Cuba-USA: un’altra crisi all’orizzonte?

Iroel Sanchez- https://lapupilainsomne.wordpress.com

ley-de-ajusteDalle dichiarazioni dei presidenti Barack Obama e Raul Castro, il 17 dicembre, la stampa della città di Miami ha rinnovato la sua attenzione sui cubani che arrivano in modo irregolare o pretendono arrivare negli USA.


medicos-1811L’ultimo è il caso degli operatori sanitari che si trovano in Colombia, in attesa dei visti USA, dopo aver abbandonato la missione medica cubana in Venezuela per affidarsi al Cuban Medical Parole Program (CMPP). Sono stati pubblicati drammatici reportage dove i medici cubani si lamentano delle condizioni che vivono a Bogotà e l’assenza di attenzione alle situazioni sanitarie che stanno presentando. La congressista della Florida, Ileana Ros-Lehtinen, ha contattato il Dipartimento di Stato e questi ha rilasciato una dichiarazione riaffermando la validità del CMPP.

Il CMPP è stato implementato dall’amministrazione di George W. Bush per ostacolare le azioni di cooperazione medica che Cuba fornisce alle popolazioni bisognose nei paesi del Terzo Mondo e che sono state elogiate anche dallo stesso governo di Barack Obama.

Al di là del CMPP, l’emigrazione illegale cubana  verso gli USA è incoraggiata dalla Legge di Aggiustamento Cubano, del 1966, un’arma propagandistica sorta durante la Guerra Fredda, che permette ottenere la residenza legale un anno dopo aver toccato territorio USA, ciò che facilita il percorso del processo verso la cittadinanza, rendendolo molto più veloce degli altri immigrati, partendo dal considerarli rifugiati politici.

Il rapporto sempre più normale di quell’emigrazione con Cuba, dove i presunti rifugiati viaggiano a centinaia di migliaia, ogni anno per trascorrere le vacanze con le loro famiglie, e il desiderio di preservare la propria  base elettorale incontaminata da una migrazione che non condivide la sua ostilità verso l’Isola ha portato ad approcci contrastanti tra i legislatori di origine cubana che, benché non abbiano concretato nessuna riforma o proposto eliminarla, hanno espresso -come Ros-Lehtinen– il loro fastidio, perché “non si può affermare che uno possa essere considerato perseguitato per motivi politici a Cuba e, allo stesso tempo, ritornare a visitarla”.

Il governo di Barack Obama, anche se, come affermato dall’avvocato cubano specializzato in temi migratori José Pertierra può -con un’azione esecutiva- fermare la concessione della residenza automatica, perché Legge di Aggiustamento gli dà il potere discrezionale al riguardo, ha preferito -in una sorta di fatica di Sisifo- perseguire al contagocce pochi tra le migliaia di contrabbandieri e falsari che riesce ad individuare; coloro che sotto tale legislazione commettono frodi, provocano morti e nutrono tutta una rete di traffico di esseri umani spesso legata ad altri reati come ad esempio il traffico di droga.

Questo, nonostante il fatto che al di fuori di Miami molti politici e accademici siano del parere che la Cuban Adjust Act (CAA) dovrebbe essere abrogato. Anche l’ex capo della Sezione di Interessi USA a Cuba, Vicky Huddleston, l’ha chiesto sul New York Times per “promuovere una migrazione sicura e ordinata, oltre a salvare vite umane”.

balsaGuardando la storia, le tre amministrazioni democratiche che sono state al potere negli ultimi 57 anni sono quelle a cui  sempre è toccato  affrontare le crisi migratorie con Cuba: Johnson (Camarioca, 1965), Carter (Mariel, 1980) e Clinton (Balseros, 1994), le ultime due incitate dall’estrema destra proprio quando si prevedevano scenari verso un miglioramento delle relazioni con Cuba.

L’unica cosa intelligente che può fare il governo USA è anticipare coloro che -a giudicare dalla stampa di Miami- vogliono  guidarlo a una nuova crisi migratoria con Cuba e cessare la discrezionalità che gli consente la CAA. In parallelo, la sua popolarità a Miami e tra i cubani dell’isola  aumenterebbe se accompagnasse quella decisione  con un aumento della concessione di visti in proporzione al numero di migranti illegali che annualmente riceve da Cuba. Sarebbe molto coerente, dopo  decenni d’incoraggiamento dell’emigrazione illegale dall’isola, e disinnescherebbe la bomba che, in modo molto visibile, negli stessi USA, alcuni stanno cercando di mettergli sulla via della sua nuova politica verso l’Avana. (Pubblicato in CubAhora)

Cuba-EE.UU.: ¿Otra crisis en el horizonte?

