Walter Goobar www.cubadebate.cu
Secondo documenti, recentemente declassificati, il Pentagono ha lavorato, segretamente dietro le quinte, in circa 800 film di Hollywood. La lista è stata stilata dal sito investigativo FOIA.
Tom Secker e Matthew Alford hanno esposto quanto siano estesi, in realtà, i programmi del Pentagono e della CIA per collaborare con Hollywood, sulla base di circa 4000 pagine di documenti declassificati ottenuti attraverso il Freedom of Information Act.
Il rapporto ha segnalato, all’epoca, che: “Questi documenti dimostrano, per la prima volta, che il governo USA ha lavorato dietro le quinte in più di 800 film importanti e più di 1000 titoli televisivi”.
Scorrendo la lista, in continua espansione, l’osservatore medio di film potrebbe sorprendersi dei film che sono effettivamente inclusi: ce ne sono altri più prevedibili come Black Hawk Down, Zero Dark Thirty e Lone Survivor.
Ma altri del tutto inaspettati che, apparentemente, necessitavano del tocco propagandistico del complesso industriale militare come Ernest Saves Christmas, Karate Kid 2, Il silenzio degli innocenti, Twister, i film di Iron Man e, più recentemente, Pitch Perfect 3.
Quando uno scrittore o produttore di Hollywood si avvicina al Pentagono e richiede l’accesso alle risorse militari per realizzare il suo film, deve inviare la sua sceneggiatura agli uffici di collegamento dell’intrattenimento affinché l’investighino.
In definitiva, l’uomo con l’ultima parola è Phil Strub, capo del collegamento di Hollywood del Dipartimento della Difesa (DOD), che è stato a capo di questo dipartimento, precedentemente semi-segreto, che data dal 1989.
Se ci sono personaggi, azioni o dialoghi che il Dipartimento della Difesa non approva, allora il realizzatore deve apportare modifiche per adattarsi alle richieste dei militari.
Se si rifiutano, il Pentagono impacchetta i suoi giocattoli e torna a casa. Per ottenere una piena collaborazione, i produttori devono firmare contratti, chiamati Production Assistance Agreements, che li obbligano a utilizzare una versione della sceneggiatura approvata dai militari.
Mesi fa, Strub è stato nuovamente profilato in un rapporto intitolato “Elisting an Audience: How Hollywood Peddles Propaganda” (Arruolare un pubblico: come Hollywood spaccia propaganda), che lo ha citato mentre cercava di ridurre la crescente esposizione dei media nell’ultimo anno.
“Non stiamo cercando di fare il lavaggio del cervello alla gente! “Siamo disposti a presentare la visione più chiara e vera”, ha detto Strub.
Il rapporto ha giustamente segnalato che benché generalmente gli statunitensi siano orgogliosi di vivere in una società libera dalla censura, mentre si fanno beffe degli esempi di propaganda in posti come Russia o Cina, il pubblico USA è soggetto a propaganda statale, più locale, di quanto pensi:
Sforzo militare in Russia, manifestazioni di massa in Corea del Nord, messaggi forti dalla Cina.
Diventiamo matti quando ci troviamo all’estero.
Ma non ci vuole molto per vedere che anche la propaganda USA è ovunque. Non è fatto dal governo e non è così sfacciata come la sua controparte straniera.
Ma è qui e ignorare che una parte del contenuto è, in sostanza, la propaganda, specialmente di questi tempi, mentre Trump anela apertamente le grandi parate dell’esercito, è un errore.
“Ci sono tutti i modi per fare un punto ideologico”, ha aggiunto Harris. A volte penso che non siamo abbastanza in sintonia. Non sembriamo abbastanza forti per la propaganda.
E per di più, a differenza dei sistemi autoritari, in Occidente sono i consumatori coloro che realmente sono disposti, anche se involontariamente, come partecipi della propaganda statale.
Il rapporto di massima continua.
Certamente, il contenuto ha programmi alternativi, anche sinceri. Ma è il gigante ed amorfo mercato dei consumatori quello che lo ha convocato. Questa è la differenza tra la nostra propaganda e quella di tutti gli altri. Nei regimi autocratici, un’entità sostenuta dal governo lo spinge verso consumatori indifferenti o riluttanti.
In America, noi, i consumatori lo esigiamo allegramente.
Di seguito è riportata una lista solo parziale dei film in ordine alfabetico. Gli stessi hanno avuto la partecipazione del Pentagono durante la sceneggiatura o la fase di produzione, secondo documenti declassificati del governo USA.
Sorprendentemente, l’elenco di 410 film non è più che la metà del numero totale. Ad esempio, Zero Dark Thirty e alcuni altri importanti non ci sono.
