Iroel Sánchez https://lapupilainsomne.wordpress.com
I governi di Iran e Qatar sono avversari negli estesi conflitti in Medio Oriente. Tuttavia, alti rappresentanti di quegli stati -il vice presidente iraniano e l’Emiro padre del Qatar- erano presenti ed hanno parlato nell’omaggio postumo a Fidel Castro nella Piazza della Rivoluzione a L’Avana, dove il vice presidente dell’Algeria, un’altra nazione a stragrande maggioranza musulmana, ma, a differenza di Iran e Qatar, molto più secolarizzata, è anche intervenuto, sottolineando le virtù del leader della Rivoluzione cubana.
Tra il tanto scritto su Fidel nei grandi media, dalla fine di novembre, a pochi ha attirato l’attenzione che in una regione tanto diversa culturalmente da Cuba e dove è presente l’influenza USA, in modo rilevante negli ultimi decenni, il leader cubano abbia l’ammirazione da scenari molte volte contrastanti, dove, probabilmente, la relazione di rispetto con Cuba è una delle poche coincidenze.
L’Emiro padre del Qatar dava, nelle sue parole, una causa, con sfumature, anche comune a tutti questi paesi: lo storico sostegno della Rivoluzione cubana alle rivendicazioni del popolo palestinese per costruire il proprio Stato entro i confini precedenti il 1967 con capitale Gerusalemme Est. Tale posizione non è poi variata dopo il processo aperto, il 17 dicembre 2014, ciò che è accaduto è che, lungi dal fare concessioni per ingraziarsi gli USA ed il suo principale alleato in Medio Oriente, Israele, Cuba ha ribadito in tutte le sedi internazionali la lealtà fondata da Fidel su questo argomento.
Molti sono, anche, i palestinesi che hanno ricevuto una formazione professionale a Cuba, come accade anche con altri giovani provenienti da paesi arabi, in particolare quelli della Repubblica Democratica Araba Sahrawi, fatto che ha portato ad un nuovo appellativo: cubarahui.
I campi di rifugiati Saharawi hanno sempre contato su medici cubani. Una collaborazione presente in altri territori della regione, come prima si fece inviando medici in Algeria per iniziare l’oggi leggendario aiuto della medicina cubana a paesi del Terzo Mondo. Quando la metà dei professionisti sanitari esistenti a Cuba erano emigrati al trionfo della Rivoluzione, incoraggiati dagli USA, da L’Avana giunsero ad Algeri medici cubani per occuparsi del popolo algerino la cui assistenza sanitaria era stata abbandonata dagli sconfitti colonialisti francesi.
Ma ci sono altre ragioni. Quando scoppiò il conflitto tra Iran e Iraq, in cui gli USA attizzarono il fuoco con l’animo di rovesciare la Rivoluzione islamica che spodestò il loro amico, lo Scià, a Teheran, Fidel s’impegnò tutto il tempo nella ricerca di una soluzione pacifica. Allo stesso modo, lo valorizzò quando, nel 1991, Cuba condannò all’ONU l’invasione e l’annessione del Kuwait da parte dell’Iraq ed anche il blocco e l’intervento militare guidato dagli USA che presero a pretesto l’irresponsabile azione irachena.
Davanti agli attacchi dell’11 settembre 2001, che sarebbero terminati, in nome della chiamata “guerra al terrore”, trasformando il Medio Oriente e il Nord Africa in un inferno di violenza e caos umanitario, Fidel avvertì che la guerra non era la risposta. Nel pomeriggio di quel fatidico giorno affermò: “Credo che questo fatto tanto insolito dovrebbe servire per creare la lotta internazionale contro il terrorismo; ma la lotta internazionale contro il terrorismo non si risolve eliminando un terrorista qui e un altro là; uccidendo qua e là, usando metodi simili e sacrificando vite innocenti. Si risolve ponendo fine, tra le altre cose, al terrorismo di Stato e altre forme ripugnante di uccidere”.
Molte morti si sarebbero potute evitare facendo caso a tanto visionaria raccomandazione ma più poterono le ambizioni USA al controllo delle fonti energetiche strategiche situate in Medio Oriente.