Iroel Sánchez

Desde las declaraciones de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el 17 de diciembre, la prensa de la ciudad de Miami ha renovado su atención sobre los cubanos que por vías irregulares arriban o pretenden arribar a Estados Unidos.

Lo más reciente es el caso de profesionales de la salud que están en Colombia a la espera de visas estadounidenses después de haber abandonado la misión médica cubana en Venezuela para acogerse al Cuban Medical Parole Program (CMPP). Se han publicado reportajes dramáticos donde los médicos cubanos se quejan de las condiciones que viven en Bogotá y la ausencia de atención a situaciones de salud que están presentando. La congresista floridana Ileana Ros-Lehtinen se ha dirigido al Departamento de Estado y este ha emitido una declaración reafirmado la vigencia del CMPP.

El CMPP fue puesto en marcha por la administración de George W.Bush para obstaculizar las acciones de colaboración médica que Cuba brinda a poblaciones carenciadas en países del Tercer Mundo y que han sido elogiadas hasta por el propio gobierno de Barack Obama.

Más allá del CMPP, la emigración ilegal cubana hacia EE.UU. es estimulada por la Ley de Ajuste cubano de 1966, un arma proagandística surgida al calor de la Guerra Fría que permite obtener la residencia legal al año de haber tocado territorio estadounidense, lo que les facilta transitar el proceso hacia la ciudadanía mucho más rápido que el resto de los inmigrantes, partiendo de considerarlos refugiados políticos.

La relación cada vez más normal de esa emigración con Cuba, a donde los supuestos refugiados viajan por cientos de miles cada año a pasar vacaciones con sus familias, y el afán por preservar su base electoral incontaminada de una emigración que no comparte su hostilidad hacia la Isla ha llevado a planteamientos contradictorios entre los congresistas de origen cubano que, aunque no han concretado ninguna reforma o propuesto eliminarla, sí han expresado –como Ros-Lehtinen– su molestia porque “no se puede afirmar que uno puede ser considerado perseguido por razones políticas en Cuba y, al mismo tiempo, regresar de visita”.

El gobierno de Barack Obama, a pesar de que como ha declarado el abogado cubano especializado en temas migratorios José Pertierra, puede -con una acción ejecutiva- dejar de otorgar la residencia automática porque la Ley de ajuste le da poder discrecional al respecto, ha preferido -en una especie de trabajo de Sísifo- perseguir a cuentagotas a los pocos entre miles de contrabandistas y falsificadores que logra detectar, quienes al amparo de dicha legislación cometen fraudes, provocan muertes y nutren toda una red de tráfico humano muchas veces ligada a otros delitos como el narcotráfico.

Esto, a pesar de que fuera de Miami muchos políticos y académicos tienen la opinión de que la Cuban Adjust Act (CAA por sus siglas en inglés) debe ser derogada. Incluso, la exjefa de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, Vicky Huddleston,lo ha pedido en el New York Times para “fomentar una migración segura y ordenada, además de salvar vidas”.

Mirando la historia, a las tres administraciones demócratas que han estado en el poder en los últimos 57 años son las que siempre les ha tocado lidiar con las crisis migratorias con Cuba: Johnson (Camarioca, 1965), Carter (Mariel, 1980) y Clinton (Balseros, 1994), las dos últimas azuzadas por la extrema derecha justo cuando se preveían escenarios hacia un mejoramiento de las relaciones con Cuba.

Lo único inteligente que puede hacer el gobierno estadounidense es adelantarse a los que -a juzgar por la prensa de Miami- quieren conducirlo a una nueva crisis migratoria con Cuba y cesar la discrecionalidad que le permite la CAA. En paralelo, su popularidad en Miami y entre los cubanos de la Isla aumentaría si acompañara esa decisión con un incremento en el otorgamiento de visas en proporción con las cifras de emigrantes ilegales que anualmente admite desde Cuba. Sería muy consecuente después de décadas estimulando la emigración ilegal desde la Isla y desactivaría la bomba que, muy visiblemente, en los mismos EE.UU., algunos están tratando de colocarle en el camino de su nueva política hacia La Habana. (Publicado en CubAhora)

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