affinché America Latina e Caraibi sia una zona di pace?
Nel 2018, l’amministrazione USA ha intensificato il suo interventismo in America Latina e Caraibi. Per il 2019, Trump ha approvato un bilancio record di 716 miliardi di dollari per la Difesa
Yisell Rodríguez Milan http://www.granma.cu
Più di 76 basi militari in America Latina, il supporto a golpe militare e giudiziari contro presidenti, il tentato omicidio contro Nicolas Maduro, sanzioni e blocchi economici, l’uso di organizzazioni, come la screditata OSA, contro i governi progressisti e l’applicazione di metodi sovversivi fondati sul consumo culturale attraverso i mass media, come Internet, e l’appoggio a figure ultraconservatrici della destra nella loro ascesa ad alte posizioni politiche, sono alcune delle strategie e delle azioni attuate dagli USA, in Sud America e nei Caraibi, nel suo tentativo di invertire, in modo totale, le vittorie ottenute dai governi progressisti degli ultimi decenni.
Il II Vertice della Comunità di Stati Latinoamericani e dei Caraibi (CELAC) ha proclamato la regione, nel gennaio 2014, come Zona di Pace ma le diverse amministrazioni USA sembrerebbero intenzionate a smantellare tale consenso, soprattutto durante quest’anno.
Almeno tre emissari del potere USA hanno percorso la regione con messaggi contrapposti ai principi di non-ingerenza, soluzione pacifica delle controversie al fine di bandire l’uso e la minaccia dell’uso della forza in questo emisfero, la promozione di una cultura di pace e l’obbligo di non intervenire, direttamente o indirettamente, negli affari interni di qualsiasi altro Stato, tutti contenuti nei documenti sottoscritti dai membri della CELAC.
Rex Tillerson, che in febbraio espletava la funzione di segretario di Stato USA, prima di iniziare, quel mese, il suo tour della regione, annunciava che 2018 sarebbe stato “l’anno delle Americhe” e chiariva che avrebbero cercato di favorire la divisione e sottomissione tra governi latinoamericani.
A giugno, anche il vicepresidente USA, Mike Pence, ha realizzato un giro con la chiara intenzione di creare alleanze per sanzionare il Venezuela. “L’obiettivo è rafforzare la sicurezza regionale con i nostri alleati nell’emisfero (…) minacciati dal (…) governo del Venezuela” aveva indicato il suo portavoce, Alyssa Farah.
Il primo passo nell’itinerario di Pence è stato stabilire legami con il golpista Michel Temer ed assicurarsi che l’ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva rimanesse in carcere. In Ecuador, d’altra parte, ha annunciato una donazione di 1,5 milioni di dollari per lottare “contro la corruzione e rafforzare la società civile”, come simbolo di un nuovo capitolo nelle relazioni bilaterali con Lenin Moreno al timone di quella nazione.
Ora è il Segretario della Difesa USA, James Mattis, che si approccia a Brasile, Argentina, Cile e Colombia, visite che, tenendo conto dei principi della strategia di difesa nazionale USA, inducono a pensare che la regione dei Caraibi si stia convertendo in un’area di futuri conflitti.
I FATTI CONVALIDANO LA TESI:
– Il presidente della Bolivia, Evo Morales, ha appena denunciato una “invasione segreta” contro l’America Latina attraverso l’invio, da parte USA, di una nave in grado di trasportare elicotteri di guerra. La scusa: necessità di prestare aiuto umanitario ai venezuelani che vivono in Colombia.
– Si rafforzano le capacità del Comando Sud, con la sua rete di basi militari, compresa la IV Flotta.
– Culturalmente: il grande capitale muove importanti media, chiese, società di tecnologia, al fine di smobilitare politicamente la gioventù e incoraggiare la presunta impraticabilità del socialismo o dell’applicazione di politiche di giustizia sociale da parte dello Stato.
– Si rivitalizza la Dottrina Monroe. La Strategia di Sicurezza Nazionale del 2017, la Strategia di Difesa Nazionale e le dichiarazioni di alti funzionari del governo di Trump lo confermano.
– Gli USA continuano a rafforzare le iniziative non governative, l’articolazione di campagne mediatiche anti-sistemiche e la cooperazione tra i poteri giudiziari con organismi controllati da Washington, per sviluppare una guerra, selettiva e brutale, contro la sinistra nella regione.
– Si promuovono imprenditori come attori politici e si attualizzano i programmi e le forme di lotta di non pochi partiti, sulla base di parametri neoliberalizzanti.
Queste strategie sono in linea con gli schemi di “cambio di regime”, che mietono milioni di vittime in varie parti del mondo e promuovono, ad ogni costo, la violenza, la guerra, le crisi umanitarie e l’instabilità.