La verità è che in una zona così complessa, variegata e convulsa, poche figure hanno goduto e godono del consenso di Fidel Castro ed è proprio perché lo ha unito, a quei popoli, quella universalità di José Martí, che fu suo maestro e gli insegnò a sentire come propria qualsiasi causa giusta per distante che fosse dalla geografia cubana: “Scarsi, come le montagne, sono gli uomini che sanno guardare da esse, e sentono con viscere di nazione o di umanità”
(Al Mayadeen)
Un comandante del Oriente Medio
Por Iroel Sánchez
Los gobiernos de Irán y Qatar son adversarios en los extendidos conflictos de Oriente Medio. Sin embargo, altos representantes de esos estados -el Vicepresidente iraní y el Emir padre de Qatar- estuvieron presentes, y hablaron, en el homenaje póstumo a Fidel Castro en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde el Vicepresidente de Argelia, otra nación de enorme mayoría musulmana pero, a diferencia de Irán y Qatar, mucho más secularizada, también intervino, resaltando las virtudes del líder de la Revolución cubana.
Entre tanto escrito sobre Fidel en los grandes medios, desde finales de noviembre, a pocos ha llamado la atención que en una región tan distinta culturalmente de Cuba y donde está presente la influencia estadounidense de manera relevante en las últimas décadas, el líder cubano alcance la admiración desde escenarios muchas veces contrapuestos, donde probablemente la relación de respeto con Cuba sea de las pocas coincidencias.
El Emir padre de Qatar daba en sus palabras una causa, con matices, también común a todos esos países: el histórico apoyo de la Revolución cubana a las reivindicaciones del pueblo palestino para construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967 con capital en Jerusalén oriental. Esa postura no ha variado luego del proceso abierto el 17 de diciembre de 2014, lo que ha sucedido es que lejos de hacer concesiones para congraciarse con Estados Unidos y su principal aliado en Oriente medio, Israel, Cuba ha reiterado en todos los foros internacionales la lealtad fundada por Fidel en relación con este tema.
Muchos son, además, los palestinos que han recibido formación profesional en Cuba, como también sucede con otros jóvenes procedentes de países árabes, en especial los de la República Árabe Saharaui Democrática, hecho que ha dado lugar a un nuvo gentilicio: cubarahui.
En los campamentos de refugiados saharauis siempre han contado con médicos cubanos. Una colaboración presente en otros territorios de la región, como antes se hizo enviando médicos a Argelia para iniciar la hoy legendaria ayuda de la medicina cubana a países del Tercer Mundo. Cuando la mitad de los profesionales de la salud existentes en Cuba habían emigrado al triunfo de la Revolución, alentados por Estados Unidos, desde La Habana llegaron a Argel los médicos cubanos para ocuparse del pueblo argelino cuya atención sanitaria había sido abandonada por los derrotados colonialistas franceses.
Pero hay más razones. Cuando estalló el conflicto entre Irán e Iraq, en que Estados Unidos atizó el fuego con el animó de derrocar la Revolución islámica que sacó del poder a su amigo el Sha en Teherán, Fidel se involucró todo el tiempo en la búsqueda de una salida pacífica. Igualmente, lo prestigió cuando en 1991 Cuba condenó en la ONU la invasión y la anexión de Kuwait por Irak y también el bloqueo y la intervención militar liderados por Estados Unidos que tomaron como pretexto la irresponsable acción iraquí.
Ante los atentados del 11 de septiembre de 2001, que terminarían, en nombre de la llamada “guerra contra el terror”, transfomando el Oriente Medio y el Norte de África en un infierno de violencia y caos humanitario, Fidel alertó que la guerra no era la respuesta. En la tarde de ese fatídico día, afirmó: “Creo que este hecho tan insólito debiera servir para crear la lucha internacional contra el terrorismo; pero la lucha internacional contra el terrorismo no se resuelve eliminando a un terrorista por aquí y otro por allá; matando aquí y allá, usando métodos similares y sacrificando vidas inocentes. Se resuelve poniendo fin, entre otras cosas, al terrorismo de Estado y otras formas repulsivas de matar”
Muchas muertes se hubieran evitado de hacerle caso a tan visionaria recomendación pero más pudieron las ambiciones norteamericanas por controlar las fuentes energéticas estratégicas situadas en Oriente Medio.
Lo cierto es que en una zona tan compleja, diversa y convulsa, pocas figuras han gozado y gozan del consenso de Fidel Castro y es precisamente porque lo ha unido a sus pueblos aquella universalidad del José Martí que fue su maestro y lo enseñó a sentir como propia cualquier causa justa por distante que estuviera de la geografía cubana: “Escasos, como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación, o de humanidad.”
(Al Mayadeen)