe que sea la de fin de año, o en una extraordinaria, si es necesario citarla, tratemos con más profundidad este tema. Es la aprobación del gobierno de la república. A este tema me referiré más ampliamente en la clausura de esta solemne sesión dentro de unos minutos.
No obstante esta primera proposición, es necesario hacer dos excepciones: la primera es que debo abandonar inmediatamente el cargo de Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que he desempeñado desde el mes de octubre de 1959. Desde luego, me considero con el derecho de ponerme de vez en cuando mi uniforme, como lo tiene mi amigo Juancito, Guillermo, Ramiro y demás compañeros de las Fuerzas Armadas; y también tengo, por razones del cargo por el cual ustedes me acaban de elegir, la máxima responsabilidad en las cuestiones de la defensa del país. Y para ese cargo, los mismos compañeros anteriormente mencionados, que fueron partícipes de la primera proposición que acabo de hacerles, proponemos al General de Cuerpo de Ejército Viceministro Primero del MINFAR, Julio Casas Regueiro (Aplausos).
Se ve que ustedes lo conocen, vieron su biografía:
Fue fundador del Segundo Frente Oriental "Frank País".
En 1959, fundador, junto con otros compañeros de la Columna 6 de ese frente, de la Policía Nacional Revolucionaria. Con dicha institución participó en los combates de Playa Girón.
Pasó a las FAR, donde ocupó diferentes y ascendentes responsabilidades: fue sustituto, entre otros, del Ministro para la actividad económica y logística, en la cual trabajó brillantemente; jefe en una etapa de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria, cuando teníamos un vacío y no había a quien poner, y trabajó igualmente bien en ese complicado tipo de fuerzas armadas; jefe de un ejército, del Ejército Oriental; viceministro primero cuando existían tres viceministros primeros —hoy existe uno solo y es suficiente.
Cumplió misión combativa en la República de Etiopía en África.
Fue elegido miembro del Buró Político en el IV y V Congresos del Partido; diputado desde 1981, y miembro del Comité Central y del Consejo de Estado desde 1998.
General de Cuerpo de Ejército, como dijimos, desde el 2001, y en ese mismo año se le confirió el título honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Playa Girón.
Yo, que he criticado a casi todos los generales de las Fuerzas Armadas, y en las reuniones también me he criticado yo, no recuerdo haberle hecho durante estos últimos 50 años ninguna crítica de consideración al compañero Julio Casas (Aplausos), salvo la de —como decimos los cubanos— ser muy tacaño (Risas); pero de ahí se derivan sus éxitos en el frente económico, entre otras actividades, en el Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Es contador, fue bancario en Santiago de Cuba antes de alzarse, tiene alguna experiencia, y una de sus grandes virtudes ha sido la fama que tiene entre todos los generales de un sentido práctico del ahorro, a tal extremo que por ahí existe una orden mía, firmada y legalizada, donde es al único que yo le daba facultades para vetar por una vez mis decisiones económicas, sobre todo en los primeros tiempos de él ocupar esta última responsabilidad.
Eso mucha gente no lo creía, y es que, como suele suceder en los recorridos por ahí, después del período especial sobre todo, los jefes de ejércitos y otros jefes de grandes unidades, como suelen hacer los subordinados, ver el momento de alegría o de satisfacción, el estado de ánimo del jefe, aprovechaban un instante, se acercaban a uno y me decían: "Jefe, Ministro, por el período especial se me quedó tal obra parada, o tengo tal y cual problema, etcétera", y yo ordenaba a un ayudante: "Anota eso ahí para resolverlo." Después resultaba que cuando daba la orden, le llegaba a Julio Casas, él muchas veces me venía a ver y decía: "Ministro, problemas como este tenemos 17 en el resto del país y algunos más importantes, ¿a quién le quitamos el dinero para dárselo a esta solicitud suya?" Y es así cómo le di el derecho. Llegué a la conclusión, está escrito y circulado a los jefes correspondientes, de que tenía derecho a vetar cualquier decisión mía que estuviera fuera del plan. Y por eso muchos jefes, algunos de los cuales veo sus rostros sonrientes aquí, comentaban, entre ellos, que había que hacer una campaña para echar abajo el veto (Risas), cosa que no lograron, se acostumbraron, yo me quité bastantes presiones de encima y después se las pasé a él, que dice: "Sí o no", dentro de los marcos establecidos de sus facultades.
Creo que no hace falta decir más nada de él, solo que está bien experimentado. Baste decir que desde la Proclama del Comandante en Jefe el 31 de julio de 2006, hace 18 meses, aproximadamente, desde entonces él tiene el peso principal del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Eso es todo.
Si ustedes están de acuerdo, el Consejo de Estado incluido, procederemos a firmar los documentos correspondientes. Pero yo prefiero que en vez de votar por este caso, sea el Presidente de la Asamblea el que decida cómo hacerlo, pero pido primero que me dejen hablar.