(Tratto da Walter Goobar)
El Pentágono fue el guionista secreto de 800 películas de Hollywood
Por: Walter Goobar
El Pentágono ha estado trabajando secretamente entre bastidores en unas 800 películas de Hollywood, según documentos recientemente desclasificados. La lista fue compilada por el sitio web de investigación FOIA.
Tom Secker y Matthew Alford expusieron cuán extensos son en realidad los programas del Pentágono y la CIA para asociarse con Hollywood, sobre la base de unas 4 000 páginas de documentos desclasificados obtenidos a través del Acta de Libertad de Información.
El informe señaló en su momento que: “Estos documentos demuestran por primera vez que el gobierno de los EE.UU. ha trabajado tras bambalinas en más de 800 películas importantes y más de 1 000 títulos de televisión”.
Revisando la lista en constante expansión, el observador promedio de películas podría sorprender a las películas que realmente están incluidas, hay otras más predecibles como Black Hawk Down, Zero Dark Thirty y Lone Survivor.
Pero completamente inesperados que aparentemente necesitaban el toque propagandístico del complejo industrial militar como Ernest Saves Christmas, Karate Kid 2, El silencio de los corderos, Twister, las películas de Iron Man y más recientemente, Pitch Perfect 3.
Cuando un escritor o productor de Hollywood se acerca al Pentágono y solicita acceso a recursos militares para ayudar a hacer su película, debe enviar su guion a las oficinas de enlace de entretenimiento para que lo investiguen.
En última instancia, el hombre con la última palabra es Phil Strub, jefe de enlace del Hollywood del Departamento de Defensa (DOD), que ha estado a la cabeza de este departamento anteriormente semi secreto que data de 1989.
Si hay personajes, acciones o diálogos que el Departamento de Defensa no aprueba, entonces el realizador tiene que hacer cambios para adaptarse a las demandas de los militares.
Si se niegan, el Pentágono empaca sus juguetes y se va a casa. Para obtener una cooperación total, los productores tienen que firmar contratos, llamados Acuerdos de Asistencia de Producción, que los encierran en el uso de una versión del guión aprobada por militares.
Meses atrás, Strub fue perfilado de nuevo en un informe llamado “Elisting an Audience: How Hollywood Peddles Propaganda”, que lo citó tratando de hacer retroceder la creciente exposición de los medios durante el año pasado.
“¡No estamos tratando de lavarle el cerebro a la gente! “Estamos dispuestos a presentar la visión más clara y verdadera”, dijo Strub.
El informe señaló acertadamente que aunque por lo general los estadounidenses se enorgullecen de vivir en una sociedad libre de la censura, al tiempo que se burlan de los ejemplos de propaganda en lugares como Rusia o China, el público estadounidense está sujeto a propaganda estatal más local de lo que cree:
Esfuerzo militar en Rusia, manifestaciones masivas en Corea del Norte, mensajes contundentes de China.
Nos enloquecemos cuando nos vemos en ultramar.
Pero no cuesta mucho esfuerzo ver que la propaganda estadounidense está en todas partes, también. No está hecho por el gobierno y no es tan descarado como su contraparte del exterior.
Pero está aquí y para ignorar que una parte del contenido es, en esencia, la propaganda, especialmente en estos días, mientras Trump abiertamente anhela los grandes desfiles del ejército, es un error.
“Hay todo tipo de formas de hacer un punto ideológico”, agregó Harris. A veces creo que no estamos en sintonía suficiente. No nos vemos lo suficientemente duros para la propaganda.
Y lo que es más, a diferencia de los sistemas autoritarios, en Occidente son los consumidores los que realmente están dispuestos, si acaso involuntariamente, como partícipes de la propaganda estatal.
El informe del esquema continúa:
Ciertamente, el contenido tiene agendas alternativas, sinceros, también. Pero es el gigante y amorfo mercado de consumidores el que lo ha convocado. Esa es la diferencia entre nuestra propaganda y la de todos los demás. En regímenes autocráticos, una entidad respaldada por el gobierno lo empuja hacia consumidores indiferentes o reacios.
En América, nosotros, los consumidores, lo demandamos alegremente.
A continuación se muestra una lista meramente parcial de películas en orden alfabético. Las mismas tuvieron la participación del Pentágono durante el guion o la fase de producción, de acuerdo con los documentos desclasificados del gobierno de EE.UU.
Sorprendentemente, la lista de 410 películas no es más que la mitad del número total. Por ejemplo, Zero Dark Thirty y algunos otros prominentes no están allí.
(Tomado de Walter Goobar)
