Discurso de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, en el Pleno Extraordinario de la Unión de Jóvenes Comunistas, en el Salón de los Plenos del Comité Central del Partido, el día 22 de octubre del 2022, “Año 64 de la Revolución”.
Queridos jóvenes:
Estas reuniones de la juventud remueven las nostalgias; este es un encuentro que deseábamos, que esperábamos, que es muy necesario y ha sido sumamente oportuno, porque está también en consonancia con temas que estamos debatiendo en los momentos actuales del Partido.
Hay una canción de Silvio que se llama Monólogo, está en el disco Silvio y la gente la conoce más bien como la Canción de la bombilla verde, que tiene unos versos que dicen:
“En la alegría de ustedes/distinguí mis promesas/y todo me parece/que empieza”.
Y eso somos nosotros ahora mismo, estamos sintiendo eso al compartir con ustedes este momento de debate.
Vamos a hacer un poco de historia.
Hace 30 años Cuba entraba de lleno a lo que se llamó el Período Especial en tiempos de paz, tras el desmerengamiento de la Unión Soviética y el campo socialista, y a nuestra generación le tocó recomponer sus sueños y pasar por encima de los escombros del Muro de Berlín, ¿y saben cómo lo hicimos?, montando bicicletas. En bicicleta íbamos a las universidades, en bicicleta íbamos a las actividades, en bicicleta íbamos al trabajo, en bicicleta hacíamos trabajos voluntarios y nos vinculábamos con los diferentes sectores.
No puedo decir que fue una época perfecta, también cometimos errores, en varias ocasiones el Partido nos alertó de que habíamos descuidado en algo la vida interna de la organización, y lo asumimos; pero también creo que movimos a los jóvenes. En aquellos momentos de incertidumbre para las fuerzas de izquierda, los jóvenes cubanos salían a las calles a manifestarse en apoyo a la Revolución cubana, cuando en el resto del mundo los jóvenes salieron a desmontar el socialismo y a destruir también el socialismo, por los niveles de enajenación, por los niveles de insatisfacción que se fueron creando.
En bicicleta recorrimos el país también y nos deslumbramos con eso que hoy yo llamo la resistencia creativa, y ahora me doy cuenta de que ese concepto de resistencia creativa se fue construyendo precisamente a partir de las vivencias, y es que veíamos, cada vez que íbamos a un lugar en aquellos momentos tan difíciles, el extra del cubano, que viene desde nuestros genes, viene desde la manigua mambisa.
En 1990, cuando el mundo asistía incrédulo y fascinado al supuesto fin de la Guerra Fría, Fidel precisamente convocó a una reunión con la dirección de la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones juveniles para que asumiéramos tareas de vanguardia de esa resistencia que él guió hasta en los menores detalles.
En aquel momento nos advirtió que en una revolución asediada y bloqueada como la nuestra, en las condiciones en que estábamos en aquel momento, algunos compañeros se cansaban, se burocratizaban, se perdía el entusiasmo de los primeros tiempos, y que nosotros como jóvenes teníamos que hacer el papel de resorte, de estimuladores, de catalizadores revolucionando la Revolución.
Eran tiempos muy duros, los precios también estaban disparados por la necesidad, los apagones eran más largos que los apagones actuales; había pocas colas en los garajes, sencillamente porque no había combustible, ahora hay colas porque nos falta un poco de combustible, pero por lo menos hay combustible; y sufríamos por primera vez el rigor del doble bloqueo, el provocado por el giro a la derecha de los países socialistas, que también cerraron sus mercados a Cuba, y por la aprobación en aquel momento por el Congreso de los Estados Unidos de la Ley Torricelli, que fue la primera maniobra para internacionalizar el bloqueo antes de que se aprobara la Ley Helms-Burton. Hay que recordar el debate ideológico que teníamos en aquellos momentos acerca de los carriles de la Ley Torricelli.
En lo ideológico, ante la desmoralización vergonzosa de antiguos líderes socialistas, los historiadores oportunistas del capitalismo del imperio lanzaron la teoría del fin de la historia y trataron de decir que ya todo se terminaba, que todo convergía al capitalismo y que esa era la solución para el mundo, que no hacía falta más lucha, que no hacían falta movimientos de liberación nacional. Desestimulaban todo aquello, aprovechando la incertidumbre, la falta de motivaciones, la incredibilidad que existía con todo lo que se había derrumbado, y un escritor mercenario escribió un libro anunciando la hora final de Fidel Castro. Y también se construyeron, como ahora, canciones del supuesto regreso por la caída.
En aquellos momentos la Fundación Nacional Cubanoamericana creada en los tiempos de Reagan, como pantalla civil de los viejos batistianos que sirvieron a la CIA, organizaban campañas terroristas dentro de Cuba, mientras su presidente Jorge Mas Canosa se pavoneaba como el Guaidó de aquellos días para nuestro país. Fíjense que las construcciones son exactas a las de este momento.
La ausencia absoluta de moral y de respeto a la nación les hacía creer y repetir a aquellos cipayos que los líderes de la Revolución huirían como Batista dejando al pueblo muerto de hambre y necesidades. Se hizo famosa la frase de un vocero de aquellos grupos que pidió tres días de licencia para matar a todos los comunistas, una vez que hubieran desembarcado ellos de las cañoneras norteamericanas; o sea, había toda una retórica de intervención, de agresión armada y de pase de cuentas a los comunistas cubanos.
No hay que decirles a ustedes qué pasó con los anuncios apocalípticos para Cuba de aquellos años. El faro de América Latina, como explicaba el presidente de la Asociación Hermanos Saíz, siguió alumbrando y los agoreros del fin se callaron por falta de tema para sus historias; ninguno de ellos quiso hablar, investigar, escribir sobre el verdadero apocalipsis que vendría después para las tierras de América Latina. Ese apocalipsis fue el neoliberalismo que se aplicó en aquellos momentos. Un proceso tan brutal de saqueo por parte de las oligarquías nacionales que se considera que la región retrocedió más de 10 años en su desarrollo, y muchos le llaman la década perdida en América Latina.
No se preparó a los pueblos para enfrentar la despiadada injusticia del neoliberalismo; pero aparecieron respuestas originales que cambiarían el panorama político de América Latina en la entrada del siglo XXI, con los aires de cambio que traerían, con sus respectivos programas revolucionarios, líderes como Chávez, Lula, Correa, Evo, y también con mujeres que protagonizaron importantes procesos de izquierda en una nueva época.