Nulla di più lontano dai precetti della Proclamazione dell’America Latina e dei Caraibi come una Zona di Pace, che il governo USA insiste nell’ignorare e a non non far valere, poiché non hanno nulla a che vedere, i loro interessi egemonici, con il rispetto, comprensione, cooperazione e convivenza pacifica tra i nostri popoli.
¿Por qué Estados Unidos es la principal amenaza para que América Latina y el Caribe sea una zona de paz?
En el 2018 la administración norteamericana arreció su intervencionismo en Latinoamérica y el Caribe. Para el 2019, Trump aprobó un presupuesto récord de 716 000 millones de dólares para Defensa
Yisell Rodríguez Milán
Más de 76 bases militares en América Latina, el respaldo a golpes militares y judiciales contra presidentes, el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, las sanciones y bloqueos económicos, el empleo de organizaciones como la desprestigiada oea contra gobiernos progresistas y la aplicación de métodos subversivos cimentados sobre el consumo cultural a través de medios masivos como internet y el apoyo a figuras ultraconservadoras de la derecha en su ascenso a altos puestos políticos, son algunas de las estrategias y acciones aplicadas por Estados Unidos en Sudamérica y el Caribe en su afán por revertir de manera total las victorias alcanzadas por los gobiernos progresistas de las últimas décadas.
La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) proclamó la región en enero del 2014 como Zona de Paz, pero las diferentes administraciones estadounidenses parecieran empeñadas en desmontar ese consenso, en especial, durante este año.
Al menos tres emisarios del poder norteamericano han recorrido la región con mensajes contrapuestos a los principios de no injerencia, solución pacífica de controversias a fin de desterrar el uso y la amenaza del uso de la fuerza en este hemisferio, la promoción de una cultura de paz y la obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado, todos contenidos en los documentos suscritos por los miembros de la Celac.
Rex Tillerson, quien en febrero se desempeñaba como secretario norteamericano de Estado, antes de empezar ese mes su gira por la región, anunció que el 2018 sería «el año de las Américas» y dejó claro que buscarían incentivar la división y la sumisión entre los gobiernos latinoamericanos.
En junio, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, también realizó un recorrido con la evidente intención de crear alianzas para sancionar a Venezuela. «El objetivo es fortalecer la seguridad regional con nuestros aliados en el hemisferio (…) amenazados por (…) el Gobierno de Venezuela», había indicado su portavoz, Alyssa Farah.
El primer paso en el itinerario de Pence fue estrechar vínculos con el golpista Michel Temer y asegurarse de que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva continuara preso. En Ecuador, por otro lado, anunció una donación de 1,5 millones de dólares para luchar «contra la corrupción y reforzar a la sociedad civil», como símbolo de un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales con Lenin Moreno al frente de esa nación.
Ahora es el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, quien se acerca a Brasil, Argentina, Chile y Colombia, visitas que teniendo en cuenta los principios de la estrategia de defensa nacional estadounidense, inducen a pensar a los analistas que la región del Caribe se está convirtiendo en una zona de futuros conflictos.
LOS HECHOS VALIDAN LA TESIS:
– El presidente de Bolivia, Evo Morales, acaba de denunciar una «invasión encubierta» contra América Latina a través del envío, por parte de Estados Unidos, de una embarcación con capacidad para transportar helicópteros de guerra. La excusa: necesidad de prestar ayuda humanitaria a los venezolanos que viven en Colombia.
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Se fortalecen las capacidades del Comando Sur, con su red de bases militares, incluida la iv Flota.
– En lo cultural: el gran capital mueve a importantes medios de comunicación, iglesias y empresas tecnológicas, en función de desmovilizar políticamente a la juventud y fomentar la supuesta inviabilidad del socialismo o de la aplicación de políticas de justicia social desde el Estado.
– Se revitaliza la Doctrina Monroe. La Estrategia de Seguridad Nacional del 2017, la Estrategia de Defensa Nacional y las declaraciones de altos funcionarios del gobierno de Trump así lo confirman.
– Estados Unidos continúa potenciando iniciativas no gubernamentales, la articulación de campañas mediáticas antisistémicas y la cooperación entre los poderes judiciales con organismos controlados por Washington, para desarrollar una guerra, selectiva y brutal, contra la izquierda en la región.
– Se promocionan empresarios como actores políticos y se actualizan los programas y formas de lucha de no pocos partidos, a partir de parámetros neoliberalizantes.
Esas estrategias se ajustan a los esquemas de «cambio de régimen», que cobran millones de víctimas en varias partes del mundo y promueven la violencia, la guerra, las crisis humanitarias y la inestabilidad, a cualquier costo.
Nada más alejado de los preceptos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que el gobierno norteamericano se empeña en desconocer, ignorar y no hacer valer, pues nada tienen que ver sus intereses hegemónicos con el respeto, el entendimiento, la cooperación y la convivencia pacífica entre nuestros pueblos.