El segundo tema o segunda excepción que consideramos que debemos hacer a la principal proposición, que fue la primera que les expresé, es el nombramiento del Primer Vicepresidente del Consejo de Ministros.
Como ustedes saben, los cargos de Primer Vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, que hasta ahora yo los representaba, se ha decidido, por razones obvias, y muy esencialmente en las condiciones en que se encuentra nuestro país y se ha encontrado durante casi medio siglo, garantizar en la cúspide del poder la unidad —me refiero a la unidad ejecutiva, no a la unidad política, que sabemos es magnífica—; frente a cualquier eventualidad, en uno de sus máximos dirigentes, de accidentes, atentados, o lo que sea, que se mantenga esa continuidad sin interrupción de ningún tipo. Y, por lo tanto, proponemos que el actual Primer Vicepresidente del Consejo de Estado sea a su vez el Vicepresidente del Consejo de Ministros, y ese, como ya se sabe, no es otro que el compañero José Ramón Machado Ventura (Aplausos).
Machado tampoco necesita presentación, pero no todos conocen a plenitud su vida, su historia, aunque ustedes vieron un resumen que leyeron en la mañana de hoy.
A Machado lo conocí también hace más de 50 años en la Sierra Maestra, los dos pertenecíamos a la Columna 1 del Comandante en Jefe; médico de profesión. Cruzamos juntos para abrir el Segundo Frente y van a cumplirse en estos días 50 años, el 11 de marzo llegamos, y el día 27 se cumplirán 50 años de que nos ascendieran a Comandante a Almeida y a mí, y como comentamos a veces: "¡Qué trabajo nos costó llegar a Comandante y cuántos años!"
En el Segundo Frente, Machado era jefe de los servicios médicos, fue médico y combatiente; combatiente y herido, hay quien es herido de casualidad porque una bala perdida le dio en la retaguardia, o una bomba de aviación... En la última ofensiva de Batista, en el frente de Guantánamo curaba a los heridos en el borde delantero; enviaba a los heridos hacia la retaguardia, les quitaba el fusil y se pegaba a tirar tiros, lo hirieron y le prohibí que continuara haciendo esas actividades fuera de su función principal que era la de cuidar a los heridos, curarlos y sobre todo atender a la población que residía en los numerosos hospitales que hizo en campaña, algunos hasta con rayos X, a pesar de que en los lugares en que nos encontrábamos prácticamente la mayoría de la población nunca había visto personalmente a un médico.
Después del triunfo fue Ministro de Salud Pública, y como yo dije en el Buró Político —con perdón de los que fueron o del que está, que es el propio Balaguer—, según mi opinión, la de Fidel y la de muchos otros compañeros, fue el mejor Ministro de Salud Pública que ha tenido este país (Aplausos). Ahí estuvo siete años, de 1960 a 1967.
En 1968 había una situación muy complicada en Matanzas, el Partido estaba muy débil, como decíamos en aquella ocasión vulgarmente, era un ripio de Partido, y Fidel le dijo: "Deja este ministerio y vete para allá", porque ya se empezaba a preparar la zafra de 1970. Fue para allá, y bajo su dirección la provincia de Matanzas fue la única que cumplió su plan de zafra, un millón de toneladas de azúcar; eran seis provincias en aquel momento, le sobró caña que tuvo que mandar para Villa Clara y para la provincia de La Habana, que era una sola. Incluso recuerdo la consigna que tenía la población matancera: "¡Matanzas un millón, Henequeneros campeón!", que era el nombre que tenía entonces el equipo de pelota de dicha provincia. Cumplieron las dos.
Creo que estando Lazo por allá, en una o dos ocasiones posteriormente, llegaron al millón. Eso fue por la caña que te dejó Machado sembrada ahí seguro (Risas). Eran otros tiempos.
Allí estuvo nuestro amigo Machado, y en 1971 se nos presentó la misma situación con el Partido en la provincia de La Habana, que era las dos provincias actuales. Si vista por separado cada una es bastante difícil, una porque es la capital, con sus características; otra, porque es una de las que tiene más municipios, 19 municipios, imagínense las dos juntas, y Fidel le pidió que viniera a ocuparse del Partido, que tenía una situación similar a la de Matanzas. Yo llegué a pensar, y se lo comenté un día: "Oye, Machado, tú eres un remendador de partidos o de comités provinciales." Pero hizo bien esas dos tareas.
Es miembro del Buró Político desde el Primer Congreso y organizador del Partido desde 1974. Diputado y miembro del Consejo de Estado desde la primera legislatura.
Como lo conocen la mayoría de ustedes, es exigente, ¡es muy exigente! A fuer de sincero a veces le he dicho personalmente que exige no con los mejores métodos, a veces. Pero es exigente como solía —sin pretender ni mucho menos compararlo— exigir el Che, que empiezan por exigirse a ellos mismos más que lo que les exigen a los demás (Aplausos).
Y a la exigencia también le tengo dedicado un pequeño párrafo en mis próximas palabras, en esta sesión.
Yo he concluido, compañero Presidente.
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