Il primo Partito Comunista di Cuba

P. A. Garcia – http://www.granma.cu

logo PCCErano una manciata di rivoluzionari. Riuniti il 16 agosto 1925 in una vecchia casa della strada Calzada, nel Vedado, poi demolita e dove oggi si erige la sala Hubert de Blanck, avevano come loro principale missione quella di creare il primo Partito Comunista di Cuba e di affiliarlo alla Terza Internazionale fondato da Lenin nel 1919.

f0041449Carlos Baliño, uno dei fondatori del Partito Rivoluzionario Cubano, insieme a José Martí, e che nei primi decenni della repubblica neo coloniale si era dedicato alla diffusione delle idee marxiste sull’isola, ricevette le credenziali dei delegati. Del Gruppo Comunista (AC) dell’Avana, a cui anche apparteneva, partecipava il leader studentesco antimperialista Julio Antonio Mella e il sindacalista dei sigarai Alejandro Barreiro. Per la AC della Sezione Ebraica e la sua Gioventù Comunista, assistevano Yoshka Grinberg, Yunger Semiovich (pseudonimo di Fabio Grobart) e Felix Gurbich.

Venancio Rodriguez rappresentava alla riunione la AC di Guanabacoa; Miguel Valdes, del Sindacato dei  lavoratori dei tabacchi, ed Emilio Rodriguez quella di San Antonio de los Baños. Il Partito Comunista Messicano inviò come segno di solidarietà Enrique Flores Magon perché aiutasse nell’organizzazione del grande evento. Baliño lesse un cablo dell’AC di Manzanillo, in cui delegava la sua rappresentanza a Mella e Barreiro non potendo inviare a L’Avana nessuno dei suoi membri per mancanza di fondi.

Tra gli ospiti c’era, inoltre, il professor canario José Miguel Perez, che da anni risiedeva a Cuba, e il leader sindacale José Peña Vilaboa, il cui delicato stato di salute gli impediva di assitere alla sessione di apertura. I partecipanti elessero a presiedere la prima sessione Barreiro, mentre erano designati, in modo permanente, come segretario verbalizzante, Flores Magon, e per la stampa e la pubblicità, Mella.

La maggior parte dei membri dell’AC erano comunisti di cuore che desideravano il riscatto della classe operaia e del popolo cubano, ma mancavano di una profonda formazione marxista. Quindi, nei dibattiti di questo congresso di fondazione uno dei suoi punti centrali fu l’educazione dei futuri militanti del Partito, e che tra le risoluzioni adottate ci fu la creazione di una commissione composta da Jose Miguel Perez, Mella e Alfonso Bernal del Riesgo perché elaborassero questo programma educativo e s’incaricassero delle lezioni e conferenze da impartire, con obbligatoria presenza per i militanti.

Tra le altre risoluzioni adottate inclusero un programma di rivendicazioni per operai e contadini, si proposero lavorare attivamente nei sindacati, organizzare i contadini e difendere i diritti delle donne e dei giovani, con l’accento sulla lotta da intraprendere contro il crescente impiego di bambini nei posti di lavoro nel paese.

Rapidamente sul Partito di recente fondazione si scatenò la repressione più crudele. Il suo primo segretario generale eletto, José Miguel Perez fu espulso dal paese come “straniero indesiderato”. Ad altri militanti, come Mella, furono “fabbricate” cause penali per crimini mai commessi. Tuttavia, sotto la guida di Ruben Martinez Villena, fecero del movimento sindacale una formidabile forza e con due scioperi, del marzo e agosto 1930, riuscirono, rispettivamente, a scuotere e di rovesciare la tirannia di Machado.

Legalizzata la sua esistenza nel 1938, prima sotto il nome di Unione Rivoluzionaria Comunista, dal 1944 con quello di Partito Socialista Popolare, difesero nel parlamento borghese i diritti del popolo e lottarono perché si promulgassero le leggi complementari che permetteranno realizzare le disposizioni progressiste della Costituzione del 1940.

Negli anni della tirannia dovettero ritornare alla clandestinità e nella lotta insurrezionale membri del Partito persero la vita, come José María Pérez e Fulgencio Oroz. Militanti comunisti crearono nel nord de Las Villas un focus guerrigliero che poi si unì alle truppe del Che e Camilo.

Dopo il trionfo della Rivoluzione, il processo di unità guidato da Fidel rese possibile che con altre due organizzazioni politiche che avevano sostenuto il peso della lotta contro la tirannia di Batista (il Movimento 26 Luglio e il Direttorio Rivoluzionario), si fondessero, nel 1961, nelle Organizzazioni Rivoluzionarie Integrate (ORI), antecedente per costituire il Partito Unito della Rivoluzione Socialista di Cuba (PURSC), che dal 1965 adottò il nome di Partito Comunista di Cuba.

