La cosiddetta «sindrome dell’Avana», utilizzata da elementi di estrema destra degli USA e dalla mafia cubano-americana per giustificare un inasprimento della politica verso Cuba e rafforzare l’idea che Russia e Cina costituiscano una minaccia per la sicurezza mondiale, è una grande menzogna.
Come uno di quei prodotti televisivi realizzati in serie, la saga della cosiddetta «sindrome dell’Avana» ritorna in una nuova stagione.
L’interminabile soap opera appare sulla scena sempre in momenti opportuni. Si tratta di non lasciarla scomparire, di non farla cadere nell’oblio, tenendo conto del danno che ha già causato come strumento per giustificare l’inasprimento del blocco economico e il deterioramento delle relazioni diplomatiche tra Cuba e gli USA.
Questa volta, una commissione di revisione interna dei National Institutes of Health (NIH) ha deciso di chiudere uno studio a lungo termine su pazienti affetti dalla «sindrome dell’Avana», perché non hanno trovato segni di lesioni cerebrali in essi, secondo quanto riferito da vari media USA.
Jennifer George, portavoce del NIH, ha dichiarato che, inoltre, la revisione interna ha riscontrato che le politiche di «consenso informato» per partecipare allo studio non sono state rispettate a causa della coercizione, anche se non specifica da parte di chi sia stata esercitata tale azione sui pazienti.
Mentre il principale autore dello studio, il dottor Leighton Chan, ha sostenuto la tesi della portavoce, affermando che interrompevano lo studio per precauzione, aggiungendo suspense alla trama della «sindrome tenebrosa».
Una delle tesi portate avanti dai media coinvolgono persino la CIA e membri del governo nel tentativo di occultare i «veri risultati medici», che dimostrano, secondo loro, l’esistenza di lesioni cerebrali in bambini e adulti, in un atto di mimetismo degno di una causa migliore.
No, signori/e, manipolare la percezione della realtà è un «vecchio trucco» per mascherare la verità e raggiungere un fine con assoluta impunità, senza badare ai mezzi per ottenerlo.
La cosiddetta «sindrome dell’Avana», utilizzata da elementi di estrema destra degli USA e dalla mafia cubano-americana per giustificare un inasprimento della politica verso Cuba e rafforzare l’idea che Russia e Cina costituiscano una minaccia per la sicurezza mondiale, è una grande menzogna.
«Gli USA non hanno prove per accusare altre nazioni dell’esistenza di attacchi sonici contro i propri cittadini, all’interno o all’esterno del paese», ha pubblicato il New York Times nell’agosto 2021.
La dichiarazione è emersa dopo una riunione convocata dalla direttrice dell’Intelligence Nazionale, Avril D. Haines, in cui il segretario di Stato, Antony Blinken, ha spiegato che sugli «incidenti di salute inspiegabili» non esistono prove per accusare nessun paese, né vi è alcuna certezza che le microonde siano la causa delle malattie.
Molteplici prove scientifiche fornite da indagini smentiscono le teorie presentate per spiegare, «convenientemente», le cause degli incidenti e avanzare false accuse contro Cuba.
Specialisti di USA, Canada, Nuova Zelanda, Regno Unito, Cina, Russia e Cuba, tra altri, concordano sul fatto che il termine coniato di Sindrome dell’Avana «è una costruzione mediatica» e che le accuse «non resistono a un’analisi scientifica seria».
Intentan revivir el culebrón del síndrome de La Habana
El llamado «síndrome de La Habana», utilizado por elementos de extrema derecha de EE. UU. y de la mafia cubanoamericana para justificar un endurecimiento de la política hacia Cuba, y reforzar la idea de que Rusia y China constituyen una amenaza para la seguridad mundial, es una gran mentira
Raúl Antonio Capote
Como uno de esos productos televisivos elaborados en serie, la saga del llamado «síndrome de La Habana» regresa en una nueva temporada.
El interminable culebrón aparece en escena siempre en momentos oportunos. Se trata de no dejarlo desaparecer, de que no caiga en el olvido, teniendo en cuenta el daño que ya hizo como herramienta para justificar el recrudecimiento del bloqueo económico, y el enrarecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y ee. uu.
Esta vez, una junta de revisión interna de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) decidió cerrar un estudio a largo plazo de pacientes que padecen del «síndrome de La Habana», debido a que no encontraron signos de lesiones cerebrales en ellos, según refieren varios medios estadounidenses.
Jennifer George, portavoz del inh, dijo que, además, la revisión interna encontró que las políticas de «consentimiento informado» para unirse al estudio, no se cumplieron debido a la coerción, aunque no aclara de parte de quien se produjo tal acción sobre los pacientes.
Mientras que, el autor principal del estudio, el doctor Leighton Chan, sostuvo la tesis de la vocera, y dijo que paraban el estudio por precaución, adicionando suspenso a la trama del «síndrome tenebroso»
Una de las tesis manejadas por los medios involucran, incluso a la cia, y a miembros del Gobierno, en el intento de ocultar «los verdaderos resultados médicos», que demuestran, según ellos, la existencia de lesiones cerebrales en niños y adultos, en un acto de mimetismo, digno de mejor causa.
No, señores y señoras, manipular la percepción de la realidad es una «maña vieja» para escamotear la verdad y lograr un fin con absoluta impunidad, sin importar los medios para conseguirlo.
El llamado «síndrome de La Habana», utilizado por elementos de extrema derecha de EE. UU. y de la mafia cubanoamericana para justificar un endurecimiento de la política hacia Cuba, y reforzar la idea de que Rusia y China constituyen una amenaza para la seguridad mundial, es una gran mentira.
«Estados Unidos carece de pruebas para culpar a otras naciones de la existencia de ataques sónicos contra sus ciudadanos, dentro o fuera del país» publicó The New York Time en agosto de 2021.
La declaración surgió luego de una reunión convocada por la directora de Inteligencia Nacional, Avril D. Haines, en la que el secretario de Estado, Antony Blinken, expuso que sobre los «incidentes de salud inexplicables» no existen pruebas para acusar a ningún país, ni hay ninguna certeza de que las microondas sean la causa de las enfermedades.
Múltiples evidencias científicas aportadas por investigaciones desmienten las teorías esgrimidas para explicar, «convenientemente», las causas de los incidentes y esgrimir falsas acusaciones contra Cuba.
Especialistas de EE. UU., Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido, China, Rusia y Cuba, entre otros, coinciden en que el término acuñado de Síndrome de La Habana «es una fabricación mediática», y que las acusaciones «no resisten un análisis científico serio».