A 64 anni dal suo trionfo, la Rivoluzione Cubana si ratifica, oggi, come uno degli eventi più trasformativi nella realtà e della quotidianità degli abitanti di questo arcipelago, la maggior parte dei quali sono nati e cresciuti dopo questo evento storico.
Il 1 gennaio 1959, i cubani si svegliarono con la notizia che il dittatore Fulgencio Batista e gran parte dei suoi associati erano fuggiti ed era inevitabile che l’Esercito Ribelle, guidato da Fidel Castro, concretasse il trionfo del suo movimento di liberazione nazionale .
Il Movimento 26 luglio e le altre organizzazioni progressiste che vi aderirono scelsero la lotta armata come unica via possibile per eliminare le cause dei mali del Paese, che erano stati esposti e analizzati dallo stesso Fidel in ‘La storia mi assolverà’, suo allegato difensivo per l’assalto alle caserme Moncada e Carlos Manuel de Céspedes.
La maggiore delle Antille, spesso presentata come un gioiello del capitalismo negli anni ’50, in realtà aveva oltre il 20% della sua popolazione immersa nell’ignoranza e l’11,8% disoccupata.
Era un paese di grandi disuguaglianze, la popolazione rurale, la maggioranza a quel tempo, viveva per il 78% in case fatte di foglie di palma e il 47% dei contadini non aveva un lavoro, perpetuando il ciclo della povertà.
Questa realtà era evidente anche nei servizi medici, ad esempio la mortalità infantile era doppia nelle campagne che in città.
La situazione era il risultato di un modello di sviluppo che aveva consegnato la sovranità del Paese e della sua economia al capitale USA, mentre la corruzione politica e amministrativa penetrava in tutti i settori sociali.
La Riforma Agraria e Urbana e la Campagna di Alfabetizzazione furono tra le prime misure della Rivoluzione Cubana per cambiare questa realtà e con esse furono poste le basi per spezzare la crescente disuguaglianza sociale e trasformare la vita dei settori più umili.
Nonostante si trovi in una delle regioni più diseguali del mondo, Cuba, in più di 60 anni, non solo ha raggiunto indicatori di paesi del primo mondo in materia di istruzione, salute, sport, cultura e scienza, bensì ha anche creato le strutture per la parità opportunità e possibilità per i suoi abitanti.
Il progetto, senza precedenti in questo emisfero, si è dovuto costruire evitando gli ostacoli imposti fin dall’inizio dal governo USA, che nelle successive amministrazioni è andato perfezionando i meccanismi di pressione economica, militare e politica per isolare internazionalmente la Rivoluzione e impedirne il successo economico.
L’arcipelago presenta un alto indice di sviluppo umano ed è un pioniere nella regione e nel mondo nel riconoscimento e nella difesa dei diritti umani di seconda e terza generazione, ciò che è stato riconosciuto da istituzioni e organismi internazionali.
Nel 2019 c’è stato un cambio alla guida del Paese, assunta da nuovi dirigenti, coerente con le caratteristiche della popolazione, la maggior parte nata dopo il trionfo della Rivoluzione.
Una nuova Costituzione e trasformazioni nel modello economico e sociale si erigono come sfide per il progetto, 64 anni dopo il suo inizio, ma la sfida principale sarà risolvere le esigenze dei nuovi tempi senza intaccare l’equità sociale.
La Revolución Cubana llega a 64 años y mantiene la lucha por la equidad
A 64 años de su triunfo, la Revolución Cubana se ratifica hoy como uno de los sucesos más transformadores de la realidad y la cotidianidad de los habitantes de este archipiélago, la mayoría de los cuales nació y creció con posteridad a este hecho histórico.
El 1 de enero de 1959 los cubanos despertaron con la noticia de que el dictador Fulgencio Batista y gran parte de sus allegados habían huido y era inevitable que el Ejército Rebelde, liderado por Fidel Castro, concretara el triunfo de su movimiento de liberación nacional.
El Movimiento 26 de Julio y otras organizaciones progresistas que se le sumaron apostaron por la lucha armada como única vía posible para eliminar las causas de los males del país, que habían sido expuestos y analizados por el propio Fidel en La historia me absolverá, su alegato de defensa por el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
La mayor de las Antillas, a menudo presentada como una joya del capitalismo en la década de 1950, en realidad tenía más del 20% de su población sumida en la ignorancia y el 11.8% desempleada.
Era un país de grandes desigualdades, la población rural, mayoritaria en ese entonces, vivía en un 78% en casas de hojas de palma y el 47% de los agricultores no tenía empleo, perpetuando el ciclo de la pobreza.
Esa realidad también era evidente en los servicios de salud, por ejemplo, la mortalidad infantil era el doble en campo que en la ciudad.
La situación era el resultado de un modelo de desarrollo que había entregado la soberanía del país y su economía al capital estadounidense, mientras la corrupción política y administrativa penetraba todos los sectores sociales.
La Reforma Agraria y Urbana y la Campaña de Alfabetización estuvieron entre las primeras medidas de la Revolución Cubana para cambiar esta realidad y con ellas se cimentaron las bases para romper la creciente desigualdad social y transformar la vida de los sectores más humildes.
A pesar de estar ubicada en una de las regiones más desiguales del mundo, Cuba, en más de 60 años, no solo alcanzó indicadores de países del primer mundo en la educación, la salud, el deporte, la cultura y las ciencias, sino que además creó las estructuras para la igualdad de oportunidades y posibilidades de sus habitantes.
El proyecto, inédito en este hemisferio, tuvo que construirse sorteando los obstáculos que impuso desde el comienzo el gobierno de Estados Unidos, que en sucesivas administraciones fue perfeccionando los mecanismos de presión económica, militar y política para aislar internacionalmente a la Revolución e impedir su éxito económico.
El archipiélago exhibe un alto índice de desarrollo humano y es pionero en la región y el mundo en el reconocimiento y la defensa de derechos humanos de segunda y tercera generación, lo cual ha sido reconocido por instituciones y organismos internacionales.
En 2019 se produjo un cambio en la dirigencia del país, asumida por nuevos líderes, lo que concuerda con las características de la población, la mayoría de la cual ha nacido después del triunfo de la Revolución.
Una nueva Constitución y transformaciones en el modelo económico y social se erigen como desafíos del proyecto, a 64 años de sus inicios, pero el reto principal será solucionar las demandas de los nuevos tiempos sin menoscabo de la equidad social.