Le successive amministrazioni USA hanno utilizzato l’inclusione di Cuba nella lista degli stati che, presumibilmente, sponsorizzano il terrorismo come uno strumento di pressione con un definito carattere politico
Nell’arsenale delle sue aggressioni contro Cuba, il governo USA ha messo in pratica un centinaio di variabili, tra cui il tentativo di presentare l’Isola come uno Stato che promuove il terrorismo, con tutte le conseguenze che derivano da tale accusa.
Da Ronald Reagan a Joe Biden, le successive amministrazioni USA hanno utilizzato l’inclusione di Cuba nella lista degli Stati che, presumibilmente, sponsorizzano il terrorismo come uno strumento di pressione con un definito carattere politico.
Tuttavia, sia per ragioni storiche che per principi etici, il Governo del nostro Paese ha sempre rifiutato e condannato fermamente il terrorismo (flagello di cui è stato vittima), atteggiamento che contrasta con la posizione di Washington, che ha promosso e tutelato, nel suo territorio, gruppi violenti, autori di atti esecrabili contro il popolo cubano.
Cuba presenta un curriculum impeccabile di collaborazione internazionale nella lotta contro questo tipo di pratica e ha sempre espresso la sua volontà di cooperare con le autorità USA, come fa con altri paesi.
Il nostro Stato ha firmato 19 accordi internazionali relativi alla lotta contro questo flagello.
Un esempio della posizione dell’Isola è stato evidente durante gli attacchi dell’11 settembre 2001 contro il World Trade Center e altri obiettivi nel territorio USA.
Il nostro Paese, in quelle complesse circostanze, ha immediatamente condannato l’attentato e si è detto disponibile a contribuire, “nei limiti delle sue modeste possibilità”, con le Istituzioni sanitarie nell’attenzione, cura e riabilitazione delle vittime. Il Governo dell’Isola ha addirittura autorizzato gli aerei in volo ad utilizzare gli aeroporti cubani.
Non era la prima volta che Cuba collaborava con gli USA per far fronte ad atti terroristici. Per citare solo un esempio, nell’estate del 1984 è stato possibile far fallire un attentato che si preparava contro il presidente USA, Ronald Reagan, grazie al tempestivo avvertimento delle autorità cubane al Governo di quel paese.
Cuba continuerà a onorare gli impegni assunti in questa materia, responsabilità che ha elevato a rango costituzionale nel 2019.
En el combate al terrorismo, Cuba seguirá honrando su historia
Las sucesivas administraciones estadounidenses han utilizado la inclusión de Cuba en la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, como una herramienta de presión con un definido carácter político
Raúl Antonio Capote
En el arsenal de sus agresiones contra Cuba, el Gobierno de EE. UU. ha puesto en práctica un centenar de variables, que incluyen los intentos de presentar la Isla como Estado que promueve el terrorismo, con todas las consecuencias que dimanan de tal acusación.
Desde Ronald Reagan hasta Joe Biden, las sucesivas administraciones estadounidenses han utilizado la inclusión de Cuba en la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, como una herramienta de presión con un definido carácter político.
Sin embargo, tanto por razones históricas como por principios éticos, el Gobierno de nuestro país ha rechazado siempre y condenado con toda energía el terrorismo (flagelo del que ha sido víctima), actitud que contrasta con la postura de Washington, que ha promovido y amparado en su territorio a grupos violentos, autores de actos execrables contra el pueblo cubano.
Cuba exhibe un currículo impecable de colaboración internacional en la lucha contra este tipo de práctica, y ha manifestado siempre la disposición a cooperar con las autoridades estadounidenses, como lo hace con otros países.
Nuestro Estado tiene suscritos los 19 convenios internacionales relacionados con el enfrentamiento a ese flagelo.
Un ejemplo de la postura de la Isla se puso de manifiesto cuando los atentados del 11 de septiembre de 2001, contra el World Trade Center y otros objetivos dentro de territorio estadounidense.
Nuestro país, en aquellas complejas circunstancias, condenó de inmediato el ataque y expresó su disposición a contribuir, «en la medida de sus modestas posibilidades», con las instituciones de Salud en la atención, el cuidado y la rehabilitación de las víctimas. El Gobierno de la Isla, incluso, autorizó a los aviones en vuelo a utilizar los aeropuertos cubanos.
No era la primera vez que Cuba colaboraba con Estados Unidos para enfrentar actos terroristas. Por citar solo un ejemplo, en el verano de 1984 fue posible abortar un atentado que se preparaba contra el presidente de EE. UU., Ronald Reagan, gracias al aviso oportuno de las autoridades cubanas al Gobierno de ese país.
Cuba continuará honrando los compromisos asumidos en esta materia, una responsabilidad que elevó a rango constitucional en 2019.