Aunque no lo crean, hasta de ese posible retorno a las izquierdas se habló en aquella reunión de 1990, presidida por Fidel, que duró más de veinte horas –no va a ser lo que va a durar esta, ni estamos comparando los encuentros–, con algunas pausas imprescindibles, y de la que salimos a “comernos el mundo”, como se dice popularmente. La extraordinaria fe de Fidel en la juventud elevó nuestro entusiasmo, potenció energías, nos transformó en una nueva especie de combatientes dispuestos a conquistar el futuro, aunque los adversarios de nuestras ideas insistieran en decir que el socialismo había sido enterrado definitivamente al desaparecer la URSS.
Cuando en 1962, hace exactamente 60 años, se fundó la Unión de Jóvenes Comunistas, él explicó su fe en la juventud con frases que son bastante conocidas, pero que no sobra recordar hoy.
Para Fidel: “Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas”.
Esa idea tiene una raíz martiana. Según José Martí, son precisamente los jóvenes los abanderados, los creadores, los forjadores de la nueva América. No se deben imitar moldes foráneos, ajenos, la solución debe salir de la América nuestra, así ha sido, y así es. Esa juventud de la que hablan Martí y Fidel está entre nosotros, son ustedes, los encontramos todos los días por dondequiera que caminamos, y ustedes saben bien que no es por los pasillos de Palacio por donde más lo hacemos.
Hace unos días describí en un tuit sobre Gladys, una muchacha de 27 años de las Minas de Matahambre, en Pinar del Río; una muchacha menuda, que parece una adolescente y ya dirige una escuela y sigue estudiando. Me impresionó su seguridad, su firmeza y el entusiasmo con que nos habló en medio de una de las situaciones más complejas que podría enfrentar hoy una cubana o un cubano, rodeada de constructores, rodeada de su colectivo de trabajadores y rodeada de sus niños a los cuales les está dando clases en una escuela que también afectó el ciclón y que ya se está recuperando.
Digo Gladys y pienso en otras muchachas y muchachos cuyos nombres no anoté, pero que he visto batirse con los problemas, como si vivieran una epopeya o una aventura; como los de la FEU de Ciencias Médicas, de Pinar del Río, que encontramos en medio de un campo arrasado por el viento durante el ciclón.
Ahora mismo la televisión está pasando una serie: Valientes, basada en la bitácora de unos de los miles de estudiantes universitarios de toda Cuba que se fueron voluntarios a los hospitales a trabajar en las tareas más duras durante la COVID-19.
¿Qué edad tenían varios de los que murieron, lamentablemente, enfrentando el fuego en el accidente en Matanzas y sus compañeros que condecoramos como Héroes? Seguramente no menos que muchos de los jóvenes que auxiliaron en los primeros momentos a las víctimas de la explosión en el hotel Saratoga, y los que después permanecieron horas y días sin descansar tratando de rescatar personas con vida.
Jóvenes son muchos de los médicos, enfermeros y enfermeras que curaron a los accidentados de graves traumas y terribles quemaduras, a veces sin contar con medicamentos y otros recursos para hacerlo, y además los salvaron.
Joven valiosa y valiente es la directora del hospital de Matanzas, con un estilo de trabajo que ha logrado transformar la calidad del servicio, el compromiso, el entusiasmo en su colectivo que la distingue como una genuina líder. Y los que ahora mismo hacen guardia en los hospitales o laboran turnos muy duros para cumplir con producciones vitales para el país. Los jóvenes que se han vinculado en las brigadas estudiantiles de Trabajo a la transformación social en las comunidades; los trabajadores sociales con los cuales nos reunimos recientemente, defensores convencidos de las ideas fundacionales del Comandante en Jefe para alcanzar la verdadera transformación social, enfoque este tan necesario para combatir las manifestaciones de delito, corrupción, indisciplina social, vagancia, indecencia y también las desigualdades, las situaciones de vulnerabilidad que debemos enfrentar y eliminar.
La lista es infinita y abarca a casi todos los sectores: la Salud, la Educación, la Ciencia, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, que han estado en todos estos procesos participando junto a su pueblo; el Servicio Exterior, el Deporte, la Comunicación, la Construcción y la Agricultura.
Es cierto que en Cuba la emigración es alta, aunque nunca tan alta como en América Central. Cada joven que abandona los estudios y el trabajo para emigrar, que duele, yo lo siento como una derrota de nuestra sociedad que no supo comprometerlo, atraerlo y mantenerlo en el país; pero también creo que se sobredimensiona y se descontextualiza el carácter de nuestra emigración. Intencionalmente se ignora que somos el único país del mundo para el cual se escribió una ley, que se llama Ley de Ajuste Cubano, que garantiza el ingreso automático a los Estados Unidos de todo el que se declare perseguido político; eso condiciona psicológicamente una actitud de negación de las verdaderas causas por las que se emigra, fundamentalmente económicas y condicionadas por el férreo bloqueo del mismo país que obliga al emigrante a declararse perseguido.
Honestamente, me gustaría saber qué otro país de América Latina goza de ese indigno privilegio; sin embargo, lo que trasciende a titulares en las corporaciones mediáticas que dictan las lógicas del pensamiento único, es que todos se van de Cuba porque la Revolución es un fracaso. La fórmula es muy simple: máxima presión y cierre de todas las vías de emergencia de la economía cubana, más descomunal campaña mediática con teoría del fracaso, más Ley de Ajuste Cubano. Resultado: incremento de la emigración.
¿Quiénes emigran fundamentalmente en una sociedad? Por supuesto los jóvenes, que en el caso cubano tienen una singularidad muy atractiva para los países receptores: casi todos tienen estudios medios o superiores de alta calidad. Se han construido a lo largo de los años muchos mitos sobre el éxito de los emigrados cubanos, pero casi siempre se soslaya con qué estudios, con qué preparación, con qué nivel escolar o profesional salió de un sistema que facilitó su desarrollo humano.
