Arthur Gonzalez https://heraldocubano.wordpress.com
Mentre a Washington, lo scorso 07.04.2016, si riuniva la Commissione dei Diritti Umani e un manipolo di quelli classificati come “dissidenti”, addestrati e finanziati dagli USA, accusava Cuba di vessare i presunti “difensori” dei diritti umani, qualcosa di molto diverso accadeva in Colombia, dove in soli quattro mesi sono stati assassinati dodici veri difensori dei diritti umani.
I cubani che hanno partecipato a questo show mediatico contro il governo rivoluzionario, hanno ricevuto i visti immediati presso l’ambasciata USA a L’Avana e il costo dei loro biglietti, alloggio, cibo e trasporti sono stati pagati con i fondi creati, per loro, dalla Casa Bianca, mentre i colombiani nessuno li invita a quelle sessioni né gli pagano i viaggi per denunciare gli assassinii dei loro connazionali.
Sull’isola non si conosce un caso di assassinio per partecipare alle azioni sovversive progettate e dirette dal Dipartimento di Stato e la CIA. Tuttavia, in Colombia, Honduras e Guatemala, è diventato abituale che coloro che denunciano le vere violazioni dei diritti umani, perdano la vita per mano di squadroni della morte, e non ci sono le campagne mediatiche che vengono create contro Cuba, nonostante la notevole differenza di situazioni.
Questa è la manipolazione da parte dei media per far credere all’opinione pubblica mondiale che a Cuba vengono eseguiti arresti ingiustificati, e si vessa i “dissidenti”, ma nessuno di loro può dimostrare che la polizia li ha selvaggiamente colpiti, gli spruzza in faccia spray al pepe, o li affronta con potenti getti d’acqua fredda, come avviene contro i dimostranti in Europa e USA.
Gli attivisti colombiani senza alcun sostegno finanziario da parte USA, rischiano la loro vita, ogni giorno, per denunciare le vere violazioni subite dai cittadini del loro paese, qualcosa di molto diverso da ciò che fa a L’Avana, Elizardo Sanchez Santa Cruz y Pacheco, che inventa i numeri di arresti e nomi di persone, ma riceve, mensilmente, elevate somme di denaro mensile per questo triste ruolo che gioca con le autorità USA.
In Colombia, solo nella prima settimana di marzo, sono stati uccisi William Castillo, in Antioquia (nord-ovest), Klaus Zapata, a Cundinamarca (centro) e Willard Alexander Oime e Marisela Tombe nel Cauca (sud-ovest), secondo i dati forniti alla delegazione dell’Unione Europea dalla rivista Semana, ma la stampa USA ed europea tace.
Gli antecedenti del passato anno 2015 affermano che ricevettero minacce 472 leader sindacali, 628 difensori dei diritti umani e 131 giornalisti, secondo i dati raccolti dalla Difesa del Popolo, un’organizzazione che vigila sul rispetto dei diritti umani in Colombia.
Fino all’agosto 2915 in Colombia erano stati assassinati 69 difensori dei diritti umani e leader di comunità colombiane, qualcosa inimmaginabile a Cuba, ma questi omicidi non hanno un trattamento sulla stampa internazionale e USA come fanno contro la Rivoluzione, in quanto sono ben note le alleanze politiche e militari degli yankee con il governo colombiano.
Il centro di analisi del conflitto, CERAC, ha recentemente dichiarato che “la violenza politica in Colombia è in crescita e sempre più selettiva. Gli assassinii di leader sociali, militanti di partiti politici e sindacalisti sono aumentati del 35% nel 2015 rispetto al 2014”.
Alla conferenza tenutasi a Miami, la scorsa settimana, da Amnesty International, questo tema non ha avuto alcun trattamento, a differenza di Cuba, dove è stata portata, dall’isola, una stipendiata per diffamare la sua patria.
Una dimostrazione della disparità di trattamento del tema dei diritti umani tra una nazione e l’altra, è che, nonostante i rischi a cui sono sottoposti i veri attivisti dei diritti umani in Colombia, nessuno è stato premiato con il manipolato premio Andrei Sakharov, mentre già sono diversi i cubani che lo hanno ricevuto senza correre il minimo rischio per la loro vita.
Questi elementi sono la prova di come si distorce, politicamente, agli interessi yankee, la questione dei diritti umani a Cuba.
