Impedire il ritorno di Rafael Correa con l’aiuto di CONAIE?
Otto persone uccise, 1300 ferite e oltre un migliaio di detenuti è stato il saldo repressivo in Ecuador contro la ribellione anti-neoliberale.
Il governo di Lenin Moreno, spalle al muro, ha abrogato il Decreto 883 che includeva, ad esempio, l’eliminazione del sussidio per il carburante. E ottenere far abortire, in questo modo, la mobilitazione popolare, ottenendo una preziosa tregua.
La strategia era chiara: dividere la protesta. Ha incontrato solo la parte che ha definito “legittima”, il movimento indigeno guidato da CONAIE.
Nel frattempo, ha emarginato e associato alla violenza e al terrore il correismo, accusandolo di essere finanziato da Caracas.
Questo correísmo, il movimento che rivendica la Rivoluzione Civica tradita da Moreno, sarà il responsabile della destabilizzazione del paese, insieme ad “agenti dell’intelligence cubani e venezuelani”.
Oggi la dirigenza della Rivoluzione Civica è sistematicamente perseguitata ed imprigionata.
La deputata Gabriela Rivadeneira e l’ex ministro degli Esteri Ricardo Patio sono sotto riparo del governo messicano. L’ex sindaca Alexandra Arce e la prefetta di Pichincha, Paola Pabón, arrestate. Tra molti altri casi.
Da parte sua, una parte della direzione del CONAIE, che affronta Correa da anni, prepara una candidatura elettorale che sfrutti il successo della protesta e riesca occupare lo spazio negato, dalla persecuzione, alla Rivoluzione Civica.
L’obiettivo del governo, dell’élite economica e della stampa dell’Ecuador è molto chiaro. Prevenire, in ogni caso, il ritorno di chi continua a rappresentare la speranza per buona parte della popolazione: l’ex presidente Rafael Correa.
Impedir la vuelta de Rafael Correa con ayuda de la CONAIE?
Ocho personas muertas, 1300 heridas y ms de mil detenidas fue el saldo represivo en Ecuador contra la rebelin anti-neoliberal.
El gobierno de Lenín Moreno, acorralado, derogó el Decreto 883 que recoja, por ejemplo, la eliminación del subsidio a los carburantes. Y consiguir abortar, de esta manera, la movilización popular, obteniendo un valioso respiro.
La estrategia fue clara: dividir la protesta. Solo se reunió con la parte que calificó como “legítima”, el movimiento indígena liderado por la CONAIE.
Mientras, marginó y asoció con la violencia y el terror al correísmo, acusándolo de estar financiado desde Caracas.
Este correísmo, el movimiento que reivindica la Revolución Ciudadana traicionada por Moreno, será el responsable de la desestabilización del país, junto a “agentes de inteligencia cubanos y venezolanos”.
Hoy la dirigencia de la Revolución Ciudadana es, sistemticamente, perseguida y encarcelada.
La asambleísta Gabriela Rivadeneira y el ex canciller Ricardo Patio están bajo refugio del gobierno de México. La ex alcaldesa Alexandra Arce y la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, detenidas. Entre muchos otros casos.
Por su lado, una parte de la dirección de la CONAIE, enfrentada desde hace años a Correa, prepara una candidatura electoral que aproveche el éxito de la protesta y logre ocupar el espacio negado, por persecución, a la Revolución Ciudadana.
El objetivo del gobierno, la élite económica y la prensa de Ecuador está bien claro. Impedir, por todos los medios, el regreso de quien sigue representando la esperanza para una buena parte de la población: el ex presidente Rafael Correa.