Lo mismo puede decirse de los artistas y los deportistas que alcanzan a colocarse en el top de los mejores del mundo. Si se contratan por su país nadie habla entonces de exportación de servicios, enseguida arman una campaña de tráfico humano y otras aberraciones que solo caben en la mentalidad de las sociedades que le ponen precio a todo y compran y venden deportistas y artistas como si fueran objetos, y obligan a los artistas a declarar contra su país de origen, si quieren tener un contrato.
Para analizar los temas de la emigración hay que ver sus antecedentes. Antes de la Revolución eran muy contadas las visas que la embajada de los Estados Unidos concedía a ciudadanos cubanos para emigrar a ese país, lo que constituía una aspiración económica de cientos de millones de personas en todo el mundo, a partir del famoso “sueño americano” que ellos han propagandizado por el mundo entero.
Los trámites en aquel entonces eran prolongados y absolutamente rigurosos, al que ingresaba ilegalmente violando las leyes de los Estados Unidos lo esperaba la prisión o la expulsión; sin embargo, con el triunfo de la Revolución, los primeros en iniciar las salidas ilegales del país ¿quiénes fueron? Los asesinos, los esbirros, los torturadores, los malversadores y los ladrones de la derrocada tiranía, que allí encontraron refugio. El ingreso sin obstáculo alguno de toda persona que saliera ilegalmente de Cuba con cualquier pretexto se hizo, entonces, norma.
Con las primeras leyes revolucionarias se inició el éxodo masivo de los sectores de alta burguesía. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido en los Estados Unidos. En 1962 el Gobierno de los Estados Unidos suprimió abruptamente los vuelos normales y las salidas legales del país, cientos de miles de personas perdieron el vínculo con familiares residentes en los Estados Unidos, entre ellos padres que habían enviado a sus hijos por la perversa campaña de la patria potestad, y nunca más muchos de ellos lograron encontrarse. Yo era un niño cuando en mi aula, en varias ocasiones, de un día para otro dejé de ver a mis amiguitos porque, sencillamente, sus padres habían sido influidos por esa campaña de la patria potestad y los mandaban a los Estados Unidos.
Por lo tanto, con esos antecedentes, tenemos que tener en cuenta estas consideraciones. La emigración ilegal ha sido promovida por el Gobierno de los Estados Unidos. Los gobiernos de ese país siempre han estimulado las salidas ilegales y no la emigración segura, legal.
La Revolución nunca impidió las salidas legales del país, y la política de los Estados Unidos dio lugar a sucesivas crisis migratorias. Ahí tenemos la crisis de los sesenta, a lo que se le llamó en 1965 la salida por Boca de Camarioca. La administración Kennedy, en aquel entonces, había anunciado previamente, en 1963, que los cubanos que llegaran directamente desde la isla serían recibidos como refugiados, a todo el mundo le ponían un cartelito de refugiado; mientras los que entraban desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a todas las restricciones migratorias norteamericanas. Ya ahí empezó la trampa de estimular la salida ilegal.
La Revolución, ante tan dañina y arbitraria política, habilitó el 28 de septiembre de 1965 el puerto de Camarioca, en Matanzas, para que cualquier medio marítimo pudiese recoger familias, mediante previo permiso de las autoridades cubanas. Mil embarcaciones procedentes de los Estados Unidos se reunieron en ese pequeño puerto.
El 2 de noviembre de 1966, en adición a la disposición de Kennedy, el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, reunidos en congreso, aprobaron la Ley de Ajuste Cubano, firmada por Johnson el 2 de noviembre de 1966, que estableció estatus especiales y exclusivos para cualquier extranjero, nativo de Cuba o ciudadano cubano que haya sido inspeccionado y admitido, o puesto bajo palabra en los Estados Unidos después del primero de enero de 1959.
Se realizaron negociaciones entre ambos países y el 6 de diciembre de 1965 se logró un memorando de acuerdo que estableció un puente aéreo desde Varadero hacia los Estados Unidos, que funcionó desde enero de 1966 hasta abril de 1973; de forma ordenada y segura en aquel momento, 260 000 personas emigraron y decenas de miles de familias se pudieron reunificar. De todas formas, Estados Unidos mantuvo un fuerte estímulo a las salidas ilegales, porque para salir por el puente se requería visa y no todos la recibían. Era inevitable que después de concluir el puente aéreo se produjera una nueva crisis migratoria. Y llegó la crisis de 1980 o lo que se conoce como la Crisis del Mariel; se produce entonces una situación semejante a la de Camarioca por el puerto del Mariel.
El 14 de diciembre de 1984 se firma el Segundo Acuerdo Migratorio durante el gobierno de Reagan, que concluyó con la adopción de acuerdos para la normalización de los procedimientos migratorios entre ambos países y poner fin a la situación anormal que había existido a partir de 1980.
Se planteó la expedición de hasta 20 000 visas preferenciales. ¡Hasta 20 000 visas! Hasta, es 0; hasta, es 1; hasta, son 2; hasta, son 19 999.
Se planteó la expedición de hasta 20 000 visas preferenciales de inmigrantes a ciudadanos cubanos residentes en Cuba, en especial a familiares de norteamericanos y de cubanos residentes permanentes en Estados Unidos.
Estados Unidos incumplió los acuerdos de forma espectacular, se burló inescrupulosamente de los compromisos contraídos y Cuba fue engañada. Cuba cumplió sus obligaciones en el Acuerdo, facilitó las salidas y no dejó de recibir a una sola de las personas comprendidas en las listas de “excluibles” que fueron enviadas a nuestro país.
Las administraciones de Reagan, Bush y Clinton mantuvieron la Ley de Ajuste Cubano.
Cuba logró impedir la salida ilegal de tres emigrantes por cada cuatro de los que intentaban hacerlo. A pesar de ese esfuerzo, en el primer semestre de 1994 arribaron ilegalmente a Estados Unidos 7,5 veces más emigrantes que las 544 visas concedidas de las 20 000 por año que debía conceder Estados Unidos.
Fíjense que hay una regularidad en toda esta historia, y es que Estados Unidos constantemente ha incumplido los acuerdos migratorios.
La administración Clinton endureció el bloqueo tras el derrumbe del campo socialista –ya el Congreso había aprobado la Ley Torricelli en 1992–, y firmó entonces la brutal Ley Helms-Burton el 12 de marzo de 1996.