José Martí fu preciso quando disse: “Sollevarsi sugli intrighi, è sollevarsi sui serpenti”.
Por qué Cuba es la diferencia
Por Arthur González
Mientras en Washington el pasado 07.04.2016 sesionaba la comision de derechos humanos y un manojo de los calificados como “disidentes”, entrenados y financiados por Estados Unidos, acusaba a Cuba de acosar a los supuestos “defensores” de los derechos humanos, algo muy diferente sucedía en Colombia, donde en solo cuatro meses han sido asesinados doce auténticos defensores de los derechos humanos.
Los cubanos que participaron en ese show mediático contra el gobierno revolucionarios, recibieron visas inmediatas en la embajada yanqui en La Habana y el costo de sus pasajes, alojamiento, alimentación y transportaciones fueron sufragados con los fondos creados para ellos por la Casa Blanca, mientras a los colombianos nadie los invita a esas sesiones ni les pagan viajes para denunciar los asesinatos de sus correligionarios.
En la isla no se conoce un solo caso de asesinato por participar en las acciones subversivas diseñadas y orientadas por el Departamento de Estado y la CIA. Sin embargo, en Colombia, Honduras y Guatemala, se ha vuelto habitual que aquellas personas que denuncian las verdaderas violaciones de los derechos humanos, pierdan la vida a manos de escuadrones de la muerte, y no existen las campañas de prensa que se crean contra Cuba, a pesar de la marcada diferencia de situaciones.
Esa es la manipulación que hacen los medios para hacerle creer a la opinión pública mundial de que en Cuba se ejecutan arrestos injustificados, y se acosa a los “disidentes”, pero ninguno de ellos puede demostrar que la policía los golpea salvajemente, les rocía la cara con gas pimienta, o los enfrentan mediante potentes chorros de agua fría, como sucede contra los manifestantes en Europa y en Estados Unidos.
Los activistas colombianos sin ningún respaldo financiero de Estados Unidos, exponen sus vidas a diario por denunciar las auténticas violaciones que sufren los ciudadanos de su país, algo bien diferente a lo que hace en La Habana, Elizardo Sánchez Santa Cruz y Pacheco, quien inventa números de arrestos y nombres de personas, pero recibe mensualmente altas sumas de dinero por ese triste papel que juega ante las autoridades estadounidenses.
En Colombia, solamente en la primera semana de marzo, fueron asesinados William Castillo, en Antioquia (noroeste), Klaus Zapata, en Cundinamarca (centro) y Willar Alexander Oime y Marisela Tombe en el Cauca (suroeste), según datos aportados a la delegación de la Unión Europea por la revista Semana, pero la prensa norteamericana y europea callan.
Los antecedentes del pasado año 2015 afirman que recibieron amenazas 472 líderes sindicales, 628 defensores de derechos humanos y 131 periodistas, según datos recopilados por la Defensoría del Pueblo, entidad que vela por el respeto de los derechos humanos en Colombia.
Hasta el mes de agosto del 2015 en Colombia habían sido asesinados 69 defensores de derechos humanos y líderes comunitarios colombianos, algo inimaginable en Cuba, pero esos asesinatos no tienen un tratamiento en la prensa internacional y estadounidense como hacen contra la Revolución, pues son bien conocida las alianzas políticas y militares de los yanquis con el gobierno colombiano.
El centro de análisis del conflicto, CERAC, declaró recientemente que “la violencia política en Colombia es creciente y cada vez más selectiva. Los asesinatos de líderes sociales, militantes de partidos políticos y sindicalistas aumentaron un 35% en 2015 frente al 2014”.
En la conferencia que celebró Amnistía Internacional la pasada semana en Miami, ese tema no tuvo tratamiento alguno, a diferencia de Cuba donde fue llevada desde la isla una asalariada para difamar en contra de su patria.
Una muestra de la diferencia en el tratamiento del tema de los derechos humanos entre una nación y otra, es que a pesar de los riegos al que están sometidos los verdaderos activistas de los derechos humanos en Colombia, ninguno ha sido premiado con el manipulado premio Andrei Sajarov, mientras que ya son varios los cubanos que lo recibieron sin correr el menor riesgo para sus vidas.
Estos elementos son la prueba de cómo se tuerce políticamente a los intereses yanquis, el tema de los derechos humanos en Cuba.
Preciso fue José Martí cuando aseguró: “Levantarse sobre intrigas , es levantarse sobre serpientes”.
