Bolsonaro e la cura contro il comunismo che cura
“Mai abbiamo avuto un medico, finché è arrivato un cubano che ci irradiò la felicità. Oggi ci tolgono la vita con la partenza dei medici di Cuba dal Brasile”. Erano le parole del cacique Ismael Martín, del villaggio indigeno di Tekohá Karumbey, nello stato del Paraná.
In novembre, 28 milioni di persone dei 34 Distretti Speciali Indigeni, di altre comunità appartate dell’Amazzonia, o delle favelas di Rio de Janeiro, San Paolo e Salvador de Bahia, rimanevano senza l’unica assistenza medica gratuita che avevano.
Ricordiamo: Cuba ha deciso di porre fine alla sua partecipazione al programma Mais Médicos, a cui si era integrata nel 2013 attraverso un accordo con il governo di Dilma Rousseff e l’Organizzazione Panamericana della salute. Ha ritirato oltre 8000 professionisti. La causa: le minacce e l’inaccettabile revisione delle condizioni da parte del nuovo presidente brasiliano, il neofascista Jair Bolsonaro.
In questo momento, 20000 professionisti dell’isola hanno trattato oltre 113 milioni pazienti in 3600 comuni del Brasile.
Come aneddoto e paradosso, la città di Ponta Grossa, dove Bolsonaro ha ottenuto il 74% dei voti, ha perso, in un giorno, il 75% del suo personale medico.
Si dice che in Bolivia, dove anche esiste un’importante cooperazione medica cubana la giornalista di un canale di Miami ha chiesto ad una contadina indigena se avesse paura del comunismo cubano: “Guarda -le ha risposto- io da 10 anni non potevo vedere e nessuno si è preso cura di me. Ma quando avevo perso la speranza, sono arrivati alcuni medici di Cuba, mi hanno operato gratuitamente, e ora posso vederla. Non so nulla di politica, ma se questo è il comunismo, allora viva il comunismo”. Naturalmente, le sue parole non sono mai state trasmesse alla televisione di Miami.
E ora Bolsonaro s’impegna a cancellare dal Brasile tutte le tracce di questo… “comunismo”.
Bolsonaro y la cura contra el comunismo que cura
“Nunca tuvimos un médico, hasta que llegó un cubano que nos irradió la felicidad. Hoy nos quitan la vida con la salida de los médicos de Cuba de Brasil”. Eran las palabras del cacique Ismael Martín, de la aldea indígena Tekohá Karumbey, en el estado de Paraná.
En noviembre, 28 millones de personas de los 34 Distritos Especiales Indígenas, de otras poblaciones apartadas de la Amazonía, o de las favelas de Río de Janeiro, Sao Paulo y Salvador de Bahía, se quedaban sin la única asistencia médica gratuita que tenían.
Recordemos: Cuba decidió poner fin a su participación en el programa Mais Médicos, al que se había integrado en 2013 mediante un convenio con el gobierno de Dilma Rousseff y la Organización Panamericana de la Salud. Retiró a más de 8.000 profesionales. La causa: las amenazas y la revisión inaceptable de condiciones por parte del nuevo presidente brasileño, el neofascista Jair Bolsonaro.
En este tiempo, 20.000 profesionales de la Isla han tratado a más de 113 millones de pacientes en 3.600 municipios de Brasil.
Como anécdota y paradoja, la ciudad de Ponta Grossa, donde Bolsonaro obtuvo un 74% de los votos, perdió en un día el 75% de su personal médico.
Cuentan que en Bolivia, donde existe también una importante cooperación médica cubana, la periodista de un canal de Miami preguntó a una campesina indígena si le tenía miedo al comunismo cubano: “Mire –le respondió-, yo llevaba 10 años sin poder ver y nadie se preocupó por mí. Pero cuando había perdido la esperanza, llegaron unos médicos de Cuba, me operaron gratis, y ahora puedo verla a Vd. No sé nada de política, pero si esto es comunismo, pues que viva el comunismo“. Por supuesto, sus palabras jamás salieron en la televisión de Miami.
Y ahora Bolsonaro se empeña en borrar de Brasil todo rastro de este… “comunismo”.