El enorme potencial acumulado de más de 240 000 personas que durante 10 años esperaron las visas prometidas en los acuerdos firmados el 14 de diciembre de 1984, unido a una Ley de Ajuste Cubano y al endurecimiento del bloqueo, ocasionaron una nueva crisis migratoria, y vino la otra crisis, la crisis de los noventa, 1994.
Bill Clinton anuncia el 19 de agosto de 1994 que el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos interceptaría a los cubanos en el mar y los trasladaría a la base naval norteamericana en territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo. Se persuadió a los que intentaban salir con medios inadecuados, acompañarlos con lanchas patrulleras, auxiliarlos en caso necesario mientras se aproximaba el Servicio de Guardacostas norteamericano.
De nuevo se establecieron comunicaciones entre los gobiernos de ambos países por diferentes vías. Mediante negociaciones entre delegaciones de ambos países en Nueva York se arribó a determinadas fórmulas, como la concesión de no menos de 20 000 visas anuales y el compromiso de intercepción en el mar por el Servicio de Guardacostas a los que intentasen hacerlo de forma ilegal, su devolución a Cuba y el compromiso de ser reubicados sin sanción alguna.
Cuba cumplió su compromiso de paralizar con métodos persuasivos la migración masiva sin uso de la fuerza.
Entre enero y junio de 1999 Radio Martí difundía informaciones de forma abierta incitando a las salidas ilegales y a esto se sumaron el resto de las radioemisoras subversivas de Miami.
En estos últimos tiempos hemos visto cómo desde el año 2017 el Gobierno de los Estados Unidos incumple unilateral e injustificadamente la obligación suscrita en 1994 de asegurar la migración legal a ese país de un mínimo de 20 000 cubanos por año. Ustedes saben que hasta hace muy poco estuvo cerrado el procesamiento de los trámites migratorios de su embajada, desde octubre de 2017. Los que habían sido admitidos se han visto obligados a viajar a Guyana para tales trámites, sin garantías de otorgamiento, con la carga y gastos que esto conlleva.
Se recrudeció el bloqueo en los momentos más críticos de la pandemia.
La Ley privilegia de manera exclusiva para los cubanos, acompañada de una política demagógica y de prejuicio que asume que todo cubano que ingrese en territorio norteamericano es un perseguido político, y estos son factores que también estimulan la migración irregular, cuando las vías legales se cierran.
Existe un alto flujo migratorio legal e irregular de cubanos por países de la región que implica una carga para esas naciones.
Hay gestiones del Gobierno norteamericano para lograr que los países de tránsito tomen medidas contra el emigrante cubano, que exijan visas de tránsito que no se pedían anteriormente. Ustedes han visto todas las crisis que se han formado a veces en estos últimos tiempos en algunas embajadas por esta problemática.
Estados Unidos se afana en obstaculizar el procesamiento de nuevos visados en las embajadas acreditadas en La Habana, para incrementar el malestar de los cubanos afectados. Ahora eso empieza a tener otro tratamiento a partir de las medidas totalmente insuficientes que han planteado en los últimos tiempos.
Por lo tanto, si se analiza con este rigor histórico la problemática migratoria de cubanos hacia los Estados Unidos, se puede decir que Cuba ha cumplido con exactitud este compromiso y con la ayuda del pueblo seguiremos cumpliendo y evitando en todo lo posible la emigración ilegal, insegura y desordenada.
Que no permitiremos nada que pueda alterar el orden interno del país. Que el obstáculo fundamental para la lucha contra la emigración ilegal radica en la absoluta tolerancia y en la concesión de excepcionales privilegios a los ciudadanos cubanos que arriban ilegalmente a los Estados Unidos.
La mafia cubano-norteamericana actúa siempre de manera concertada con sus aliados en el Congreso y los medios de divulgación a su alcance para crear crisis migratorias que pueden tener consecuencias incalculables. Estados Unidos aplica una política desestabilizadora contra Cuba con el propósito de utilizar a la población cubana como rehén de una ambición hegemónica y hostil contra Cuba.
Es muy perversa la política de nuestros adversarios para castigar a Cuba por intentar construir una nación realmente independiente y un proyecto de justicia social. Y ahí está la verdad del tema migratorio, que no es la verdad que cuentan los medios de comunicación de los Estados Unidos; es el lobo disfrazado, no de oveja, porque no considera a ninguna otra nación su igual, es el lobo disfrazado de pastor, dueño de las vidas y los destinos del resto, al que se debe obediencia y se sigue a todas partes en espera de un premio por el buen comportamiento, pero que se empeña en dar caza y castigar con el peor y más prologando de los castigos a quienes se salen del redil.
Cuba es la cabra que tira al monte, la que no renunciará jamás a su libertad, a la libertad que conquistaron sus ancestros; pero somos también la prueba de la maldad de quienes nos persiguen y de su incapacidad para vencernos; somos la evidencia de que es posible la alternativa.
Disculpen que haga esta reflexión desde la historia, pero lo hago porque creo que ningún joven debe sentir que todo está hecho ya en la Revolución, eso sería un gran error; pero cada generación de jóvenes tiene una épica sobre la cual levantar una heroicidad, y los tiempos recientes, las duras circunstancias que nos rodean lo han demostrado también con la actitud de ustedes.
Seguimos teniendo retos muy difíciles en los cuales va la supervivencia de la Revolución cubana y que no será posible afrontar sin la presencia de los jóvenes.
Hoy hay tres ámbitos en los cuales existe un fuerte ataque por parte del imperio: en primer lugar, la economía, con un bloqueo recrudecido donde nos han incluido injustamente en una lista de países que auspician el terrorismo y que impide muchas de las transacciones comerciales y económicas con el resto del mundo; donde se ha acrecentado la persecución financiera y energética, y todo esto tiene el propósito de buscar la asfixia económica, el descontento popular y el estallido social.
El otro ámbito en el que nos ataca es en el de la ideología. Hay una enorme campaña mediática de descrédito de la Revolución cubana, de sus valores; hay todo un programa de colonización cultural para que renunciemos a nuestras esencias y perdamos el camino y el compromiso con la cubanidad, con la cubanía, con las esencias del socialismo y de nuestra patria.
Hay un enorme programa de subversión política e ideológica desde centros de poder de Estados Unidos; hay toda una manipulación a través del odio, las mentiras y las calumnias.