El primer Partido Comunista de Cuba

P. A. Garcia

Eran un puñado de revolucionarios. Reu­nidos el 16 de agosto de 1925 en una vieja casa de la calle Calzada, en el Vedado, demolida tiempo después y donde hoy se erige la sala Hubert de Blanck, tenían como su principal misión la de crear el primer Partido Comunista de Cuba y afiliarlo a la Tercera Internacional, fundada por Lenin en 1919.

Carlos Baliño, uno de los fundadores del Partido Revo­lucionario Cubano, junto a José Martí, y quien durante las primeras décadas de la república neocolonial se había dedicado a difundir las ideas marxistas en la Isla, procedió a recibir las credenciales de los delegados. De la Agrupación Comunista (AC) de La Habana, a la cual también pertenecía, asistían el dirigente estudiantil antimperialista Julio Antonio Mella y el sindicalista de los cigarreros Alejandro Barrei­ro. Por la AC de la Sección Hebrea y su Juventud Comunista, asistían Yoshka Grinberg, Yunger Semiovich (seudónimo de Fabio Grobart) y Félix Gurbich.

Venancio Rodríguez representaba en la reunión a la AC de Guanabacoa; Miguel Val­dés, del Sindicato de Tabaqueros, y Emilio Ro­dríguez, la de San Antonio de los Baños. El Partido Co­munista Mexicano envió como una muestra de solidaridad a Enrique Flores Ma­gón para que ayudara en la organización de la magna cita. Baliño leyó un cable de la AC de Manzanillo en el cual delegaba su representación en Mella y Barreiro al no poder enviar a La Habana a alguno de sus miembros por falta de fondos.

Entre los invitados se hallaba, además, el profesor canario José Miguel Pérez, quien des­de hacía años residía en Cuba, y el dirigente sin­dical José Peña Vilaboa, cuyo delicado estado de salud le impedía asistir a la sesión inaugural. Los participantes eligieron para presidir la primera sesión a Barreiro, mientras eran de­signados de forma permanente como secretario de Actas, Flores Magón, y para la Prensa y la Pu­bli­cidad, Mella.

La mayoría de los miembros de las AC eran comunistas de corazón que anhelaban la redención de la clase obrera y el pueblo cu­banos, pero carecían de una formación marxista profunda. De ahí que en los debates de este congreso constitutivo uno de sus puntos centrales fuera la educación de los futuros militantes del Partido, y que entre los acuerdos adoptados estuviera la creación de una comisión integrada por José Miguel Pérez, Mella y Alfonso Bernal del Riesgo para que redactara dicho programa educacional y se encargara de las clases y conferencias a impartir, de obligatoria asistencia para los militantes.

Entre otros acuerdos adoptados incluye­ron un programa de reivindicaciones para los obreros y campesinos, se propusieron trabajar activamente en los sindicatos, organizar a los campesinos y defender los derechos de la mujer y la juventud, haciendo hincapié en la lucha a emprender contra el creciente empleo de niños en los centros laborales del país.

Rápidamente sobre el recién fundado Partido se desató la más cruel represión. Su primer secretario general electo, José Miguel Pérez, fue expulsado del país por “extranjero indeseable”. A otros militantes, como a Mella, se les “fabricaron” causas judiciales por delitos que nunca cometieron. No obstante, bajo el liderato de Rubén Martínez Villena, hicieron del movimiento sindical una fuerza formidable y con dos huelgas, la de marzo de1930 y la de agosto, lograron respectivamente estremecer y derrocar a la tiranía machadista.

Legalizada su existencia en 1938, primero bajo el nombre de Unión Revolucionaria Co­munista, a partir de 1944 con el de Partido Socialista Popular, defendieron en el parlamento burgués los derechos del pueblo y batallaron porque se promulgaran las leyes complementarias que permitieran hacer realidad las disposiciones progresistas de la Constitu­ción de 1940.

En los años de la tiranía tuvieron que retornar a la clandestinidad y en la lucha insurreccional integrantes del Partido perdieron la vi­da, como José María Pérez y Fulgencio Oroz. Militantes comunistas crearon en el nor­te de Las Villas un foco guerrillero que luego se in­corporó a las tropas de Che y Camilo.

Tras el triunfo de la Revolución, el proceso de unidad liderado por Fidel hizo posible que junto con las otras dos organizaciones políticas que llevaron el peso de la lucha contra la tiranía batistiana (el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Re­volucionario), se fusionara en 1961 en las Organizaciones Re­vo­lu­cio­na­rias Integradas (ORI), antecedente para constituir el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), que a partir de 1965 adoptó el nombre de Partido Comunista de Cuba.

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