Osmany Sanchez https://jovencuba.com
Per i contadini della zona di Bolondrón, provincia di Matanzas, il 23 marzo 1963 sembrava essere una mattina come le altre, ma il traffico di camion e truppe fece loro vedere che qualcosa si avvicinava.
Quel giorno le forze di Lotta contro i Banditi (LCB) iniziarono un assedio che avrebbe posto fine alle bande di insorti che, a lungo, terrorizzavano e assassinavano diversi residenti della zona.
Un assedio dei combattenti del LCB, a quei tempi, non è notizia, tuttavia per la mia famiglia, e per me in particolare, questo sarebbe stato importante. Uno dopo l’altro furono occupati, dai combattenti, tutti i recessi dei banditi ed in una grotta dove si rifugiavano gli insorti trovarono, tra le loro cose, un piccolo taccuino nero dove avevano annotato le azioni da realizzare in quei giorni.
Tra queste “eroiche” azioni era prevista, per il giorno 27 -quattro giorni dopo l’assedio-. l’esecuzione di un gruppo di contadini simpatizzanti della Rivoluzione che li rese persone e che, per questo, le erano grate. Tra quei nomi c’erano quelli di un contadino e le sue due figlie di 10 e 4 anni. La bimba di 10 anni era mia mamma.
Per chi potrebbe pensare che questa è finzione vi porto una storia reale, che mostra la natura assassina di Pichi Catala, Luis León de la Torre (Leoncito), Eulogio Garcia Mirabal (El Roco) ed altri che alcuni di Miami hanno voluto presentare come “guerriglieri contadini”. Si possono citare decine di esempi simili.
Un giorno come oggi -24 gennaio- ma del 1963 la famiglia di Gregorio Rodriguez, Nicolaza Diaz ed i suoi cinque figli stavano preparandosi a dormire quando un gruppo di insorti guidati da Francisco Hernandez, alias “El Gallego”, si disponeva ad eseguire un ordine di Juan José Catalá “El Pichi Catala”, il capo dei banditi nella provincia di Matanzas, e che era eseguire qualsiasi azione che “avesse risonanza nel territorio”.
L ‘ “azione” in questione consistette nel mitragliare una capanna di contadini e fuggire, difesi dalla notte, lasciando, dietro sé, due morti -Fermin 13 anni e Yolanda 11 anni che sarebbe morta poco dopo- oltre a ferire gravemente Felicia 16 anni e Josefa di solo 7 che rimase lesionata per tutta la vita. Anni dopo la madre avrebbe detto ricordando i fatti: “io non voglio neppure ricordarmi di ciò che vidi quando entrai nella stanza. Lì c’era Fermin, il mio figliolo, bagnato di sangue, si stava vestendo quando lo uccisero. Yolanda e Josefina erano a letto, si svegliarono con i colpi nei loro piccoli corpi [.] Non si lamentavano. Mi ricordo che, nella mia disperazione, cominciai a gridare.”
Si dice che una menzogna ripetuta molte volte si converta in verità, ma io non immagino quante volte si dovrà ripetere -affinché qualcuno lo creda- che questi assassini di bambini, contadini e maestri fossero “contadini armati” in lotta per la libertà di Cuba.
Quattro giorni fecero la differenza per la mia famiglia e per me. L’intervento tempestivo dei combattenti della lotta LCB impedì che mia madre fosse assassinata e che oggi io possa raccontare questa storia mentre festeggio il mio compleanno.
Cuatro días que me dieron la vida
Por: Osmany Sánchez
Para los campesinos de la zona de Bolondrón, provincia de Matanzas, el 23 de marzo de 1963 parecía ser una mañana como otra cualquiera, pero el tráfico de camiones y tropas les hizo ver que algo se avecinaba. Ese día fuerzas de la Lucha contra Bandidos (LCB) empezaban un cerco que acabaría con las bandas de alzados que durante mucho tiempo aterrorizarían y asesinarían a varios vecinos de la zona.
Un cerco de los combatientes de la LCB en esos tiempos no es noticia, sin embargo, para mi familia y para mí en particular este sería trascendental. Uno por uno fueron ocupando los combatientes los escondrijos de los bandidos y en una cueva donde se refugiaban los alzados encontraron entre sus pertenencias una libretica negra donde tenían anotadas las acciones a realizar por esos días.
Entre esas “heroicas” acciones estaba previsto para el día 27 –cuatro días después del cerco- el ajusticiamiento de un grupo de campesinos simpatizantes de la Revolución que los hizo personas y a la cual estaban agradecidos. Entre esos nombres estaban los de un campesino y sus dos hijas de 10 y 4 años. La niña de 10 años era mi mamá.
Para el que pueda pensar que esto es ficción les traigo una historia real, que muestra la naturaleza asesina de Pichi Catalá, Luis León de la Torre (Leoncito), Eulogio García Mirabal (El Roco) y otros de los que algunos en Miami han querido presentar como “Guerrilleros Campesinos”. Se pueden mencionar decenas de ejemplos similares.
Un día como hoy -24 de enero- pero del año 1963 la familia de Gregorio Rodríguez, Nicolaza Díaz y sus cinco hijos se disponían a dormir cuando un grupo de alzados al mando de Francisco Hernández, alias “El Gallego” se disponía a cumplir una orden de Juan José Catalá “El Pichi Catalá” el jefe de los bandidos en la provincia de Matanzas y que consistía en llevar a cabo alguna acción que “resonara en el territorio”.
La “acción” en cuestión consistió en ametrallar un bohío campesino y huir amparados por la noche dejando atrás dos muertos –Fermín de 13 años y Yolanda de 11 años quien moriría poco después- más heridas de gravedad a Felicia de 16 años y Josefa de sólo siete que quedó con secuelas para toda la vida. Años después la madre diría recordando los hechos: “yo no quiero ni acordarme de lo que vi cuando entré al cuarto. Allí estaba Fermín, mi hijito, bañado en sangre, se estaba vistiendo cuando lo mataron. Yolanda y Josefina estaban en la cama, se despertaron con los tiros en sus cuerpitos [.] no se quejaban. Me acuerdo que en mi desesperación empecé a dar gritos.”
Dicen que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, pero yo no me imagino cuántas veces van a tener que repetir –para que alguien se lo crea- que esos asesinos de niños, campesinos y maestros eran “campesinos armados” luchando por la libertad de Cuba.
Cuatro días marcaron la diferencia para mi familia y para mí. La oportuna intervención de los combatientes de la lucha LCB evitó que mi madre fuera asesinada y que hoy yo pueda contar esta historia mientras celebro mi cumpleaños.