Está también la guerra no convencional, y nos están aplicando preceptos de la guerra no convencional.
Tratan de presentar que el país está ingobernado, que hay desconfianza en el sistema, que somos un Estado fallido; se busca el asesinato de reputación de nuestras instituciones y de nuestros dirigentes. Tratan de fomentar expresiones y manifestaciones públicas usando barricadas, con el concepto de que el pueblo está enfrentando al Gobierno, de que los humildes están enfrentando a un Gobierno que no es revolucionario; la lentitud de la respuesta gubernamental para cambiar lo que tiene que ser cambiado; que la justicia social ha retrocedido a la supervivencia; que el Gobierno que está a la defensiva no es un Gobierno entonces revolucionario; la matriz de que hay una guerra civil.
Para lograr todos estos propósitos se usan entonces a vagos, a personas desvinculadas del estudio y del trabajo, manipulan a mujeres con niños que acuden a estas expresiones. Y hay una intensificación y una reconfiguración del escenario mediático contrarrevolucionario desde el exterior que hoy no se oculta para decir que está entrenando fuerzas terroristas para agredir a Cuba, y eso lo permite el Gobierno de los Estados Unidos.
Ante eso nosotros no nos quedamos cruzados de brazos y tenemos que anteponer nuestra lógica socialista, que se basa en reconocer los principios de independencia y soberanía, la resistencia creativa, alcanzar la mayor justicia social posible, ponderar el papel fundamental de la empresa estatal socialista y, además, complementarla con las nuevas formas de gestión no estatal; defender el concepto de democracia socialista, de participación popular y de los trabajadores; trabajar no solo por el crecimiento económico, sino crecimiento económico con desarrollo, buscando prosperidad. Y todo eso desde una base apoyada en la cultura del país, en la ética, defendiendo la verdad y, desde el Derecho, defendiendo lo justo.
Entonces, ante esos desafíos tenemos que contestarnos, y yo creo que ustedes se lo han contestado bien en esa estrategia que hoy han debatido y aprobado, qué tipo de organización juvenil necesitamos en la Cuba presente y futura. La estrategia lo contempla y el reto ahora es implementarla, como ustedes mismos han dicho, con sistematicidad, efectividad y llegando a cada joven cubano, a cada militante comunista y a cada organización de base.
En días pasados, mientras compartía con algunos miembros del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, les decía: Bueno, si ustedes me preguntaran en materia de prioridades enunciaría las siguientes –y todas están recogidas, por supuesto, en la estrategia–: una es el crecimiento, tenemos que crecer con los mejores jóvenes, con los jóvenes que marcan esa vanguardia que explicaba Karla, y tenemos que crecer en todos los lugares, en los centros educacionales, en los centros de trabajo, en la comunidad, en las formas estatales y no estatales de gestión, tenemos que tener presencia de jóvenes comunistas en todos los lugares. Pero el tema no es solo crecer numéricamente, el tema es crecer y tener fortalecida esa militancia, y esa militancia la tenemos que fortalecer en lo ideológico, en el funcionamiento, garantizando además el aseguramiento político de la organización a los diferentes procesos que se realizan con los jóvenes.
Ese fortalecimiento ideológico, a mi modo de ver, comprende varios elementos: uno es lo humano en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas. Los jóvenes comunistas en una organización de base somos hermanos de lucha, somos camaradas de lucha, somos amigos, somos una familia de comunistas, por lo tanto, la relación entre la militancia en una organización de base tiene que ser una relación más desligada de títulos, de elementos de burocratismo, de formalismo; tenemos que sentir que yo con mis compañeros militantes formamos una familia dispuesta a enfrentar problemas y dispuesta a solucionar problemas, dándoles participación a todos los que nos rodean.
Necesitamos para el fortalecimiento ideológico también la formación general integral, y que esa formación de la militancia contemple elevar la cultura política, los elementos sobre la concepción del mundo, la concepción de la sociedad del país, que sea una militancia orgullosa de su condición de militante y que con eso construya el orgullo de ser cubano y de ser militante comunista en Cuba.
Para asegurar políticamente los procesos como parte de ese fortalecimiento es necesario ser contraparte. Ustedes participan, pero tienen que ser contraparte con ese mismo llamamiento que hacen en la discusión que han hecho hoy. Donde hay una administración que no atiende a los jóvenes hay que reclamarle a la administración; donde hay una organización de base del Partido que no atiende a los jóvenes, que no se relacione con los jóvenes, que no les da participación a los jóvenes tienen también que ser contraparte.
Todos los procesos donde ustedes participan analizarlos participando, pero analizarlos críticamente para también perfeccionarlos, sin confundir los roles, teniendo una adecuada contrapartida conceptual e ideológica, consultando a la militancia de todo lo que se vaya a aprobar en las instancias superiores. Y eso defenderlo, como dije, desde la cultura, la ética, el Derecho y la justicia.
Hay que continuar el perfeccionamiento de forma y contenido de los mensajes políticos e ideológicos que eludan una retórica, el esquematismo y las falsas expectativas, que hoy se hacen más inoperantes.
Hay que instrumentar formas más efectivas para la información oportuna de la militancia de la Unión de Jóvenes Comunistas y de los jóvenes acerca de cuestiones de impacto nacional, territorial, sectorial que requieran de su mejor preparación para incidir en los entornos laborales y comunitarios y en el enfrentamiento a la subversión ideológica. En esto tienen responsabilidad directa los comités provinciales y municipales de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Hay que preguntarse: ¿Ha sido suficiente la preparación de los comités de base y su militancia en cuestiones que tienen incidencia político-ideológica hoy en el ámbito de los jóvenes? Responder esa pregunta también nos llevaría a un perfeccionamiento en el trabajo.
Hay también que fortalecerse en el funcionamiento, tiene que ser una organización con funcionamiento revolucionario, de vanguardia, ético y humanista, una gran familia de revolucionarios que predica con el ejemplo. Todo esto que estamos compartiendo con ustedes lo estamos compartiendo también para el trabajo del Partido.
La organización de base se tiene que distinguir por cómo atiende todo lo que se prioriza. Por ejemplo, hay una política del Gobierno y del Partido de que la ciencia y la innovación sea un pilar de la gestión de gobierno; cómo eso se lleva al comité de base, cómo se defiende en el comité de base. Ahora que a partir del propio debate que ustedes han hecho se han elaborado las primeras ideas, que se van a discutir y presentar próximamente, para la base de una política para los jóvenes y niños; cómo eso en el comité de base se va a seguir, se le va a dar continuidad, se va a enriquecer, se va a implementar. La militancia tiene que estar esclarecida de todos los temas.
Tenemos que distinguirnos por un comportamiento comunista, hay que saber qué es el marxismo, qué es el comunismo, qué es lo que defendemos. No podemos ser militantes comunistas por nombre, tenemos que serlo ante todo por convicción y por actitud, sin doble moral, tratarnos como camaradas, y dar también respuesta precisa a los planteamientos de los jóvenes, de los militantes y de los comités de base. O sea, se trataría de responder la pregunta de cómo debemos funcionar para militar en la sociedad cubana en las condiciones actuales, y para eso hay que promover una superación y formación de sus cuadros, de sus reservas, con una visión multidisciplinaria sobre temas específicos de gran complejidad, carácter polémico y actualidad que tiene hoy nuestra sociedad.
Hay que promover el debate y esclarecer los aspectos teóricos claves actualizados, someter a análisis políticos documentos programáticos y procesos políticos prácticos, concretos de la realidad cubana e internacional, y eso contribuiría, a través de la educación, a la elevación de la cultura política con una visión científica innovadora.
Hay que implementar una estrategia de comunicación política que potencie las dinámicas del sector juvenil, apuntar directamente al papel de los primeros secretarios y demás directivos de la Unión de Jóvenes Comunistas a todos los niveles, a su autoridad moral, a su ejemplo personal y a su capacidad movilizadora.
Está demostrado que muchos delitos, ilegalidades, manifestaciones de corrupción existen porque hay condiciones y causas que las favorecen; sin embargo, también tenemos que ser críticos y reconocer que el papel de los núcleos del Partido, de los comités de base no siempre han desempeñado su rol con relación al control de la gestión y los recursos para prever desviaciones que pueden darse en nuestros entornos. Y es necesario dar un vuelco a esta situación teniendo en cuenta el rol protagónico de nuestra militancia, también de nuestros jóvenes y sus potencialidades para impulsar la participación en este enfrentamiento.
Debemos perfeccionar los métodos organizativos y los estilos de dirección, atemperarlos a las peculiaridades de cada territorio, colectivo específico y a los individuos con los cuales se trabaja. La mira esencial tiene que ser captar, sumar, enamorar, comprometer para barrer con mentalidades burocráticas y de corte asistencialista y administrativo que aún subsisten en nuestros ámbitos. Y no perder de vista las siguientes interrogantes:
¿Hasta qué punto las evaluaciones periódicas de cuadros, militantes inciden efectivamente en el perfeccionamiento de los métodos utilizados en la labor política de cada uno? ¿Cuán efectivos son los procedimientos de evaluaciones y rendición de cuentas de militantes y dirigentes para detectar incumplimientos, formalismos o desidias en su actuación? ¿Qué se hace en cada entorno para garantizar el involucramiento de los jóvenes para asegurar su real participación en la toma de decisiones?
Hay que favorecer mayores niveles de democracia en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, favorables a la permanente renovación de la participación juvenil; explorar los caminos y fórmulas de innovación social en los territorios para lograr una eficaz representación asociativa en el apoyo a las estructuras municipales y a proyectos comunitarios; propiciar el involucramiento de los jóvenes en varias tareas a través de fórmulas de participación y control popular. La UJC debe educar y generar condiciones para hacerlos efectivos sin formalismo ni paternalismo, y tampoco evadiendo las que competen a otros componentes de nuestra sociedad.
Los comités de base y otras instancias deben priorizar el cumplimiento de las funciones que competen en su área de actuación, pero sin restringir su incidencia en otros espacios más allá del marco institucional o territorio en que se organicen.
A la UJC y a su militancia, como al Partido y a su militancia nada les es ajeno, y una de las formas de control externo pueden ser los propios análisis, alertas, denuncias que hagan las organizaciones de base.
Es oportuno diseñar fórmulas para medir el cumplimiento de los acuerdos adoptados, incluyendo sus responsables en cada nivel de la estructura –eso es importante que lo tengan en cuenta ahora para poder implementar esta estrategia– y el seguimiento a la información que debe recibir la militancia sobre la marcha de soluciones que se vayan implementando y sobre las trabas que los obstaculicen.
También otra prioridad, a nuestro modo de ver, es la representatividad, y ustedes han hablado de esto y hablaba el presidente de la Asociación Hermanos Saíz. Hay que encontrar las motivaciones de los jóvenes, no solo de los militantes, y atenderlas con la labor de la organización. Esto no puede reducirse a llamados y a exhortaciones, sino a la implementación de fórmulas para detectar hasta qué punto en nuestros cuadros y militantes funciona la ética, la responsabilidad y el compromiso que deben asumir. Por eso tenemos que representar a todos los movimientos juveniles, a todos los proyectos juveniles con un estilo que cautive y que dentro de las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas podamos agrupar y podamos liderar todos esos procesos, y que logremos esa unidad que también demandaba Palmero.
Por supuesto, eso implica entonces otra prioridad: cómo diseñamos, cómo estimulamos, cómo potenciamos, cómo fortalecemos la participación de los jóvenes, teniendo en cuenta sus aspiraciones y propuestas, sus proyectos y cómo cada uno de esos proyectos tiene espacio también en la organización de base, en la organización estudiantil, en la organización juvenil.
Yo tomé algunas notas, algunos sentimientos de un encuentro que se desarrolló con jóvenes, como parte de estos procesos, y me llamaron la atención las siguientes expresiones:
Hay un orgullo por participar en tareas de trascendental impacto desde las actividades que representan. Eso lo dicen jóvenes con los que ustedes se han reunido en los últimos tiempos.
Han expuesto la demostración práctica de la resistencia creativa, el valor de su participación en las acciones de transformación en los barrios de la capital y de otras provincias y el papel que aún pueden desarrollar los jóvenes, y muchos han dicho que Cuba es un país único y extraordinario y que las soluciones tienen que ser iguales, únicas y extraordinarias, que se parezcan al país y que puedan aprovecharse las mejores experiencias de las mentes frescas de los jóvenes con ideas nuevas. Todo eso lo tenemos que potenciar desde el trabajo y el funcionamiento de la Unión de Jóvenes Comunistas.
En la economía no podemos seguir quedándonos en la denuncia al bloqueo, hay que saltar por encima de él. No podemos hipotecar nuestro futuro esperando por la buena voluntad de algún gobierno norteamericano, cuando todos, a lo largo de la historia, han demostrado al cabo de más de 60 años de Revolución que no aceptarán nunca la irreverencia de esta isla y su empeño, jamás abandonado, de ser libre e independiente.
¿Cómo se puede superar el bloqueo con esfuerzos propios? Teniendo recursos pudiera ser la primera respuesta, y es cierto, aunque los nuestros ahora son muy limitados; pero tan importante como los recursos materiales es el capital humano, y ese lo hemos formado y lo continuamos formando a diario en nuestras escuelas y universidades.
Hay muchos jóvenes entre ustedes, entre los colectivos que ustedes integran o dirigen, que tienen un ímpetu tremendo por hacer, innovar, aportar, generar nuevos conocimientos. Esos jóvenes, esos compañeros, sean militantes o no, tenemos que identificarlos, tenemos que atenderlos, tenemos que potenciarlos en cada una de sus esferas de trabajo.
¿Cuántos de los problemas que hoy tenemos de baja retención profesional en áreas claves del desarrollo económico, científico y social del país no transitan por la mala atención a jóvenes que no se sienten realizados, que no han podido llevar a cabo un proyecto, realizar un sueño y que muchas veces ven pasar sus mejores años sin ser convocados y tomados en cuenta? ¿Cuántos no llegan a un centro de trabajo sin conocerlo y sin encontrar a alguien que se lo presente? ¿Cuántos no pasan los periodos de entrenamiento perdiendo el tiempo en actividades intrascendentes por mala planificación de ese proceso? ¿Cuánta inteligencia habremos exportado por menospreciar o subestimar lo que podían aportar los jóvenes?
Nosotros convocamos a la Unión de Jóvenes Comunistas y a las organizaciones estudiantiles a que actuemos en conjunto, con sentido de organización, como militancia comunista, tocando a las puertas de las administraciones y del Partido para exigir atención y respuestas con respeto y apego a las normas. Si no nos podemos dar el lujo de gastar recursos materiales, mucho menos nos está permitido menospreciar los múltiples e infinitos talentos que esta Revolución ha formado y que ya está más que demostrado que tienen capacidad suficiente para sobreponerse a los retos más complejos.
No olvidemos que a la juventud de hoy la ha formado la juventud de ayer, los que fundaron, crearon, desarrollaron la revolución del conocimiento que nos ha permitido remontar tantos cercos con los abuelos y los padres de esos jóvenes que, con el empuje adicional de la era de la informatización, Internet y otros descomunales progresos tecnológicos que no siempre se emplean bien, egresan de nuestros centros de enseñanza con una preparación que nos sorprende y nos deslumbra.
Hay que provocar y promover la innovación y el conocimiento como palanca del único recurso que no pueden bloquearnos, que es la inteligencia enriquecida por el estudio y la superación constante.
Hay que propiciar que la juventud haga, que demuestre lo que puede dar y lo que puede aportar, evitando en lo posible las actitudes y comportamientos que muchas veces afectan esas potencialidades y están relacionadas con la envidia, los celos, los prejuicios y los esquemas mentales. Esas conductas individualistas y egoístas hay que combatirlas. Hay que poner por encima de todo en todos los lugares el aporte colectivo que todos podemos hacer al desarrollo del país.
Somos optimistas y tenemos una confianza absoluta en la cantidad y calidad del capital humano con que contamos para saltar por encima de muchas de las limitaciones que hoy nos impiden avanzar.
Hace algunas semanas el país vivió un estrés, uno más, porque la termoeléctrica Antonio Guiteras no encendía, uno de sus sistemas automatizados había presentado fallos. Se consultaron expertos nacionales e internacionales sin que se lograra una solución al corto plazo. ¿Cómo resolvimos el problema? ¿Quiénes lo resolvieron? Dos jóvenes, dos talentosos profesionales de la electrónica hicieron posible lo que parecía imposible. Ya antes habían resuelto, jóvenes también, un complicado desperfecto en la chumacera de la Felton 1.
¿Cuánto más se puede hacer en áreas como la agricultura, la industria ligera o la alimentaria entonces? ¿Cuánto más se podría avanzar en la industrialización y automatización de importantes procesos económicos y productivos para desterrar sistemas manuales que solo nos atrasan más? Sí, es posible, soy un convencido, un militante del Sí se puede que popularizó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual de la Revolución cubana, en algunos de los años más críticos de la historia de la Revolución. Como mismo pudieron los jóvenes de Combiomed –recuerdo cuando los visité– crear nuestro propio respirador pulmonar, algo tan delicado y de tan alta precisión tecnológica y que acaban de presentarlo ahora y que tiene ya la certificación para ser utilizado en nuestras salas de terapia intensiva.
Sí les digo algo: ese estremecimiento productivo de innovación, de inventivas de desarrollo no nos va a caer del cielo, no lo vamos a lograr mientras no lo promuevan, en primer lugar, nuestras organizaciones políticas, el Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas. Y no podemos reducirlo a simples exhortaciones ni a consignas que se quedan en el mural o en el vacío, necesitamos acciones concretas como esta de la estrategia; necesitamos implementar fórmulas, programas y proyectos concretos con medidas precisas que nos permitan avanzar en la dirección correcta.
Hay que incrementar la exigencia a todos los niveles; hay que desterrar las vanidades que resultan excluyentes; hay que fomentar el trabajo colectivo. Como organización política, la Unión de Jóvenes Comunistas tiene que estar todo el tiempo pulsando los estados de ánimo, las insatisfacciones, las quejas, y actuar rápido para revertirlas con la única fórmula que funciona en una sociedad como la nuestra: la participación activa y real en los cambios, en la obra. Solo de la participación nace el compromiso.
Cuando por fin se genere un fuerte movimiento en las bases que estimule y, como ya dije, que vele por que se cumpla y combata activamente todo lo que amenace ese objetivo, seguro que avanzaremos más rápido. Lo digo desde la confianza y desde la experiencia: las vacunas, los respiradores, los medicamentos, los protocolos cubanos se lograron en tiempo récord porque salieron de centros formados por Fidel, en la filosofía de estimular y desarrollar el conocimiento, la innovación y la creación.
Hay que convencer, pero sobre todo probar a nuestros militantes que sí es posible realizarse profesionalmente. Como he dicho, esto no puede ser solo mediante palabras, hay que trabajar duro para ello y si es preciso buscarse problemas con quienes pongan trabas.
Necesitamos fortalecer nuestra economía, pero para fortalecerla hay que producir y para producir más y mejor tenemos que desarrollarnos tecnológicamente. Todos tenemos una alta responsabilidad en esa misión y esperamos confiados que en lo que le toque a nuestra juventud estimulará todo el tiempo esa transformación.
En este ámbito nos está asesorando un grupo de expertos entre los cuales destacan jóvenes economistas. Ayer tuvimos un primer encuentro y presentaron el esbozo de lo que debemos articular como un programa de estabilización macroeconómica en el presente.
La juventud del Partido tiene una misión fundamental: la formación político-ideológica de sus bases, formar militantes comprometidos realmente con el ideal revolucionario y comunista que identifica a la organización; pero ese ideal se debilita cuando es débil la economía. Por eso, fortalecer la economía es también una forma fundamental de fortalecer nuestra ideología.
Estaríamos, además, haciendo frente a esa guerra dura no convencional que el enemigo nos hace cada vez con más fuerza mediante la guerra económica. Uno de los objetivos centrales de esa guerra no convencional es imponer una construcción mediática que gira en torno a la tesis de que Cuba es un Estado fallido. Utilizan para ello las propias carencias que su bloqueo genera e impone sobre el pueblo como evidencia de la supuesta incapacidad del Gobierno y sus instituciones para remontar una crisis que ahora mismo, en este minuto en que hablamos con ustedes, en mayor o menor grado golpea a sociedades desarrolladas y sobre las que no gravitan bloqueos, sanciones o etiquetas mendaces como la inmoral, ilegal y absurda lista de países que auspician el terrorismo.
Sí, tenemos muchas carencias de todo tipo que comenzaron, sobre todo, a partir del año 2019, cuando se implementan las doscientas cuarenta y tantas medidas de la administración Trump que, como acaba de denunciar nuestro canciller, equivalen a una pandemia permanente y a un huracán constante.
¿Alguien puede calificar de fallido al Estado de un pequeño archipiélago que, atado de pies y manos por la principal potencia del mundo empeñada en cortarle hasta la respiración, es capaz de superar retos muy duros en estos dos últimos años, como la pandemia, la falta de oxígeno, la crisis energética, el huracán Ian o en las desventajas sociales de los barrios vulnerables?
Por eso cuando algunos dicen que estamos malditos yo respondo que estamos bendecidos. Cualquier pueblo no es capaz de unirse y sacar fuerzas y aliento de donde parece que no existen para librar tantos combates victoriosamente. Y todo se ha hecho sin descuidar el principio de preservar la mayor justicia social posible.
¿Cuánto más podríamos hacer sin todas las restricciones que hoy pesan sobre Cuba? Entiendo que le tienen miedo, mucho miedo a todo lo que este país podría avanzar sin bloqueo y por eso cada vez más le añaden un nudo.
Ya aprenderemos a destrabarlos todos con nuestros propios esfuerzos. El llamado que les dejo hoy es hacerlo de manera moderna, rápida, con alegría, sin esperar indicaciones de arriba, rebeldes como son los jóvenes, cada vez mejor, más eficiente y eficazmente en todo lo que nos propongamos.
Si nosotros logramos desarrollar la economía, como acabo de explicar, saltando por encima de todos los obstáculos que impone el bloqueo, apoyados en la fuerza de nuestro capital humano y, dentro de ese potencial profesional, con nuestros jóvenes en la vanguardia, estaríamos demostrando una vez más la fortaleza del socialismo como sistema social; estaríamos demostrando que sí es posible construir una sociedad más justa y desarrollada a la vez, sin abandonar la senda del socialismo en la construcción comunista; estaríamos demostrando la fortaleza tan formidable del sistema formativo y educacional de la Revolución.
Para lograr tal propósito –y aquí me detengo, porque no crean que solo hemos venido a pedirles cosas, al contrario– pueden contar con nuestro apoyo y respeto. Les brindamos apoyo y respeto en todo lo que hagan. Aspiramos a tener con ustedes una relación en ambos sentidos y pedirles que propongan ideas, cosas concretas. Que la UJC y todas las organizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles tengan una dinámica tal que todos los días quieran hacer algo nuevo e inventen algo nuevo. Que nuestra cotidianidad se llene de las propuestas que partan de los jóvenes.
Igualmente les pedimos más apoyo de los jóvenes a los gobiernos locales en los proyectos de desarrollo territorial; que modernicen más su comunicación de cara a los nuevos tiempos. Para los jóvenes de hoy, su forma de ver la vida, de comunicarse, de relacionarse, de construir y formar su ideología y su relación con la sociedad está marcada por el uso de las nuevas tecnologías. Por eso es vital que la organización utilice esas tecnologías en sus procesos organizativos y de comunicación interna y externa.
Que en la UJC, como organización de vanguardia, estén los mejores jóvenes, los que más quieran hacer por Cuba y que con toda la juventud cubana nos llenen de alegría trabajando, aportando, haciendo, participando, transformando y revolucionando. Entonces la Revolución y el socialismo cubano estarían alcanzando la aspiración superior de tantos años de lucha: la emancipación, la felicidad, la plenitud de sus hijos, el bienestar, la prosperidad. Así estaremos defendiendo a la patria, a la Revolución y al socialismo, con la convicción guevariana de: ¡Hasta la victoria siempre! (Exclamaciones de: “¡Siempre!”)
¿Están de acuerdo con todo lo que les dijimos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)
Lo que les dijimos no es para que lo hagan ustedes solos, es para hacerlo entre todos. ¿De acuerdo? Y convertirnos de verdad en esa vanguardia que necesitamos para enfrentar los retos y los desafíos. ¡Y vamos a vencer! Por muy duras que sean las circunstancias ¡vamos a vencer!
(Tomado de Presidencia Cuba)